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Columnista - 15 junio, 2022

El caballo de Troya y la guerra de la desinformación

Eran debates edificantes y no las diatribas grotescas esbozadas en el discurso fácil del incapaz.

El caballo de Troya es la metáfora perfecta empleada por los griegos para engañar a los troyanos, una estrategia marcada hoy por la desinformación o guerra sucia, al que le hacen el juego sin inmutarse grandes medios de comunicación, que viralizan una práctica perversa e involucra por igual a las dos campañas presidenciales, que han copiado como modelo el legado del reconocido publicista venezolano, J.J. Rendón, un talento para desdibujar sin ruborizarse la imagen del contrario.

De la desinformación se ocupa Noam Chonsky, profesor emérito del Instituto de Massachusetts, para graduar esta maniobra como detonante de la tercera guerra mundial, junto a la corrupción, el terrorismo y la degradación del ser humano, que obran sin escrúpulos.

En el afán de alcanzar el solio presidencial hace carrera inundar de sarcasmos, calumnias, memes, contenidos, mentiras y fake new (noticias falsas) las redes sociales, adjetivos encaminados a desprestigiar al adversario, y hasta espionaje han estado a la orden del día, aunque desde Jesucristo para acá ha habido chuzadas contraviniendo el libro sagrado en Efesios 5:12: Porque vergonzoso es aún hablar de lo que ellos hacen en secreto, como escandalizar una estrategia de campaña o trivializar una interceptación ilegal cuando ambos comportamientos desdicen de la honra y el buen nombre.

Con todo este diario vivir plagado de antivalores no sorprende escuchar la mal llamada reflexión, es que la política es dinámica o reiterar la vieja sentencia: “Lealtades anunciadas y refrendadas, traiciones a la vuelta de la esquina; alianzas solemnes celebradas y aplaudidas se convierten en peleas”.

Flaco servicio le hace a Colombia una contienda de retórica que incita a la violencia física y verbal y se revuelca en las pasiones vulgares y no en el debate racional, digno de análisis para el bien de la nación, subraya el astrofísico caleño, Pita Con Vaenz, contradictor de Adolfo Hítler, tras la confrontación Nazi vivida por sus padres en 1938, refugiados en Cali, como puerto seguro de salvación, dejando el verdugo una Alemania edificada sobre las cenizas de su odio.

Alguien que admire a Hitler por su hazaña de exterminar a 6 millones de judíos debe revaluar valores morales y revisar la literatura del país germano, que con orgullo y grandeza puede mostrar encumbrados filósofos, músicos y científicos que deben de estar revolcándose en sus tumbas al escuchar semejante despropósito.

El debate de hoy dista de proezas que subyacen en el siglo 19 con la audaz e inteligente propuesta del general Francisco de Paula Santander a través de un decreto de hondo calado social expedido en 1820 para garantizarle por primera vez a los iletrados el derecho al voto y darle apertura a la educación pública, génesis de la Universidad Nacional. 

Eran debates edificantes y no las diatribas grotescas esbozadas en el discurso fácil del incapaz.

Columnista
15 junio, 2022

El caballo de Troya y la guerra de la desinformación

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Miguel Aroca Yepez

Eran debates edificantes y no las diatribas grotescas esbozadas en el discurso fácil del incapaz.


El caballo de Troya es la metáfora perfecta empleada por los griegos para engañar a los troyanos, una estrategia marcada hoy por la desinformación o guerra sucia, al que le hacen el juego sin inmutarse grandes medios de comunicación, que viralizan una práctica perversa e involucra por igual a las dos campañas presidenciales, que han copiado como modelo el legado del reconocido publicista venezolano, J.J. Rendón, un talento para desdibujar sin ruborizarse la imagen del contrario.

De la desinformación se ocupa Noam Chonsky, profesor emérito del Instituto de Massachusetts, para graduar esta maniobra como detonante de la tercera guerra mundial, junto a la corrupción, el terrorismo y la degradación del ser humano, que obran sin escrúpulos.

En el afán de alcanzar el solio presidencial hace carrera inundar de sarcasmos, calumnias, memes, contenidos, mentiras y fake new (noticias falsas) las redes sociales, adjetivos encaminados a desprestigiar al adversario, y hasta espionaje han estado a la orden del día, aunque desde Jesucristo para acá ha habido chuzadas contraviniendo el libro sagrado en Efesios 5:12: Porque vergonzoso es aún hablar de lo que ellos hacen en secreto, como escandalizar una estrategia de campaña o trivializar una interceptación ilegal cuando ambos comportamientos desdicen de la honra y el buen nombre.

Con todo este diario vivir plagado de antivalores no sorprende escuchar la mal llamada reflexión, es que la política es dinámica o reiterar la vieja sentencia: “Lealtades anunciadas y refrendadas, traiciones a la vuelta de la esquina; alianzas solemnes celebradas y aplaudidas se convierten en peleas”.

Flaco servicio le hace a Colombia una contienda de retórica que incita a la violencia física y verbal y se revuelca en las pasiones vulgares y no en el debate racional, digno de análisis para el bien de la nación, subraya el astrofísico caleño, Pita Con Vaenz, contradictor de Adolfo Hítler, tras la confrontación Nazi vivida por sus padres en 1938, refugiados en Cali, como puerto seguro de salvación, dejando el verdugo una Alemania edificada sobre las cenizas de su odio.

Alguien que admire a Hitler por su hazaña de exterminar a 6 millones de judíos debe revaluar valores morales y revisar la literatura del país germano, que con orgullo y grandeza puede mostrar encumbrados filósofos, músicos y científicos que deben de estar revolcándose en sus tumbas al escuchar semejante despropósito.

El debate de hoy dista de proezas que subyacen en el siglo 19 con la audaz e inteligente propuesta del general Francisco de Paula Santander a través de un decreto de hondo calado social expedido en 1820 para garantizarle por primera vez a los iletrados el derecho al voto y darle apertura a la educación pública, génesis de la Universidad Nacional. 

Eran debates edificantes y no las diatribas grotescas esbozadas en el discurso fácil del incapaz.