La discusión del Plan Nacional de Desarrollo, “Prosperidad para todos”, en el Congreso de la República, iniciativa que fue presentada recientemente en Valledupar, ha generado renovadas esperanzas para el sector agropecuario, en todo el país y también en nuestra región. Señalábamos, en nuestro anterior comentario editorial, que son varias las señales dadas por el gobierno […]
La discusión del Plan Nacional de Desarrollo, “Prosperidad para todos”, en el Congreso de la República, iniciativa que fue presentada recientemente en Valledupar, ha generado renovadas esperanzas para el sector agropecuario, en todo el país y también en nuestra región.
Señalábamos, en nuestro anterior comentario editorial, que son varias las señales dadas por el gobierno que motivan esas esperanzas: la designación de Juan Camilo Restrepo, la elección del sector como uno de los líderes del Plan de Desarrollo, y la garantía de Restrepo Salazar y del Ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, en el sentido de garantizar por lo menos el sostenimiento del gasto fiscal del sector.
Además, está la ambiciosa Ley de Tierras, por medio de la cual se quiere resarcir a las víctimas de grupos armados y también volver a ordenar el mercado agrario, con el fin de hacerlo más productivo y competitivo, con miras al proceso de globalización en el cual está inmerso la economía colombiana.
El gobierno colombiano, por instancia de la Sociedad de Agricultores de Colombia, gremio cúpula del sector, ha hecho bien en mirar los novedosos, interesantes y comprobados modelos de desarrollo para el sector, aplicados en países como Brasil, Chile y Perú, que implican alianzas de los sectores público y privado, altas inversiones de capital, y mercados asegurados para la producción, con miras a países como la China, India, y otros del Asia, cada día más consumidores de los productos de América Latina.
Colombia también tiene muchas opciones en estos mercados, si sabe manejar bien los instrumentos de política y el sector privado se anima y compromete, ante lo propuesto por el gobierno del Presidente Santos y su Ministro Restrepo Salazar.
Y así como para el país la coyuntura internacional es favorable, en momentos en los cuales hay expectativa por una reducción de la oferta mundial de alimentos y esto representa una oportunidad para países como Colombia; también para el Cesar, esta es una coyuntura favorable si logramos el apoyo y el concurso del gobierno nacional para nuestro sector agropecuario y ganadero.
Más allá del censo por los daños de la ola invernal, la dirigencia agropecuaria del Cesar debería aprovechar el lanzamiento del proyecto “Ganadería Colombiana Sostenible”, convocado por Fedegán, a realizarse en nuestra región a finales del presente mes, para presentarle al gobierno nacional un proyecto regional de desarrollo para el sector, que priorice una inversión clave y focalizada, de mediano y largo plazo en distrito de riego, además del renombrado proyecto de “Los Besotes”, en vías secundarias y terciarías y la recuperación de centros de investigación como Motilonia, cerca de Codazzi, y del Centro de Desarrollo de la Ganadería (CDT), con el fin de volver a recuperar la producción agrícola y ganadera del Cesar, llevarla a las cifras de áreas sembradas y producción de hace unos veinte años, generar empleo masivo y mucha y diversa producción, en cultivos de ciclos largos y cortos, como la Palma, y el Algodón, entre otros, para incursionar en esos mercados internacionales que con tanto optimismo se le están abriendo al país.
El inicio relativo de un gobierno, como el de Santos Calderón, la cercanía limítrofe con Venezuela, un país gran importador de alimentos, y la disponibilidad de recursos como los provenientes de las regalías del carbón, son factores que se conjugan para que el Cesar pueda recuperar el título de “departamento” piloto de Colombia.
La discusión del Plan Nacional de Desarrollo, “Prosperidad para todos”, en el Congreso de la República, iniciativa que fue presentada recientemente en Valledupar, ha generado renovadas esperanzas para el sector agropecuario, en todo el país y también en nuestra región. Señalábamos, en nuestro anterior comentario editorial, que son varias las señales dadas por el gobierno […]
La discusión del Plan Nacional de Desarrollo, “Prosperidad para todos”, en el Congreso de la República, iniciativa que fue presentada recientemente en Valledupar, ha generado renovadas esperanzas para el sector agropecuario, en todo el país y también en nuestra región.
Señalábamos, en nuestro anterior comentario editorial, que son varias las señales dadas por el gobierno que motivan esas esperanzas: la designación de Juan Camilo Restrepo, la elección del sector como uno de los líderes del Plan de Desarrollo, y la garantía de Restrepo Salazar y del Ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, en el sentido de garantizar por lo menos el sostenimiento del gasto fiscal del sector.
Además, está la ambiciosa Ley de Tierras, por medio de la cual se quiere resarcir a las víctimas de grupos armados y también volver a ordenar el mercado agrario, con el fin de hacerlo más productivo y competitivo, con miras al proceso de globalización en el cual está inmerso la economía colombiana.
El gobierno colombiano, por instancia de la Sociedad de Agricultores de Colombia, gremio cúpula del sector, ha hecho bien en mirar los novedosos, interesantes y comprobados modelos de desarrollo para el sector, aplicados en países como Brasil, Chile y Perú, que implican alianzas de los sectores público y privado, altas inversiones de capital, y mercados asegurados para la producción, con miras a países como la China, India, y otros del Asia, cada día más consumidores de los productos de América Latina.
Colombia también tiene muchas opciones en estos mercados, si sabe manejar bien los instrumentos de política y el sector privado se anima y compromete, ante lo propuesto por el gobierno del Presidente Santos y su Ministro Restrepo Salazar.
Y así como para el país la coyuntura internacional es favorable, en momentos en los cuales hay expectativa por una reducción de la oferta mundial de alimentos y esto representa una oportunidad para países como Colombia; también para el Cesar, esta es una coyuntura favorable si logramos el apoyo y el concurso del gobierno nacional para nuestro sector agropecuario y ganadero.
Más allá del censo por los daños de la ola invernal, la dirigencia agropecuaria del Cesar debería aprovechar el lanzamiento del proyecto “Ganadería Colombiana Sostenible”, convocado por Fedegán, a realizarse en nuestra región a finales del presente mes, para presentarle al gobierno nacional un proyecto regional de desarrollo para el sector, que priorice una inversión clave y focalizada, de mediano y largo plazo en distrito de riego, además del renombrado proyecto de “Los Besotes”, en vías secundarias y terciarías y la recuperación de centros de investigación como Motilonia, cerca de Codazzi, y del Centro de Desarrollo de la Ganadería (CDT), con el fin de volver a recuperar la producción agrícola y ganadera del Cesar, llevarla a las cifras de áreas sembradas y producción de hace unos veinte años, generar empleo masivo y mucha y diversa producción, en cultivos de ciclos largos y cortos, como la Palma, y el Algodón, entre otros, para incursionar en esos mercados internacionales que con tanto optimismo se le están abriendo al país.
El inicio relativo de un gobierno, como el de Santos Calderón, la cercanía limítrofe con Venezuela, un país gran importador de alimentos, y la disponibilidad de recursos como los provenientes de las regalías del carbón, son factores que se conjugan para que el Cesar pueda recuperar el título de “departamento” piloto de Colombia.