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Columnista - 14 julio, 2011

El baile de los cangrejos

DOS PUNTOS Por: Germán Piedrahíta R Artes, danza, teatro, música, plástica. Folclor. Cultura. Identidad.  Un diputado  acucioso, o loco?, presentó una ponencia sobre la recuperación de la identidad del pueblo del Cesar que terminó en ordenanza. Allí se le ordenaba al gobernador “crear un grupo interdisciplinario con dominio en los saberes de historia regional, de […]

DOS PUNTOS

Por: Germán Piedrahíta R

Artes, danza, teatro, música, plástica. Folclor. Cultura. Identidad.  Un diputado  acucioso, o loco?, presentó una ponencia sobre la recuperación de la identidad del pueblo del Cesar que terminó en ordenanza. Allí se le ordenaba al gobernador “crear un grupo interdisciplinario con dominio en los saberes de historia regional, de literatura y de música vallenata”, lo que se inició con el llamado por parte de la secretaría de educación a aquellas personas que consideraran podrían colaborar en esta empresa.
Y allí fue el “cangrejero” pues ante muchas interpretaciones nacen las dudas y se escuchan voces con el sentido más de hacer daño, que de ayudar en la propuesta.
Para hablar de la guerra, pasada o actual, no se necesita ser general ni saber usar una metralleta, ni siquiera una pistola. Los amantes de la música clásica hablan de los grandes, de su historia, de su valor artístico y cultural, de su trascendencia y ni tocan piano, ni violín y muchos no saben leer una partitura, pero hablan, y muy bien, de Beethoven, Mozart, Chopin. Y qué decir de los de la música folclórica o tropical. ¿Cuántos tocarán un clarinete? ¿Golpearán una conga? ¿Sacan un buen sonido de una guacharaca? ¿Tocan un acordeón? Hablan de la voz del Joe, Diomedes, Oñate, Zuleta, Ivo ¿Cuántos cantan pasablemente?.
Los maestros, docentes, profesores, que transmitirán la llamada cátedra vallenata, no deberán saber tocar ninguno de los instrumentos vallenatos, si lo saben, ¡qué mejor!; no, ellos iniciarán el rescate de una identidad que es reconocida en el mundo entero, respetada y buscada y que reemplazó con creces a la cumbia, que decían siempre nos representaba pero nadie bailaba en fiestas y sólo la veíamos en encuentros folclóricos. El vallenato no. Si antes no se bailaba, hoy se baila en todo el mundo. Se canta en todo el mundo, se investiga en todo el mundo y esto no lo digo sino con orgullo pues en mis tropiezos con visitantes extranjeros, suecos, rusos, daneses, alemanes, finlandeses, sí, sí vienen al Cesar, siempre responden que los hace venir, el vallenato. Sí, el vallenato. Todo lo que ya representa. La cultura desde Río de Oro hasta más allá de Villanueva es un atractivo para el mundo. Y eso es lo que se transmitirá. El orgullo de ser vallenato, no nacido en Valledupar sino habitante del multicultural departamento que reunirá su historia en el caminar musical del más rico folclor del país.
Y vienen los términos, cátedra, asignatura, materia, taller, seminario, clase, todos caben, todos sirven, se escogerá lo más adecuado y se implementará de la mejor manera, será lo que permita el ministerio de educación y claro, partiendo de lo mejor para la formación y el rescate de la identidad, que es lo que hace fuerte a las sociedades.
Lo que viene no es fácil pero tampoco imposible porque es hora de conocer, todos, un elemento que nos fusiona con orgullo, que nos haga sentir como los importantes en el mundo, que no tengamos que hablar del nacionalismo, del patriotismo de otros países o de los paisas sino de lo nuestro, lo propio y qué mejor que la que ha roto todas las barreras, la música, no su interpretación sino su génesis, su valor y la cultura a su alrededor y eso hay que entenderlo, conocerlo, saberlo y  es lo que se propone con la cátedra vallenata, que ningún cesarense se quede mudo cuando le pregunten por los cuatro aires, por los juglares, por la guitarra, la tambora, la caja, guacharaca y claro, el acordeón. Y su cultura, los bailes, las comidas, los vestidos, sus etnias, su gente. Que valoremos la tierra, desde la Sierra hasta la Serranía pasando por el valle, sus ríos y ciénagas, todas ellas reflejadas en su música.
La ordenanza sólo nos brinda el espacio para hacer que los habitantes del departamento se empapen de lo que es único y propio, su música, irrepetible e inmejorable y estando en su mejor momento, sería un delito, un pecado que negáramos la enseñanza de su mayor valor.
Creo y estoy seguro que tanto el diputado como la secretaría de educación y el grupo de apoyo, estaremos muy contentos de recibir aportes, comentarios, propuestas, soluciones y que podamos diseñar un programa que sirva de ejemplo a toda la nación. ¡No seamos cangrejos¡

gepiro1hotmail.com.

Columnista
14 julio, 2011

El baile de los cangrejos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Germán Piedrahíta R.

DOS PUNTOS Por: Germán Piedrahíta R Artes, danza, teatro, música, plástica. Folclor. Cultura. Identidad.  Un diputado  acucioso, o loco?, presentó una ponencia sobre la recuperación de la identidad del pueblo del Cesar que terminó en ordenanza. Allí se le ordenaba al gobernador “crear un grupo interdisciplinario con dominio en los saberes de historia regional, de […]


DOS PUNTOS

Por: Germán Piedrahíta R

Artes, danza, teatro, música, plástica. Folclor. Cultura. Identidad.  Un diputado  acucioso, o loco?, presentó una ponencia sobre la recuperación de la identidad del pueblo del Cesar que terminó en ordenanza. Allí se le ordenaba al gobernador “crear un grupo interdisciplinario con dominio en los saberes de historia regional, de literatura y de música vallenata”, lo que se inició con el llamado por parte de la secretaría de educación a aquellas personas que consideraran podrían colaborar en esta empresa.
Y allí fue el “cangrejero” pues ante muchas interpretaciones nacen las dudas y se escuchan voces con el sentido más de hacer daño, que de ayudar en la propuesta.
Para hablar de la guerra, pasada o actual, no se necesita ser general ni saber usar una metralleta, ni siquiera una pistola. Los amantes de la música clásica hablan de los grandes, de su historia, de su valor artístico y cultural, de su trascendencia y ni tocan piano, ni violín y muchos no saben leer una partitura, pero hablan, y muy bien, de Beethoven, Mozart, Chopin. Y qué decir de los de la música folclórica o tropical. ¿Cuántos tocarán un clarinete? ¿Golpearán una conga? ¿Sacan un buen sonido de una guacharaca? ¿Tocan un acordeón? Hablan de la voz del Joe, Diomedes, Oñate, Zuleta, Ivo ¿Cuántos cantan pasablemente?.
Los maestros, docentes, profesores, que transmitirán la llamada cátedra vallenata, no deberán saber tocar ninguno de los instrumentos vallenatos, si lo saben, ¡qué mejor!; no, ellos iniciarán el rescate de una identidad que es reconocida en el mundo entero, respetada y buscada y que reemplazó con creces a la cumbia, que decían siempre nos representaba pero nadie bailaba en fiestas y sólo la veíamos en encuentros folclóricos. El vallenato no. Si antes no se bailaba, hoy se baila en todo el mundo. Se canta en todo el mundo, se investiga en todo el mundo y esto no lo digo sino con orgullo pues en mis tropiezos con visitantes extranjeros, suecos, rusos, daneses, alemanes, finlandeses, sí, sí vienen al Cesar, siempre responden que los hace venir, el vallenato. Sí, el vallenato. Todo lo que ya representa. La cultura desde Río de Oro hasta más allá de Villanueva es un atractivo para el mundo. Y eso es lo que se transmitirá. El orgullo de ser vallenato, no nacido en Valledupar sino habitante del multicultural departamento que reunirá su historia en el caminar musical del más rico folclor del país.
Y vienen los términos, cátedra, asignatura, materia, taller, seminario, clase, todos caben, todos sirven, se escogerá lo más adecuado y se implementará de la mejor manera, será lo que permita el ministerio de educación y claro, partiendo de lo mejor para la formación y el rescate de la identidad, que es lo que hace fuerte a las sociedades.
Lo que viene no es fácil pero tampoco imposible porque es hora de conocer, todos, un elemento que nos fusiona con orgullo, que nos haga sentir como los importantes en el mundo, que no tengamos que hablar del nacionalismo, del patriotismo de otros países o de los paisas sino de lo nuestro, lo propio y qué mejor que la que ha roto todas las barreras, la música, no su interpretación sino su génesis, su valor y la cultura a su alrededor y eso hay que entenderlo, conocerlo, saberlo y  es lo que se propone con la cátedra vallenata, que ningún cesarense se quede mudo cuando le pregunten por los cuatro aires, por los juglares, por la guitarra, la tambora, la caja, guacharaca y claro, el acordeón. Y su cultura, los bailes, las comidas, los vestidos, sus etnias, su gente. Que valoremos la tierra, desde la Sierra hasta la Serranía pasando por el valle, sus ríos y ciénagas, todas ellas reflejadas en su música.
La ordenanza sólo nos brinda el espacio para hacer que los habitantes del departamento se empapen de lo que es único y propio, su música, irrepetible e inmejorable y estando en su mejor momento, sería un delito, un pecado que negáramos la enseñanza de su mayor valor.
Creo y estoy seguro que tanto el diputado como la secretaría de educación y el grupo de apoyo, estaremos muy contentos de recibir aportes, comentarios, propuestas, soluciones y que podamos diseñar un programa que sirva de ejemplo a toda la nación. ¡No seamos cangrejos¡

gepiro1hotmail.com.