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Columnista - 18 abril, 2018

El cartel de los locos

Lo que faltaba. Ante tanta locura que se presenta en este mundo, no es raro que surja otra más. Médicos, abogados y psicólogos, asociándose se dedicaban a establecer y otorgar pensiones de invalidez ficticias. Este equipo delictivo, maquinó para sus propósitos una Junta Médica Calificadora, como lo establece el ámbito laboral y a trabajadores completamente […]

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Lo que faltaba. Ante tanta locura que se presenta en este mundo, no es raro que surja otra más. Médicos, abogados y psicólogos, asociándose se dedicaban a establecer y otorgar pensiones de invalidez ficticias. Este equipo delictivo, maquinó para sus propósitos una Junta Médica Calificadora, como lo establece el ámbito laboral y a trabajadores completamente sanos, los declaraban dementes, obteniendo éstos pensión de invalidez, la cual está consagrada legalmente.

Quienes se idearon este cartel oratesco, son unos verdaderos artistas; cranearon y estructuraron un iter criminis – camino del delito – jamás imaginado; mientras tanto otros que verdaderamente tienen derecho a esta pensión de invalidez no les progresa y/o son calificados por Juntas Médicas de una manera que causa risa. La referida Junta Médica, además de certificar demencias espurias, otorgaba algo adicional, bastante curioso, novedoso, un diploma de loco ¿Qué es esto? Locombia, perdón Colombia ¿A quién le interesa tener un diploma de loco sin serlo? ¿A usted? Creo que ni a un orate de verdad; tampoco a un médico amigo, director de un hospital psiquiátrico de una ciudad importante del país le interesaría entregar tal distinción; respondiéndome, Jairo cómo se te ocurre que entregaría diplomas, así los haya certificado dementes. ¿Qué, para que me tilden de psiquiatra chiflado?

Esta maniobra delictiva, que incrementa la cultura de la ilegalidad, deja como desfalco acumulado, 90 mil millones de pesos, y 400 trabajadores certificados como dementes sin serlo, desde 2011.

Bajo cualquier análisis, lo que debemos entender aquí es la defraudación que se estaba haciendo al Estado colombiano, causándole un gran perjuicio patrimonial, mediante esta artimaña. Esta defraudación al fisco nacional consistía en el propósito logrado, los supuestos locos y el cartel, organización criminal, se dispusiera como actor intelectual al hacer caer con ardid o engaño al Estado y fondos privados a pagar millonarias sumas de dinero. Preguntamos ¿Cuántas defraudaciones se estarán fraguando por ahí?

Falta de control; un verdadero control que en Colombia no se hace, son las causas básicas inmediatas. Infortunadamente, los interesados que existan más caos, desorden y corrupción en el país desaparecieron, la figura del Control Coincidente, para que solo quedara el control posterior. En la actualidad cuando los Órganos de Control Institucional, llegan a ejercer sus funciones, ni obra contratada, ni ejecutor o contratista encuentran. Desapareció del escenario, sobreviviendo atraso y descontento en la comunidad, quienes se privan del beneficio de esas obras. El control coincidente a toda contratación pública debe regresar al panorama jurídico. El control posterior en nuestro medio, no sirve, está mandado a recoger.

Estas descomunales ideas malignas, que afectan y de qué manera, creadas por algunos con mentalidad débil, que su deseo inicial era progresar, tiran por la borda un futuro más halagador como prestantes médicos, abogados y psicólogos que pudieron transformar marchando al compás del verdadero desarrollo, han ingresado al camino delictivo y ya en éste escenario tendrán que afrontar las consecuencias penales.

¿Será que ante tanto cartel sofisticado que aparece sin control y que pueden resultar más, las autoridades colombianas también se harán las locas y no actuaran? Para contrarrestar tanta corrupción se requiere en el momento que surja el cartel de la justicia, digo yo. ¿Qué opinan ustedes?

[email protected]

Columnista
18 abril, 2018

El cartel de los locos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jairo Franco Salas

Lo que faltaba. Ante tanta locura que se presenta en este mundo, no es raro que surja otra más. Médicos, abogados y psicólogos, asociándose se dedicaban a establecer y otorgar pensiones de invalidez ficticias. Este equipo delictivo, maquinó para sus propósitos una Junta Médica Calificadora, como lo establece el ámbito laboral y a trabajadores completamente […]


Lo que faltaba. Ante tanta locura que se presenta en este mundo, no es raro que surja otra más. Médicos, abogados y psicólogos, asociándose se dedicaban a establecer y otorgar pensiones de invalidez ficticias. Este equipo delictivo, maquinó para sus propósitos una Junta Médica Calificadora, como lo establece el ámbito laboral y a trabajadores completamente sanos, los declaraban dementes, obteniendo éstos pensión de invalidez, la cual está consagrada legalmente.

Quienes se idearon este cartel oratesco, son unos verdaderos artistas; cranearon y estructuraron un iter criminis – camino del delito – jamás imaginado; mientras tanto otros que verdaderamente tienen derecho a esta pensión de invalidez no les progresa y/o son calificados por Juntas Médicas de una manera que causa risa. La referida Junta Médica, además de certificar demencias espurias, otorgaba algo adicional, bastante curioso, novedoso, un diploma de loco ¿Qué es esto? Locombia, perdón Colombia ¿A quién le interesa tener un diploma de loco sin serlo? ¿A usted? Creo que ni a un orate de verdad; tampoco a un médico amigo, director de un hospital psiquiátrico de una ciudad importante del país le interesaría entregar tal distinción; respondiéndome, Jairo cómo se te ocurre que entregaría diplomas, así los haya certificado dementes. ¿Qué, para que me tilden de psiquiatra chiflado?

Esta maniobra delictiva, que incrementa la cultura de la ilegalidad, deja como desfalco acumulado, 90 mil millones de pesos, y 400 trabajadores certificados como dementes sin serlo, desde 2011.

Bajo cualquier análisis, lo que debemos entender aquí es la defraudación que se estaba haciendo al Estado colombiano, causándole un gran perjuicio patrimonial, mediante esta artimaña. Esta defraudación al fisco nacional consistía en el propósito logrado, los supuestos locos y el cartel, organización criminal, se dispusiera como actor intelectual al hacer caer con ardid o engaño al Estado y fondos privados a pagar millonarias sumas de dinero. Preguntamos ¿Cuántas defraudaciones se estarán fraguando por ahí?

Falta de control; un verdadero control que en Colombia no se hace, son las causas básicas inmediatas. Infortunadamente, los interesados que existan más caos, desorden y corrupción en el país desaparecieron, la figura del Control Coincidente, para que solo quedara el control posterior. En la actualidad cuando los Órganos de Control Institucional, llegan a ejercer sus funciones, ni obra contratada, ni ejecutor o contratista encuentran. Desapareció del escenario, sobreviviendo atraso y descontento en la comunidad, quienes se privan del beneficio de esas obras. El control coincidente a toda contratación pública debe regresar al panorama jurídico. El control posterior en nuestro medio, no sirve, está mandado a recoger.

Estas descomunales ideas malignas, que afectan y de qué manera, creadas por algunos con mentalidad débil, que su deseo inicial era progresar, tiran por la borda un futuro más halagador como prestantes médicos, abogados y psicólogos que pudieron transformar marchando al compás del verdadero desarrollo, han ingresado al camino delictivo y ya en éste escenario tendrán que afrontar las consecuencias penales.

¿Será que ante tanto cartel sofisticado que aparece sin control y que pueden resultar más, las autoridades colombianas también se harán las locas y no actuaran? Para contrarrestar tanta corrupción se requiere en el momento que surja el cartel de la justicia, digo yo. ¿Qué opinan ustedes?

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