Allí en su humilde casa del barrio Tobías Daza, vecino de Villamiriam, La Victoria y Populandia,  la mundialista, Juliet Paola Domínguez recibe a todos los aficionados que desde el viernes llegan a saludarla.
Cuando van en grupos, prefiere salir a la puerta. La vivienda que su señora madre, Astrid Ochoa comparte con sus otros cuatros hijos solo está construida en la mitad, de manera que en la salita que también sirve de cocina, la defensa central de la selección Colombia se ve en aprietos para  atender a sus amigos.
Los que más han ido a saludarla y felicitarla son los estudiantes del Colegio Villa Corelca, fueron los mismos que le hicieron calle de honor a su llegada en el aeropuerto Alfonso López. Con el gran recibimiento que tuvo de parte de sus ex compañeros de plantel educativo y los amigos del barrio La Victoria, no importó  que los directores de Indupal y Serdeportes hubiesen actuado con desdén ante los resultados que la niña dio en el Mundial,  con lo que puso el nombre de Valledupar por lo alto.
“Me invitaron para que fuera este lunes a donde el Alcalde, Luis Fabián Fernández”, dice.
Al parecer el mandatario le quiere hacer un reconocimiento y ojalá que el burgomaestre le ayude para los pasajes aéreos y que le alcance para dejarle algo a su viejita aquí en Valledupar.

La joven que lució la camiseta 13 en el Mundial de Alemania debe regresar mañana martes a Ibagué, donde juega para un equipo local en el campeonato departamental de fútbol femenino. Se lleva la ilusión de conseguir los recursos para ayudarle a terminar la casita a  Astrid Ochoa, la mamá que desde hace 20 años se dedica a la modistería con la que ha sacado adelante a sus ‘muchachitos’.
Su abuela Ilsomina Gutiérrez  ‘la Chomi’ ha sido  su gran apoyo. “Fue ella la que más me ayudó cuando yo jugaba en los equipos de barrios, yo le dije a la ‘Chomi que quería ser árbitro o futbolista y gracias a Dios las cosas se me han dado”, dice.
A Juliet Paola Domínguez, le queda un día en Valledupar, ya que mañana deberá viajar a Ibagué y espera poder hacerlo en avión, igual quiere regresar en diciembre y encontrar la casa de la vieja Astrid ya terminada. “Para atenderlos a ustedes los periodistas de una mejor forma”, agrega, mientras se despide en medio de su sonrisa.