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Columnista - 1 octubre, 2014

El amor como sentido de la vida

Conocí la historia de un padre de familia cuyo hijo padecía una grave depresión y que viajó por varias ciudades del mundo, haciendo los más grandes esfuerzos económicos y de tiempo, a fin de conseguir la salud psíquica de su hijo. Él terminó aceptando que el mayor sentido de la vida es el Amor. Piense […]

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Conocí la historia de un padre de familia cuyo hijo padecía una grave depresión y que viajó por varias ciudades del mundo, haciendo los más grandes esfuerzos económicos y de tiempo, a fin de conseguir la salud psíquica de su hijo. Él terminó aceptando que el mayor sentido de la vida es el Amor.
Piense cada padre o madre de familia qué sería capaz de hacer si se le presentara un caso semejante, o diferente, pero que de todos modos afectara gravemente la salud mental o física de uno de sus hijos. Estoy seguro que, igualmente, el mayor sentido de su vida sería el de interesarse por el restablecimiento de su salud y que todos los demás intereses y preocupaciones los pospondría.
Cuando en un hogar existe un hijo que padece el síndrome de Down, por ejemplo, los mejores cuidados y los más delicados afectos, no solamente de los padres, sino de sus hermanos, familiares en general, amigos del hogar, son deparados preferentemente hacia el hijo diferente. Por eso es tan cruel e inhumano prescindir de la vida en gestación de un feto al que se le detectara dicho síntoma.
El sentido de la vida a que me refiero, es el más preciado de cuantos existen. Inscrito en la mente y en el corazón de toda persona, desde el nacimiento, nos acompaña durante todo el tránsito de la existencia hasta la muerte.
Las personas fallecemos, pero el amor hace que continuemos vivos en el corazón de nuestros deudos y amigos. El hombre es una especie única y admirable, pues por encima de producir ciencias y tecnologías, tiene una emoción que le permite amarse a sí mismo y amar a los demás.
Más aún: Todo mundo está lleno de experiencias mediante las cuales puede comprobar que no pocas veces el sentimiento del amor es ilógico, que por él podemos incluso superar el pensamiento y la pura racionalidad. Ese noble sentimiento muchísimas veces le gana la partida a la razón.
El amor es el patrimonio más grande con que cuenta la humanidad, es el arte principal de la inteligencia, y, sin embargo, el más difícil de aprender. Para conseguirlo es necesario ser reflexivos y tolerantes, y practicarlo constantemente.
Dícese que quien no ama envejece precozmente esa emoción y marchita su vida. Quien ama, así esté en un asilo, es capaz de continuar viviendo felizmente.
El amor que le dediquemos a nuestro trabajo, o a cualquier actividad humana personal, o en el ámbito de la familia, o de la sociedad, se reflejará en el mayor o menor grado de perfección que logremos.
Lo dicho es aplicable al amor en términos generales. Desde el punto de vista cristiano, es más perfecto. De San Pablo a los Romanos, “Hermanos: A nadie le debáis nada, más que amor; porque el que ama a su prójimo tiene cumplido el resto de la ley. De hecho, él “No cometerás adulterio, no mataras, no robaras, no envidiaras” y los demás mandamientos que haya, se resumen en esta frase: “Amaras a tu prójimo como a ti mismo”. Uno que ama a su prójimo no le hace daño; por eso amar es cumplir la ley entera”.
N.B. Precios políticos de los medicamentos. Correspondiendo al anuncio del Presidente de la República durante la campaña electoral de bajar los precios de los fármacos, por ejemplo, el Renitec de 20mg., se adquiría a un costo de $204.000 y hasta menos; logrado el objetivo electoral, hoy día el precio de venta es de $284.000, siendo su incremento del 39.21%.
[email protected]

Columnista
1 octubre, 2014

El amor como sentido de la vida

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Rodrigo López Barros

Conocí la historia de un padre de familia cuyo hijo padecía una grave depresión y que viajó por varias ciudades del mundo, haciendo los más grandes esfuerzos económicos y de tiempo, a fin de conseguir la salud psíquica de su hijo. Él terminó aceptando que el mayor sentido de la vida es el Amor. Piense […]


Conocí la historia de un padre de familia cuyo hijo padecía una grave depresión y que viajó por varias ciudades del mundo, haciendo los más grandes esfuerzos económicos y de tiempo, a fin de conseguir la salud psíquica de su hijo. Él terminó aceptando que el mayor sentido de la vida es el Amor.
Piense cada padre o madre de familia qué sería capaz de hacer si se le presentara un caso semejante, o diferente, pero que de todos modos afectara gravemente la salud mental o física de uno de sus hijos. Estoy seguro que, igualmente, el mayor sentido de su vida sería el de interesarse por el restablecimiento de su salud y que todos los demás intereses y preocupaciones los pospondría.
Cuando en un hogar existe un hijo que padece el síndrome de Down, por ejemplo, los mejores cuidados y los más delicados afectos, no solamente de los padres, sino de sus hermanos, familiares en general, amigos del hogar, son deparados preferentemente hacia el hijo diferente. Por eso es tan cruel e inhumano prescindir de la vida en gestación de un feto al que se le detectara dicho síntoma.
El sentido de la vida a que me refiero, es el más preciado de cuantos existen. Inscrito en la mente y en el corazón de toda persona, desde el nacimiento, nos acompaña durante todo el tránsito de la existencia hasta la muerte.
Las personas fallecemos, pero el amor hace que continuemos vivos en el corazón de nuestros deudos y amigos. El hombre es una especie única y admirable, pues por encima de producir ciencias y tecnologías, tiene una emoción que le permite amarse a sí mismo y amar a los demás.
Más aún: Todo mundo está lleno de experiencias mediante las cuales puede comprobar que no pocas veces el sentimiento del amor es ilógico, que por él podemos incluso superar el pensamiento y la pura racionalidad. Ese noble sentimiento muchísimas veces le gana la partida a la razón.
El amor es el patrimonio más grande con que cuenta la humanidad, es el arte principal de la inteligencia, y, sin embargo, el más difícil de aprender. Para conseguirlo es necesario ser reflexivos y tolerantes, y practicarlo constantemente.
Dícese que quien no ama envejece precozmente esa emoción y marchita su vida. Quien ama, así esté en un asilo, es capaz de continuar viviendo felizmente.
El amor que le dediquemos a nuestro trabajo, o a cualquier actividad humana personal, o en el ámbito de la familia, o de la sociedad, se reflejará en el mayor o menor grado de perfección que logremos.
Lo dicho es aplicable al amor en términos generales. Desde el punto de vista cristiano, es más perfecto. De San Pablo a los Romanos, “Hermanos: A nadie le debáis nada, más que amor; porque el que ama a su prójimo tiene cumplido el resto de la ley. De hecho, él “No cometerás adulterio, no mataras, no robaras, no envidiaras” y los demás mandamientos que haya, se resumen en esta frase: “Amaras a tu prójimo como a ti mismo”. Uno que ama a su prójimo no le hace daño; por eso amar es cumplir la ley entera”.
N.B. Precios políticos de los medicamentos. Correspondiendo al anuncio del Presidente de la República durante la campaña electoral de bajar los precios de los fármacos, por ejemplo, el Renitec de 20mg., se adquiría a un costo de $204.000 y hasta menos; logrado el objetivo electoral, hoy día el precio de venta es de $284.000, siendo su incremento del 39.21%.
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