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Farándula - 2 septiembre, 2012

Efraín “El Mono” Quintero: El guardián de Los Besotes

Considerado como uno de los artistas plásticos vallenatos más arraigados a la cultura vallenata, influenciado por las novelas latinoamericanas que se convirtieron en un referente de la identidad regional y nacional, como las de Gabriel García Márquez, quien fue un gran inspirador para las obras pictóricas del pintor, arquitecto y compositor, Efraín Quintero Molina, el artista invitado hoy a nuestra sección cultural.

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ENTREVISTA

Considerado como uno de los artistas plásticos vallenatos más arraigados a la cultura vallenata, influenciado por las novelas latinoamericanas que se convirtieron en un referente de   la identidad regional y nacional, como las de Gabriel García Márquez, a través de las historias de Macondo, quien fue un gran inspirador para las  obras pictóricas de Efraín Quintero Molina, el artista invitado hoy a nuestra sección cultural.
No es raro que uno los  trabajos que más lo ha llenado a nivel personal  sea “Besotes”, inspirado por el amor que siente por lo propio y en un intento por proteger y preservar  el cerro tutelar que adorna y llena de aire limpio la ciudad.
Efraín Quintero Molina, pintor, arquitecto y compositor, ha tenido la particularidad de ser participante activo en la construcción del trabajo plástico en Valledupar; primero como artista,  luego como director de la Casa de la Cultura y ahora como docente y  decano de la facultad de  Artes de la Universidad Popular del Cesar.

EL PILÓN. ¿Cómo nace la iniciativa de formar el  grupo de artistas de artes plásticos B4?.
E. Q. Nace bajo la iniciativa de Álvaro Martínez Torres, quien venía trabajando con una técnica con base en betunes al cual le aplicaban una plancha caliente y lo fijaba en un cartón cartulina.  Yo estudiaba en la Universidad Javeriana, pero ya había demostrado desde muy pequeño mi actitud hacia la pintura y un día nos encontramos con William Socarrás, Celso Castro, Álvaro y mi persona. Álvaro nos enseñó la técnica  y a través de un principio de agrupación  participamos en  el Salón Nacional con una obra que revolucionó en esa época el contexto artístico,  entre esos el pintor Enrique Grau.

E.P. ¿Cuál era la finalidad de  ese grupo?
E. Q. La idea de Álvaro  era que el arte llegara a más manos, y como  era tan rápido la elaboración de la técnica,  podíamos hacer hasta  8 láminas cada uno y un poco más, eso permitía hacerlo más asequible a la gente.

E.P. ¿Cuál es el momento más importante de este grupo?
E.Q. Enrique Grau nos invita  al Museo de Arte Moderno de Cartagena, y exponemos por primera vez un grupo de vallenatos por fuera de Valledupar, en el año 74. El grupo  se toma a Cartagena, esto genera una gran revolución en las artes plástica a nivel local.
Se estaba mostrando un resultado totalmente diferente salido del lienzo, se utilizaba otra técnica, había una gran  riqueza y  eso nos permitió alcanzar un prestigio a nivel nacional y participar varias veces en los salones, y que reconocieran que en Valledupar había un grupo de pintores que estaba haciendo algo diferente.

Su trabajo como artista

E. P. ¿Cómo ha evolucionado  su trabajo, hablando a nivel más personal?
E. Q. Después del reconocimiento nacional del grupo B4 nos abrimos un poco.  Estuve  en la escuela de David Manzur, junto con Celso Castro; participé en la Primera Bienal de la Javeriana  con un cuadro que se llamaba el hombre Pedro Pablo Pérez Pinto ha muerto, la idea me surgió a raíz de un aviso mortuorio y eso me causo gracia, y con él gané  el primer puesto.
Me regresé a Valledupar, hice paisajes,  empecé a trabajarlo con vinilos, definiendo la forma, empecé a manejar el concepto de la forma; luego  me fui a Nueva York.  Trabajé expresionismos con colores fuertes,  a pesar de que viví en Nueva York mis colores siempre han sido llenos de vida;  de ahí me quedé acá, aquí inauguré con la presencia de Gabo, “Crónica de una muerte anunciada”; he participado en varios salones nacionales y regionales de artistas de manera individual y colativa.

E.P. ¿De lo que ha hecho hasta ahora   que es lo más le ha llegado a nivel personal?
E. Q. La exposición sobre Besotes, en diciembre pasado, realizada  en la biblioteca  Rafael Carrillo Lúquez.  Es  una obra abstracta figurativa que quiere llamar  la atención sobre los valores ambientales de nuestro territorio,  que es como un hito que tenemos frente a la ciudad,  y que  deben ser cuidados celosamente, porque son  cerros tutelares que no se  deben  abandonar ni destrozar. Además, son  sitios de pagamento de nuestras etnias de la Sierra Nevada,  por eso  utilicé el arte  para promover una reflexión sobre ese tema. Eso me ha llenado de mucha satisfacción.

Los años dorados

¿Cómo han evolucionado las artes plásticas desde esa época de los B4 hasta ahora?
El  grupo B4 fue una actitud muy aislada, no teníamos en ningún momento  patrocinio porque en ese momento ser pintor,  era un problema, equivalía a ser un vago. Fue muy duro romper esa barrera en Valledupar,  a pesar de que ya habían dos o tres pintores locales, como Jaime Molina y  Chicho Ruíz; pero aparecen elementos que nos da la creación del departamento del Cesar, como la llegada  del Banco de la República, que  parte en dos la cultura plástica y literaria nuestra, en materia de creaciones artísticas, porque ya  habíamos avanzado en la música y  en la gastronomía,  pero en las artes no habíamos  podido avanzar y fue cuando la política del Banco de la Republica abrió sus puertas y trajo aquí a  conferencistas, artistas, promovió  talleres de artes plásticas  y eso ayudó mucho  a la creación de la escuela de Bellas Artes.
En el gobierno de Edgardo Pupo, se crea La Casa de la Cultura, pero era un elemento que estaba un poco aislado, su trabajo se concentró mucho más en el teatro,  hacía exhibiciones y  había mayor intención de ir a esos espacios;  fue el “boom” de las artes en los años 70. Desde la creación del Departamento hasta el año 86 fue fructífero.

El decaimiento de la cultura

E. P. ¿En qué momento empieza a retroceder la cultura?
E. Q. Poco después de ese florecimiento,  comienza un decaimiento porque  algunos gobernantes comienzan  a decir que la cultura vale “tres chorizos”, y  esa visión  acabó la Banda Municipal, El Instituto de Cultura y Turismo y  la Escuela de Bellas Artes  la  volvieron una coordinación de cultura.

E. P. ¿Pero pudieron salvar lo que quedaba de la  escuela?
E.Q. Un grupo de personas pensábamos en que se podía hacer una carrera de bellas artes,  en ese momento  había dificultad con la antigua escuela porque no estaba avalada por el Ministerio de Cultura y eso impedía trabajar con el Ministerio,  entonces se crea la Licenciatura en arte, folclor y cultura,  cuya finalidad es promover pedagogos que en la actualidad son muy apetecidos en los colegios.
En la actualidad estamos trabajando para montar dos programas nuevos: artes plásticas y  música;  vamos a tener pintores y músicos también.

E. P. ¿A futuro cómo se proyecta esta facultad como centro de conocimiento del arte?
E. Q. Al comienzo teníamos en admisión nueve personas por semestre, hoy tengo en mi clase en segundo semestre 53 estudiantes, hemos crecido y  dejamos de ser la cenicienta de la Universidad Popular del Cesar; tenemos más de 400 estudiantes acá, y han egresado otro número significativo; el programa de acreditación no los dieron por siete años más y desde la Vicerrectoría Académica se está trabajando para implementar  una maestría en cultura.
E. P. ¿Qué  falta para que se  consolide la cultura en el departamento del Cesar y en Valledupar?
E. Q. Los gobiernos, tanto municipales como departamentales deben apropiarse de esto. Les falta pensar más en lo que en términos de identidad, que hemos ganado con la música y la cultura vallenata. Los vallenatos no somos los nacidos aquí,  sino los que practicamos con fe y devoción la amistad y una forma de vivir diferente,  y a eso hay que apostarle.

Farándula
2 septiembre, 2012

Efraín “El Mono” Quintero: El guardián de Los Besotes

Considerado como uno de los artistas plásticos vallenatos más arraigados a la cultura vallenata, influenciado por las novelas latinoamericanas que se convirtieron en un referente de la identidad regional y nacional, como las de Gabriel García Márquez, quien fue un gran inspirador para las obras pictóricas del pintor, arquitecto y compositor, Efraín Quintero Molina, el artista invitado hoy a nuestra sección cultural.


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ENTREVISTA

Considerado como uno de los artistas plásticos vallenatos más arraigados a la cultura vallenata, influenciado por las novelas latinoamericanas que se convirtieron en un referente de   la identidad regional y nacional, como las de Gabriel García Márquez, a través de las historias de Macondo, quien fue un gran inspirador para las  obras pictóricas de Efraín Quintero Molina, el artista invitado hoy a nuestra sección cultural.
No es raro que uno los  trabajos que más lo ha llenado a nivel personal  sea “Besotes”, inspirado por el amor que siente por lo propio y en un intento por proteger y preservar  el cerro tutelar que adorna y llena de aire limpio la ciudad.
Efraín Quintero Molina, pintor, arquitecto y compositor, ha tenido la particularidad de ser participante activo en la construcción del trabajo plástico en Valledupar; primero como artista,  luego como director de la Casa de la Cultura y ahora como docente y  decano de la facultad de  Artes de la Universidad Popular del Cesar.

EL PILÓN. ¿Cómo nace la iniciativa de formar el  grupo de artistas de artes plásticos B4?.
E. Q. Nace bajo la iniciativa de Álvaro Martínez Torres, quien venía trabajando con una técnica con base en betunes al cual le aplicaban una plancha caliente y lo fijaba en un cartón cartulina.  Yo estudiaba en la Universidad Javeriana, pero ya había demostrado desde muy pequeño mi actitud hacia la pintura y un día nos encontramos con William Socarrás, Celso Castro, Álvaro y mi persona. Álvaro nos enseñó la técnica  y a través de un principio de agrupación  participamos en  el Salón Nacional con una obra que revolucionó en esa época el contexto artístico,  entre esos el pintor Enrique Grau.

E.P. ¿Cuál era la finalidad de  ese grupo?
E. Q. La idea de Álvaro  era que el arte llegara a más manos, y como  era tan rápido la elaboración de la técnica,  podíamos hacer hasta  8 láminas cada uno y un poco más, eso permitía hacerlo más asequible a la gente.

E.P. ¿Cuál es el momento más importante de este grupo?
E.Q. Enrique Grau nos invita  al Museo de Arte Moderno de Cartagena, y exponemos por primera vez un grupo de vallenatos por fuera de Valledupar, en el año 74. El grupo  se toma a Cartagena, esto genera una gran revolución en las artes plástica a nivel local.
Se estaba mostrando un resultado totalmente diferente salido del lienzo, se utilizaba otra técnica, había una gran  riqueza y  eso nos permitió alcanzar un prestigio a nivel nacional y participar varias veces en los salones, y que reconocieran que en Valledupar había un grupo de pintores que estaba haciendo algo diferente.

Su trabajo como artista

E. P. ¿Cómo ha evolucionado  su trabajo, hablando a nivel más personal?
E. Q. Después del reconocimiento nacional del grupo B4 nos abrimos un poco.  Estuve  en la escuela de David Manzur, junto con Celso Castro; participé en la Primera Bienal de la Javeriana  con un cuadro que se llamaba el hombre Pedro Pablo Pérez Pinto ha muerto, la idea me surgió a raíz de un aviso mortuorio y eso me causo gracia, y con él gané  el primer puesto.
Me regresé a Valledupar, hice paisajes,  empecé a trabajarlo con vinilos, definiendo la forma, empecé a manejar el concepto de la forma; luego  me fui a Nueva York.  Trabajé expresionismos con colores fuertes,  a pesar de que viví en Nueva York mis colores siempre han sido llenos de vida;  de ahí me quedé acá, aquí inauguré con la presencia de Gabo, “Crónica de una muerte anunciada”; he participado en varios salones nacionales y regionales de artistas de manera individual y colativa.

E.P. ¿De lo que ha hecho hasta ahora   que es lo más le ha llegado a nivel personal?
E. Q. La exposición sobre Besotes, en diciembre pasado, realizada  en la biblioteca  Rafael Carrillo Lúquez.  Es  una obra abstracta figurativa que quiere llamar  la atención sobre los valores ambientales de nuestro territorio,  que es como un hito que tenemos frente a la ciudad,  y que  deben ser cuidados celosamente, porque son  cerros tutelares que no se  deben  abandonar ni destrozar. Además, son  sitios de pagamento de nuestras etnias de la Sierra Nevada,  por eso  utilicé el arte  para promover una reflexión sobre ese tema. Eso me ha llenado de mucha satisfacción.

Los años dorados

¿Cómo han evolucionado las artes plásticas desde esa época de los B4 hasta ahora?
El  grupo B4 fue una actitud muy aislada, no teníamos en ningún momento  patrocinio porque en ese momento ser pintor,  era un problema, equivalía a ser un vago. Fue muy duro romper esa barrera en Valledupar,  a pesar de que ya habían dos o tres pintores locales, como Jaime Molina y  Chicho Ruíz; pero aparecen elementos que nos da la creación del departamento del Cesar, como la llegada  del Banco de la República, que  parte en dos la cultura plástica y literaria nuestra, en materia de creaciones artísticas, porque ya  habíamos avanzado en la música y  en la gastronomía,  pero en las artes no habíamos  podido avanzar y fue cuando la política del Banco de la Republica abrió sus puertas y trajo aquí a  conferencistas, artistas, promovió  talleres de artes plásticas  y eso ayudó mucho  a la creación de la escuela de Bellas Artes.
En el gobierno de Edgardo Pupo, se crea La Casa de la Cultura, pero era un elemento que estaba un poco aislado, su trabajo se concentró mucho más en el teatro,  hacía exhibiciones y  había mayor intención de ir a esos espacios;  fue el “boom” de las artes en los años 70. Desde la creación del Departamento hasta el año 86 fue fructífero.

El decaimiento de la cultura

E. P. ¿En qué momento empieza a retroceder la cultura?
E. Q. Poco después de ese florecimiento,  comienza un decaimiento porque  algunos gobernantes comienzan  a decir que la cultura vale “tres chorizos”, y  esa visión  acabó la Banda Municipal, El Instituto de Cultura y Turismo y  la Escuela de Bellas Artes  la  volvieron una coordinación de cultura.

E. P. ¿Pero pudieron salvar lo que quedaba de la  escuela?
E.Q. Un grupo de personas pensábamos en que se podía hacer una carrera de bellas artes,  en ese momento  había dificultad con la antigua escuela porque no estaba avalada por el Ministerio de Cultura y eso impedía trabajar con el Ministerio,  entonces se crea la Licenciatura en arte, folclor y cultura,  cuya finalidad es promover pedagogos que en la actualidad son muy apetecidos en los colegios.
En la actualidad estamos trabajando para montar dos programas nuevos: artes plásticas y  música;  vamos a tener pintores y músicos también.

E. P. ¿A futuro cómo se proyecta esta facultad como centro de conocimiento del arte?
E. Q. Al comienzo teníamos en admisión nueve personas por semestre, hoy tengo en mi clase en segundo semestre 53 estudiantes, hemos crecido y  dejamos de ser la cenicienta de la Universidad Popular del Cesar; tenemos más de 400 estudiantes acá, y han egresado otro número significativo; el programa de acreditación no los dieron por siete años más y desde la Vicerrectoría Académica se está trabajando para implementar  una maestría en cultura.
E. P. ¿Qué  falta para que se  consolide la cultura en el departamento del Cesar y en Valledupar?
E. Q. Los gobiernos, tanto municipales como departamentales deben apropiarse de esto. Les falta pensar más en lo que en términos de identidad, que hemos ganado con la música y la cultura vallenata. Los vallenatos no somos los nacidos aquí,  sino los que practicamos con fe y devoción la amistad y una forma de vivir diferente,  y a eso hay que apostarle.