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Columnista - 10 enero, 2024

El Cesar y Valledupar, parias en desempeño

El Departamento de Planeación Nacional, DPN, acaba de publicar los resultados de la Medición del Desempeño Municipal, MDM, de todos los municipios del departamento, año 2022.

Por: Luis Napoleón de Armas P.

El Departamento de Planeación Nacional, DPN, acaba de publicar los resultados de la Medición del Desempeño Municipal, MDM, de todos los municipios del departamento, año 2022. Con este indicador se miden gestión y resultados. En la parte de gestión se destacan el manejo tributario, su recaudo general y per cápita, el volumen de los recursos propios y de transferencias, la rendición de cuentas, el ordenamiento territorial y la atención al ciudadano. Los resultados se miden por la cobertura en educación media, las pruebas SABER, cobertura en salud y mortalidad infantil; internet, acueducto y alcantarillado; electrificación rural, seguridad y convivencia. Se ha establecido que el crecimiento económico está en función de las capacidades institucionales y por eso aquí tenemos las más altas tasas de desempleo. El MDM promedio de todos los municipios es de 45.13 % con una gestión media de 45.08 % y unos resultados medios de 68.06 % que no alcanzan para enorgullecerse. El MDM promedio es vergonzoso y manda a una habilitación de la materia. 

Solo San Martín, La Gloria y Becerril superaron la prueba, incluso Valledupar se rajó, nota que siempre ha obtenido. Valledupar es un sepulcro blanqueado administrado por incompetentes, depende en 75 % de las transferencias de la nación y sus recursos propios tributarios y no tributarios solo suman 3.9 % del presupuesto de ingresos.  

Los casos aberrantes son Codazzi, Río de Oro, Astrea, Bosconia, El Copey, González, La Paz, Tamalameque, San Diego, Gamarra, El Copey y Chimichagua que quedaron PFU. El peor resultado lo obtuvo Pueblo Bello (60.48 %) que, además, tiene los peores indicadores sociales. Relativamente, el peor es la Jagua de Ibirico que nada en regalías, con 65.86 %. 

Por su lado, el departamento del Cesar como ente territorial tampoco da la talla. Aunque entre 2020 y 2021 mejoró ligeramente, este año se rajó con un MDM de 45.5 % por debajo de la media nacional que fue 51.4 %. Teniendo en cuenta estas mediciones, el Cesar casi comparte ranquin con Putumayo, Vichada y Arauca. 

Nos falta mucho para igualarnos con el Quindío que obtuvo un MDM de 66.6 %. ¿Por qué allá pueden y aquí no? Estos guarismos desastrosos ocurren en el segundo departamento más receptor de regalías, algo mal está pasando. El Cesar es un feudo donde existen unas maquinarias político-electorales expertas en ganar elecciones, pero incapaces de gobernar con eficacia y eficiencia; sin embargo, gastan gruesas sumas de dinero en publicidad para decirle a la gente que todo lo hacen bien. ¡Qué falacia! Creo que la elección popular de gobernadores y alcaldes requiere una reglamentación seria; estos territorios se han convertido cuevas de Rolando. Estos funcionarios se concentran en invertir en algunas obras de infraestructura física, muchas innecesarias, porque esta es la mejor y más fácil manera de recuperar los astronómicos gastos en las campañas electorales. El centro de la inversión debe estar en el sector social, pero a este nadie le pone atención. Para mirar la calidad de vida de un país, los organismos internacionales lo primero que ven son las tasas de mortalidad materna e infantil y la de desnutrición de la niñez. Aquí lo he dicho muchas veces, seguiré haciéndolo: el Cesar y Valledupar tienen las más altas tasas de mortalidad materna y son crecientes, únicas con esta tendencia en el país. En 2005, el Cesar y Valledupar registraron tasas de 55.3 y 22.4/100.000 en forma respectiva y en 2018 estos indicadores subieron a 66.14 y 71.31/100.000. 

No sabemos hasta donde llegarían estas cifras si los mandatarios respectivos no toman los correctivos; estas son unas tendencias huérfanas porque nadie las vigila, los presupuestos en salud se elaboran y se ejecutan mecánicamente no con objetivos sanitarios determinados. Ignoro si ambos funcionarios o su equipo saben cuánto cuesta bajar un punto porcentual en estos indicadores, pero pueden asesorase con el DNP. Al alcalde Ernesto Orozco, quien fue mi alumno en la UPC, me atrevo a sugerirle que algo puedo aportarle desinteresadamente y le deseo muchos éxitos en su nuevo reto. Con Elvia no tengo estos antecedentes, pero aplica.

Columnista
10 enero, 2024

El Cesar y Valledupar, parias en desempeño

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

El Departamento de Planeación Nacional, DPN, acaba de publicar los resultados de la Medición del Desempeño Municipal, MDM, de todos los municipios del departamento, año 2022.


Por: Luis Napoleón de Armas P.

El Departamento de Planeación Nacional, DPN, acaba de publicar los resultados de la Medición del Desempeño Municipal, MDM, de todos los municipios del departamento, año 2022. Con este indicador se miden gestión y resultados. En la parte de gestión se destacan el manejo tributario, su recaudo general y per cápita, el volumen de los recursos propios y de transferencias, la rendición de cuentas, el ordenamiento territorial y la atención al ciudadano. Los resultados se miden por la cobertura en educación media, las pruebas SABER, cobertura en salud y mortalidad infantil; internet, acueducto y alcantarillado; electrificación rural, seguridad y convivencia. Se ha establecido que el crecimiento económico está en función de las capacidades institucionales y por eso aquí tenemos las más altas tasas de desempleo. El MDM promedio de todos los municipios es de 45.13 % con una gestión media de 45.08 % y unos resultados medios de 68.06 % que no alcanzan para enorgullecerse. El MDM promedio es vergonzoso y manda a una habilitación de la materia. 

Solo San Martín, La Gloria y Becerril superaron la prueba, incluso Valledupar se rajó, nota que siempre ha obtenido. Valledupar es un sepulcro blanqueado administrado por incompetentes, depende en 75 % de las transferencias de la nación y sus recursos propios tributarios y no tributarios solo suman 3.9 % del presupuesto de ingresos.  

Los casos aberrantes son Codazzi, Río de Oro, Astrea, Bosconia, El Copey, González, La Paz, Tamalameque, San Diego, Gamarra, El Copey y Chimichagua que quedaron PFU. El peor resultado lo obtuvo Pueblo Bello (60.48 %) que, además, tiene los peores indicadores sociales. Relativamente, el peor es la Jagua de Ibirico que nada en regalías, con 65.86 %. 

Por su lado, el departamento del Cesar como ente territorial tampoco da la talla. Aunque entre 2020 y 2021 mejoró ligeramente, este año se rajó con un MDM de 45.5 % por debajo de la media nacional que fue 51.4 %. Teniendo en cuenta estas mediciones, el Cesar casi comparte ranquin con Putumayo, Vichada y Arauca. 

Nos falta mucho para igualarnos con el Quindío que obtuvo un MDM de 66.6 %. ¿Por qué allá pueden y aquí no? Estos guarismos desastrosos ocurren en el segundo departamento más receptor de regalías, algo mal está pasando. El Cesar es un feudo donde existen unas maquinarias político-electorales expertas en ganar elecciones, pero incapaces de gobernar con eficacia y eficiencia; sin embargo, gastan gruesas sumas de dinero en publicidad para decirle a la gente que todo lo hacen bien. ¡Qué falacia! Creo que la elección popular de gobernadores y alcaldes requiere una reglamentación seria; estos territorios se han convertido cuevas de Rolando. Estos funcionarios se concentran en invertir en algunas obras de infraestructura física, muchas innecesarias, porque esta es la mejor y más fácil manera de recuperar los astronómicos gastos en las campañas electorales. El centro de la inversión debe estar en el sector social, pero a este nadie le pone atención. Para mirar la calidad de vida de un país, los organismos internacionales lo primero que ven son las tasas de mortalidad materna e infantil y la de desnutrición de la niñez. Aquí lo he dicho muchas veces, seguiré haciéndolo: el Cesar y Valledupar tienen las más altas tasas de mortalidad materna y son crecientes, únicas con esta tendencia en el país. En 2005, el Cesar y Valledupar registraron tasas de 55.3 y 22.4/100.000 en forma respectiva y en 2018 estos indicadores subieron a 66.14 y 71.31/100.000. 

No sabemos hasta donde llegarían estas cifras si los mandatarios respectivos no toman los correctivos; estas son unas tendencias huérfanas porque nadie las vigila, los presupuestos en salud se elaboran y se ejecutan mecánicamente no con objetivos sanitarios determinados. Ignoro si ambos funcionarios o su equipo saben cuánto cuesta bajar un punto porcentual en estos indicadores, pero pueden asesorase con el DNP. Al alcalde Ernesto Orozco, quien fue mi alumno en la UPC, me atrevo a sugerirle que algo puedo aportarle desinteresadamente y le deseo muchos éxitos en su nuevo reto. Con Elvia no tengo estos antecedentes, pero aplica.