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Editorial - 13 julio, 2021

El Catatumbo ilegal, una espada cruza el corazón del Cesar

Un  tema que debería liderar el gobernador del Cesar, Luis Alberto Monsalvo, es el de la seguridad regional. Lo vemos más preocupado en el norte y en sus proyectadas inversiones. Esta vez queremos llamar su atención,  pues es el primer responsable institucional del territorio, de un asunto que también es de interés de otras  entidades  […]

Un  tema que debería liderar el gobernador del Cesar, Luis Alberto Monsalvo, es el de la seguridad regional. Lo vemos más preocupado en el norte y en sus proyectadas inversiones. Esta vez queremos llamar su atención,  pues es el primer responsable institucional del territorio, de un asunto que también es de interés de otras  entidades  públicas, las alcaldías, la fuerza pública, el gobierno y la sociedad.

El pasado 7 de julio, Edward Álvarez escribió en nuestro diario, llamando a una mayor coordinación institucional frente a un grave problema, un análisis de la situación de Norte de Santander y en particular de nuestra vecina región, el Catatumbo.

“Lo sorprendente es que el Gobierno nacional no se ha dado cuenta de que los más de 3.500 millones de dólares que generan las ganancias a los narcotraficantes del Catatumbo, solo en el año 2020, superan el cúmulo de la fortuna de Pablo Escobar Gaviria en su época de gloria, esto les ha permitido expandir la guerra del Catatumbo a todo el departamento de Norte de Santander y en especial al área metropolitana de Cúcuta, así como también a la serranía del Perijá y el Magdalena Medio santandereano (…) La guerra y la estrategia del control territorial de los grupos de narcotraficantes dejó de ser focalizada en los nueve municipios que comprenden el Catatumbo a expansiva; es decir, se trasladó y enquistó a todo el departamento de Norte de Santander y en especial en el área metropolitana de Cúcuta, a la serranía del Perijá del departamento del Cesar y en las goteras de Bucaramanga.

Mientras todo esto ocurre, el ejecutivo y las agencias de seguridad del Estado no son capaces de leer que la gran Serranía de los Motilones o serranía del Perijá nace en el páramo de jurisdicciones de Abrego, cabeza del Catatumbo; transitan por Ocaña, corazón del Catatumbo; tienen la mano amiga de Aguachica, se albergan en el hígado o Altos Bobalí, que limitan entre El Carmen y Curumaní; tienen sus pulmones en Filo Gringo y La Gabarra, y sus tobillos son Manaure y La Paz en el  Cesar.

No en vano en el año de 2004, la fiebre amarilla entró por Venezuela al Catatumbo, pasó por el Perijá del Cesar y culminó en la Sierra Nevada de Santa Marta (…) durante décadas han transitado los más peligrosos comandantes y el único resultado de alto valor fue la muerte de Megateo. Es una equivocación pensar que con eliminar a un comandante delincuencial se acaba el narcotráfico; surgen nuevos actores en el negocio, puesto que las condiciones territoriales no cambian”, escribe Alvarez.  

El  experto Daniel Rico, al preguntársele por María Isabel Rueda qué sorpresa nos trae la coca, nos abre los ojos: “Estamos viendo que el núcleo de producción cocalera del Catatumbo se va a expandir hacia la frontera de Venezuela, porque los narcos migraron del Pacífico, ya la cocaína no sale tanto en lanchas rápidas y por mar, sino en avión desde las pistas desde Venezuela. Hay que recuperar el Catatumbo. Ya vemos los primeros síntomas de metástasis cocalero en el Cesar y en Arauca”. Sí. Los yukpas acaban de denunciar con pruebas los primeros cultivos de amapola en Perijá, que se creían desaparecidos hace 15 años.

Editorial
13 julio, 2021

El Catatumbo ilegal, una espada cruza el corazón del Cesar

Un  tema que debería liderar el gobernador del Cesar, Luis Alberto Monsalvo, es el de la seguridad regional. Lo vemos más preocupado en el norte y en sus proyectadas inversiones. Esta vez queremos llamar su atención,  pues es el primer responsable institucional del territorio, de un asunto que también es de interés de otras  entidades  […]


Un  tema que debería liderar el gobernador del Cesar, Luis Alberto Monsalvo, es el de la seguridad regional. Lo vemos más preocupado en el norte y en sus proyectadas inversiones. Esta vez queremos llamar su atención,  pues es el primer responsable institucional del territorio, de un asunto que también es de interés de otras  entidades  públicas, las alcaldías, la fuerza pública, el gobierno y la sociedad.

El pasado 7 de julio, Edward Álvarez escribió en nuestro diario, llamando a una mayor coordinación institucional frente a un grave problema, un análisis de la situación de Norte de Santander y en particular de nuestra vecina región, el Catatumbo.

“Lo sorprendente es que el Gobierno nacional no se ha dado cuenta de que los más de 3.500 millones de dólares que generan las ganancias a los narcotraficantes del Catatumbo, solo en el año 2020, superan el cúmulo de la fortuna de Pablo Escobar Gaviria en su época de gloria, esto les ha permitido expandir la guerra del Catatumbo a todo el departamento de Norte de Santander y en especial al área metropolitana de Cúcuta, así como también a la serranía del Perijá y el Magdalena Medio santandereano (…) La guerra y la estrategia del control territorial de los grupos de narcotraficantes dejó de ser focalizada en los nueve municipios que comprenden el Catatumbo a expansiva; es decir, se trasladó y enquistó a todo el departamento de Norte de Santander y en especial en el área metropolitana de Cúcuta, a la serranía del Perijá del departamento del Cesar y en las goteras de Bucaramanga.

Mientras todo esto ocurre, el ejecutivo y las agencias de seguridad del Estado no son capaces de leer que la gran Serranía de los Motilones o serranía del Perijá nace en el páramo de jurisdicciones de Abrego, cabeza del Catatumbo; transitan por Ocaña, corazón del Catatumbo; tienen la mano amiga de Aguachica, se albergan en el hígado o Altos Bobalí, que limitan entre El Carmen y Curumaní; tienen sus pulmones en Filo Gringo y La Gabarra, y sus tobillos son Manaure y La Paz en el  Cesar.

No en vano en el año de 2004, la fiebre amarilla entró por Venezuela al Catatumbo, pasó por el Perijá del Cesar y culminó en la Sierra Nevada de Santa Marta (…) durante décadas han transitado los más peligrosos comandantes y el único resultado de alto valor fue la muerte de Megateo. Es una equivocación pensar que con eliminar a un comandante delincuencial se acaba el narcotráfico; surgen nuevos actores en el negocio, puesto que las condiciones territoriales no cambian”, escribe Alvarez.  

El  experto Daniel Rico, al preguntársele por María Isabel Rueda qué sorpresa nos trae la coca, nos abre los ojos: “Estamos viendo que el núcleo de producción cocalera del Catatumbo se va a expandir hacia la frontera de Venezuela, porque los narcos migraron del Pacífico, ya la cocaína no sale tanto en lanchas rápidas y por mar, sino en avión desde las pistas desde Venezuela. Hay que recuperar el Catatumbo. Ya vemos los primeros síntomas de metástasis cocalero en el Cesar y en Arauca”. Sí. Los yukpas acaban de denunciar con pruebas los primeros cultivos de amapola en Perijá, que se creían desaparecidos hace 15 años.