Por: Imelda Daza Cotes Lo que comenzó como una protesta popular contra un régimen al que acusaban de opresor, injusto y antidemocrático se fue convirtiendo en una guerra civil que ahora, con la intervención de la OTAN, se profundiza, se enreda y puede alargarse fatalmente. Es difícil prever lo que seguirá ocurriendo en Libia Los […]
Por: Imelda Daza Cotes
Lo que comenzó como una protesta popular contra un régimen al que acusaban de opresor, injusto y antidemocrático se fue convirtiendo en una guerra civil que ahora, con la intervención de la OTAN, se profundiza, se enreda y puede alargarse fatalmente. Es difícil prever lo que seguirá ocurriendo en Libia
Los grupos opositores a Gadafi no son homogéneos. Uno es el Consejo Nacional Libio, que está compuesto por excolaboradores de Gadafi; se reunió en Londres y en EEUU para recibir apoyo y financiación de los que ahora han invadido al país; otro grupo es de islamistas radicales que desde siempre han sido enemigos de Gadafi y hay también un grupo minoritario de izquierdistas que reclaman libertad, democracia, elecciones libres, pero se oponen a la intervención extranjera
Gadafi ha sido un líder contradictorio y controversial. Inspirado en su ídolo Nasser y en sus propias ideas hizo, en sus primeros años como gobernante, grandes reformas políticas y económicas que mejoraron sustancialmente las condiciones de vida de Libia y la situación general del país.
Quiso además hacer de Libia un estado islámico, pero se enfrentó a un grupo fundamentalista, enlazado con Al Qaeda, que intentó asesinarlo; esto lo hizo desistir del propósito. Años más tarde, después de los hechos del 11 de septiembre en Nueva York, Gadafi decidió respaldar a Bush en su campaña antiterrorista; muchos líderes europeos empezaron a acercársele y a hacer negocios con Libia. Nadie llamaba a Gadafi dictador y le toleraban sus excentricidades.
A pesar de que los indicadores de la economía de Libia eran positivos, Gadafi decidió hacer una serie de reformas neoliberales bajo la supervisión del FMI. La población afectada con los recortes al gasto público, las privatizaciones y la supresión de subsidios comenzó a expresar descontento. La protesta se sumó a la agitación del mundo árabe. Inicialmente el levantamiento era nacionalista pero occidente lo penetró y a través de Egipto empezó a suministrarles armas a los rebeldes que enfrentaban a Gadafi y se disparó la violencia
Mientras tanto, EEUU y buena parte de la Unión Europea seguían apoyando la nueva Junta Militar en Egipto, al represivo rey en Barhein, al otro absolutista rey en Jordania, a Arabia Saudita que interviene en Barhein, y no dicen nada sobre lo que ocurre en Yemen ni en Túnez ni en Guinea Ecuatorial ni en el Chad ni nada sobre las masacres en Costa de Marfil. Es que algunas de estas áreas no son geoestratégicamente importantes
Entra en escena la ONU y a través de su Consejo de Seguridad aprueba una resolución con el propósito de: “atender las necesidades de ayuda humanitaria, reconstruir el país y definir el futuro político” para lo cual se creará una zona de exclusión aérea. ¿Es posible creer en tan nobles propósitos cuando se sabe que el control de las reservas energéticas significa el control sustancial del mundo?
La resolución de la ONU ordenó también la congelación de los activos financieros, la suspensión de vuelos comerciales y el embargo de armas, pero ante la reticencia de algunos países a la intervención de la OTAN cautelosamente se excluyó “una ocupación extranjera de cualquier forma y en cualquier parte del territorio libio”.
Nadie habla de esto. También se aprobó el envío de un representante de la ONU y un delegado de la Unión Africana para iniciar un diálogo que condujera a una solución negociada. Nada se sabe de los diálogos.
El triunvirato agresor –EEUU, Francia e Inglaterra- interpretó la decisión de la ONU como una autorización para apoyar a los rebeldes, es decir, como una intervención de guerra para destruir. La protección a la población civil se tradujo en bombardeo a objetivos civiles y militares. Se mata en nombre del humanismo y se bombardea a las víctimas para “salvarlas”. De nuevo se aplica la vieja política de guerra y colonialismo provocando éxodo, destrucción y más muertes. Es una catástrofe humanitaria. Los bombardeos aéreos con misiles teledirigidos no son humanitarios, son criminales.
Hoy domingo 3, titula El País de España: “Un ataque aliado mata por error a 13 rebeldes libios”. “Aviones de la coalición destruyen 4 vehículos entre ellos una ambulancia” “Un ataque aéreo de la coalición mata a 7 civiles, tres de ellos niñas”. Y como si fuera poco, el bombardeo matará a futuro por cuanto los misiles están revestidos de uranio empobrecido y contaminan la zona, observó el profesor Massimo Zucchetti experto en el tema
Los viejos colonialistas ensayan fórmulas aplicables a posibles víctimas futuras. La Liga Árabe y la Unión Africana empiezan a desconfiar de las ayudas humanitarias. Estamos lejos de la convivencia pacífica en este planeta que habitamos
Por: Imelda Daza Cotes Lo que comenzó como una protesta popular contra un régimen al que acusaban de opresor, injusto y antidemocrático se fue convirtiendo en una guerra civil que ahora, con la intervención de la OTAN, se profundiza, se enreda y puede alargarse fatalmente. Es difícil prever lo que seguirá ocurriendo en Libia Los […]
Por: Imelda Daza Cotes
Lo que comenzó como una protesta popular contra un régimen al que acusaban de opresor, injusto y antidemocrático se fue convirtiendo en una guerra civil que ahora, con la intervención de la OTAN, se profundiza, se enreda y puede alargarse fatalmente. Es difícil prever lo que seguirá ocurriendo en Libia
Los grupos opositores a Gadafi no son homogéneos. Uno es el Consejo Nacional Libio, que está compuesto por excolaboradores de Gadafi; se reunió en Londres y en EEUU para recibir apoyo y financiación de los que ahora han invadido al país; otro grupo es de islamistas radicales que desde siempre han sido enemigos de Gadafi y hay también un grupo minoritario de izquierdistas que reclaman libertad, democracia, elecciones libres, pero se oponen a la intervención extranjera
Gadafi ha sido un líder contradictorio y controversial. Inspirado en su ídolo Nasser y en sus propias ideas hizo, en sus primeros años como gobernante, grandes reformas políticas y económicas que mejoraron sustancialmente las condiciones de vida de Libia y la situación general del país.
Quiso además hacer de Libia un estado islámico, pero se enfrentó a un grupo fundamentalista, enlazado con Al Qaeda, que intentó asesinarlo; esto lo hizo desistir del propósito. Años más tarde, después de los hechos del 11 de septiembre en Nueva York, Gadafi decidió respaldar a Bush en su campaña antiterrorista; muchos líderes europeos empezaron a acercársele y a hacer negocios con Libia. Nadie llamaba a Gadafi dictador y le toleraban sus excentricidades.
A pesar de que los indicadores de la economía de Libia eran positivos, Gadafi decidió hacer una serie de reformas neoliberales bajo la supervisión del FMI. La población afectada con los recortes al gasto público, las privatizaciones y la supresión de subsidios comenzó a expresar descontento. La protesta se sumó a la agitación del mundo árabe. Inicialmente el levantamiento era nacionalista pero occidente lo penetró y a través de Egipto empezó a suministrarles armas a los rebeldes que enfrentaban a Gadafi y se disparó la violencia
Mientras tanto, EEUU y buena parte de la Unión Europea seguían apoyando la nueva Junta Militar en Egipto, al represivo rey en Barhein, al otro absolutista rey en Jordania, a Arabia Saudita que interviene en Barhein, y no dicen nada sobre lo que ocurre en Yemen ni en Túnez ni en Guinea Ecuatorial ni en el Chad ni nada sobre las masacres en Costa de Marfil. Es que algunas de estas áreas no son geoestratégicamente importantes
Entra en escena la ONU y a través de su Consejo de Seguridad aprueba una resolución con el propósito de: “atender las necesidades de ayuda humanitaria, reconstruir el país y definir el futuro político” para lo cual se creará una zona de exclusión aérea. ¿Es posible creer en tan nobles propósitos cuando se sabe que el control de las reservas energéticas significa el control sustancial del mundo?
La resolución de la ONU ordenó también la congelación de los activos financieros, la suspensión de vuelos comerciales y el embargo de armas, pero ante la reticencia de algunos países a la intervención de la OTAN cautelosamente se excluyó “una ocupación extranjera de cualquier forma y en cualquier parte del territorio libio”.
Nadie habla de esto. También se aprobó el envío de un representante de la ONU y un delegado de la Unión Africana para iniciar un diálogo que condujera a una solución negociada. Nada se sabe de los diálogos.
El triunvirato agresor –EEUU, Francia e Inglaterra- interpretó la decisión de la ONU como una autorización para apoyar a los rebeldes, es decir, como una intervención de guerra para destruir. La protección a la población civil se tradujo en bombardeo a objetivos civiles y militares. Se mata en nombre del humanismo y se bombardea a las víctimas para “salvarlas”. De nuevo se aplica la vieja política de guerra y colonialismo provocando éxodo, destrucción y más muertes. Es una catástrofe humanitaria. Los bombardeos aéreos con misiles teledirigidos no son humanitarios, son criminales.
Hoy domingo 3, titula El País de España: “Un ataque aliado mata por error a 13 rebeldes libios”. “Aviones de la coalición destruyen 4 vehículos entre ellos una ambulancia” “Un ataque aéreo de la coalición mata a 7 civiles, tres de ellos niñas”. Y como si fuera poco, el bombardeo matará a futuro por cuanto los misiles están revestidos de uranio empobrecido y contaminan la zona, observó el profesor Massimo Zucchetti experto en el tema
Los viejos colonialistas ensayan fórmulas aplicables a posibles víctimas futuras. La Liga Árabe y la Unión Africana empiezan a desconfiar de las ayudas humanitarias. Estamos lejos de la convivencia pacífica en este planeta que habitamos