El acto de desagravio se desarrolló en respuesta de las medidas de satisfacción otorgadas por el Juzgado Segundo Administrativo Oral del Circuito Judicial de Valledupar.
“Tenemos que aprender a pedir disculpas, pedir perdón, a levantar la cabeza y seguir hacia delante”, dijo el comandante del BAEEV N°2 del Ejército Nacional, coronel Bernardo Rozo, durante un evento en el que reconoció el daño que la Fuerza Pública le ocasionó a los familiares de dos hombres que fallecieron por falsos positivos en La Jagua de Ibirico, centro del Cesar.
Lee también: Ocho personas muertas tras masacre en Betania, Antioquia
Las víctimas son Adelmis Fuente Torres y Euclides Navarro Rincón, asesinados el 14 de febrero del año 2007 en la zona conocida como La Y del corregimiento de Boquerón. En el sitio, integrantes del pelotón Buitre 1 del Batallón Plan Especial Energético y Vial No. 2 mataron a los dos ciudadanos y posteriormente los presentaron como miembros de la banda delincuencial ‘Los Escopeteros’.
Señalaron, además, que supuestamente fueron dados de baja porque pretendían cobrar una extorsión a un finquero de la región. Pero la teoría militar, prontamente se derrumbó, cuando los cuerpos fueron llevados a Medicina Legal donde identificaron que Euclides Navarro Rincón, presentaba signos de estrangulamiento en el cuello.
En razón a a ello, la Fiscalía durante la investigación determinó que los militares Joaquín Alfonso Moreno Gómez y Milton Fernando Quiñones Hidalgo fueron los responsables de los asesinatos de los civiles a quienes habían capturado ilegalmente para mostrarlos como resultados de combate.
Sus historias son similares a las de muchos otros que cayeron en el engaño de la Fuerza Pública, pero ahora, 17 años después, volvieron a la memoria del pueblo minero por el acto de desagravio que realizó el Ejército en la plaza principal de la Jagua de Ibirico.
“Como miembro y representante del Ejército Nacional aquí en la jurisdicción de La Jagua de Ibirico, les pedimos la información mayor de las excusas públicas, estos hechos marcaron épocas de violencia que desafortunadamente dejaron estas víctimas”, indicó el coronel Rozo.
No dejes de leer: “Me hacía falta cantar y conectarme con mi gente”: Silvestre Dangond
Sus palabras fueron bien recibidas por los familiares de las víctimas, quienes consideran que es posible la reconciliación en el país.
“Este acto me recuerda como todos los días a mi hijo, pero hay que perdonar y llegar a la reconciliación, porque yo quiero que este país cambie, que haya paz en Colombia y, por eso estoy aquí dándoles el perdón al Ejército y a las personas que cometieron este hecho“, aseveró Hermes Navarro Quintero, padre de Euclides Navarro.
Al menos el evento también asistió la Personería Municipal, la Alcaldía, los medios de comunicación y las autoridades eclesiásticas.
El 17 de febrero de 2016 el Juzgado Único Penal del Circuito Especializado de Valledupar condenó a pagar 264 meses de prisión a Joaquín Alfonso Moreno Gómez y Milton Fernando Quiñones Hidalgo por los delitos de tortura y homicidio agravados.
El juez consideró que las muertes fueron producto de una situación de aprovechamiento en un estado de indefensión.
“Las declaraciones vertidas por otro de los funcionarios del CTI que participó en el levantamiento de cadáver (…), declaró que cuando llegó a la escena donde encontraron los cuerpos, notó que claramente la misma había sido alterada, había sido manipulada, que los cuerpos se veían como si hubieran sido puestos en el sitio de manera artificial y que la posición de las armas respecto a los cadáveres no concordaban con una posición natural”, reza el fallo de primera instancia.
Te puede interesar: Atracan al futbolista Andrés Padilla del Valledupar FC
La sentencia fue confirmada parcialmente por la Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito Judicial de la misma ciudad, mediante sentencia del 14 de marzo de 2017, aunque modificó la condena a 320 meses de prisión.
EL PILÓN conoció que mediante un acta del 23 de abril de 2019 Milton Fernando Quiñones fue aceptado en la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP.
El acto de desagravio se desarrolló en respuesta de las medidas de satisfacción otorgadas por el Juzgado Segundo Administrativo Oral del Circuito Judicial de Valledupar.
“Tenemos que aprender a pedir disculpas, pedir perdón, a levantar la cabeza y seguir hacia delante”, dijo el comandante del BAEEV N°2 del Ejército Nacional, coronel Bernardo Rozo, durante un evento en el que reconoció el daño que la Fuerza Pública le ocasionó a los familiares de dos hombres que fallecieron por falsos positivos en La Jagua de Ibirico, centro del Cesar.
Lee también: Ocho personas muertas tras masacre en Betania, Antioquia
Las víctimas son Adelmis Fuente Torres y Euclides Navarro Rincón, asesinados el 14 de febrero del año 2007 en la zona conocida como La Y del corregimiento de Boquerón. En el sitio, integrantes del pelotón Buitre 1 del Batallón Plan Especial Energético y Vial No. 2 mataron a los dos ciudadanos y posteriormente los presentaron como miembros de la banda delincuencial ‘Los Escopeteros’.
Señalaron, además, que supuestamente fueron dados de baja porque pretendían cobrar una extorsión a un finquero de la región. Pero la teoría militar, prontamente se derrumbó, cuando los cuerpos fueron llevados a Medicina Legal donde identificaron que Euclides Navarro Rincón, presentaba signos de estrangulamiento en el cuello.
En razón a a ello, la Fiscalía durante la investigación determinó que los militares Joaquín Alfonso Moreno Gómez y Milton Fernando Quiñones Hidalgo fueron los responsables de los asesinatos de los civiles a quienes habían capturado ilegalmente para mostrarlos como resultados de combate.
Sus historias son similares a las de muchos otros que cayeron en el engaño de la Fuerza Pública, pero ahora, 17 años después, volvieron a la memoria del pueblo minero por el acto de desagravio que realizó el Ejército en la plaza principal de la Jagua de Ibirico.
“Como miembro y representante del Ejército Nacional aquí en la jurisdicción de La Jagua de Ibirico, les pedimos la información mayor de las excusas públicas, estos hechos marcaron épocas de violencia que desafortunadamente dejaron estas víctimas”, indicó el coronel Rozo.
No dejes de leer: “Me hacía falta cantar y conectarme con mi gente”: Silvestre Dangond
Sus palabras fueron bien recibidas por los familiares de las víctimas, quienes consideran que es posible la reconciliación en el país.
“Este acto me recuerda como todos los días a mi hijo, pero hay que perdonar y llegar a la reconciliación, porque yo quiero que este país cambie, que haya paz en Colombia y, por eso estoy aquí dándoles el perdón al Ejército y a las personas que cometieron este hecho“, aseveró Hermes Navarro Quintero, padre de Euclides Navarro.
Al menos el evento también asistió la Personería Municipal, la Alcaldía, los medios de comunicación y las autoridades eclesiásticas.
El 17 de febrero de 2016 el Juzgado Único Penal del Circuito Especializado de Valledupar condenó a pagar 264 meses de prisión a Joaquín Alfonso Moreno Gómez y Milton Fernando Quiñones Hidalgo por los delitos de tortura y homicidio agravados.
El juez consideró que las muertes fueron producto de una situación de aprovechamiento en un estado de indefensión.
“Las declaraciones vertidas por otro de los funcionarios del CTI que participó en el levantamiento de cadáver (…), declaró que cuando llegó a la escena donde encontraron los cuerpos, notó que claramente la misma había sido alterada, había sido manipulada, que los cuerpos se veían como si hubieran sido puestos en el sitio de manera artificial y que la posición de las armas respecto a los cadáveres no concordaban con una posición natural”, reza el fallo de primera instancia.
Te puede interesar: Atracan al futbolista Andrés Padilla del Valledupar FC
La sentencia fue confirmada parcialmente por la Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito Judicial de la misma ciudad, mediante sentencia del 14 de marzo de 2017, aunque modificó la condena a 320 meses de prisión.
EL PILÓN conoció que mediante un acta del 23 de abril de 2019 Milton Fernando Quiñones fue aceptado en la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP.