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Deportes - 14 agosto, 2014

Eduer traza su futuro a punta de patadas

Su padre lo entrena hace 10 años y su sueño es ser como el medallista olímpico vallenato, Oscar Muñoz.

Euder Yesid Ortiz espera seguir triunfando con sus patadas continuas y los encadenamientos, que son su fuerte. EL PILÓN/Joaquín Ramírez.
Euder Yesid Ortiz espera seguir triunfando con sus patadas continuas y los encadenamientos, que son su fuerte. EL PILÓN/Joaquín Ramírez.
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Con la medalla dorada colgando de su cuello saludando de mano pero bajando la cabeza por costumbre y con una timidez en su hablar, se acercó Eduer Yesid Ortiz Garzón, un taekwondoga de 12 años que desde hace 10 está labrando su camino para convertirse como dice él, en uno de los mejores del mundo.
“Quiero llegar a unos olímpicos y ser el mejor del mundo, la medalla que consiguió Oscar Muñoz me dio mucha motivación para seguir practicando y mejorar cada día más”, fueron las palabras que el pequeño dijo cuándo se le preguntó qué tan lejos quería llegar.
Sin embargo, en él aplica un adagio popular que dice “lo que se hereda no se hurta” pues su padre, que también se llama Eduer Ortiz, practicó este deporte y es quien actualmente lo entrena, a él atribuye los logros que ha conseguido pues ha sido su mano derecha, en la formación de su carrera.
Esta semana, Eduer Yesid alcanzó un nuevo logró al ganar el campeonato más importante en que ha participado el cual tuvo lugar en la capital del país y donde venció a los oponentes de Cundinamarca y Tolima 7 a 1 y 8 a 2 respectivamente.
Sin embargo, no todo es felicidad pues también ha tenido que perder como pasó en Cali el año pasado, donde perdió de entrada contra el contrincante que representaba al Huila, pero eso no fue razón para dejar de lado su sueño y siguió entrenando como lo ha hecho desde los dos años, todos los días.
Eduer afirma que los logros que obtiene se deben a la disciplina que aplica en cada uno de sus entrenamientos y de las luchas en las que participa, confía en lo que tiene y para él eso ha sido lo más difícil, aprender a manejar la confianza.
Su padre fue campeón en sus años de gloria, en el 91 en Estados Unidos, además logró triunfos en Venezuela cuatro veces en colores y cuatro en cinturón negro. “Mis mejores logros fueron clasificar el mundial en Estados Unidos en Cochabamba”, recuerda mientras ve a su hijo como si lo pintara en unos años alcanzando tantos o más reconocimientos de los que él pudo llegar a tener.
“Con mi hijo llevo un proceso desde que él tenía dos años y le gusta el taekwondo una de las cosas es porque le gusta no porque lo obligo si yo lo obligara no sería un beneficio porque desarrolla un deporte de mala manera, tuvimos una experiencia en Cartagena cuando yo hice lo posible por mandarlo, allá participó pero perdió por w porque no estaba pendiente y eso fue una frustración. La mamá me decía que yo lo presionaba, nos reunimos con un psicólogo deportivo para que dijera si le gustaba o no él dijo que si y entonces fuimos a Cali al campeonato nacional y entró con nervios y perdió, allá por la frustración él decía que no quería entrenar más ni nada y yo le decía que sin o quería entrenar no lo hiciera que si tomaba la decisión de retirarse yo lo apoyaba pero recapacitó y dijo que iba a seguir. Posterior a eso fuimos a Bogotá y como tomó otra posición ahí esta los resultados”, dijo el padre y entrenador de Eduer, quien además agregó que “como entrenador creo en su capacidad, es rápido, agresivo, fuerte, pega duro, pero una cosa es ser entrenador y otra es ser deportista, ahora como entrenador me doy cuenta que la presión es muy grande y es más grande la presión de perder que la presión de ganar”.
Mientras su padre hablaba él lo miraba y callaba, pero dijo algo que dejó ver la buena relación que hay entre los dos tanto como familia como deportistas. “Mi padre me entrena muy bien, él sabe qué es lo que tengo que mejorar y qué cosas hago bien y qué tengo que reforzar para mejorar cada día; yo sé que mi fuerte son las patadas continuas y los encadenamientos”, sentenció mientras miraba la medalla.
Para el padre, el taekwondo del departamento y nacional han tenido más peso desde que Oscar Muñoz triunfó en Londres, pero asegura que es necesario que los pequeños y jóvenes deportistas de esta disciplina que nació en Corea, se sigan preparando.
Lo que viene para Eduer Yesid son retos más grandes, en septiembre se medirá en el Open de Bogotá, que es un campeonato internacional en el cual participan delegaciones de muchos países de América del Sur, Asía y Europa, ahí espera seguir cosechando triunfos.

Deportes
14 agosto, 2014

Eduer traza su futuro a punta de patadas

Su padre lo entrena hace 10 años y su sueño es ser como el medallista olímpico vallenato, Oscar Muñoz.


Euder Yesid Ortiz espera seguir triunfando con sus patadas continuas y los encadenamientos, que son su fuerte. EL PILÓN/Joaquín Ramírez.
Euder Yesid Ortiz espera seguir triunfando con sus patadas continuas y los encadenamientos, que son su fuerte. EL PILÓN/Joaquín Ramírez.
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Con la medalla dorada colgando de su cuello saludando de mano pero bajando la cabeza por costumbre y con una timidez en su hablar, se acercó Eduer Yesid Ortiz Garzón, un taekwondoga de 12 años que desde hace 10 está labrando su camino para convertirse como dice él, en uno de los mejores del mundo.
“Quiero llegar a unos olímpicos y ser el mejor del mundo, la medalla que consiguió Oscar Muñoz me dio mucha motivación para seguir practicando y mejorar cada día más”, fueron las palabras que el pequeño dijo cuándo se le preguntó qué tan lejos quería llegar.
Sin embargo, en él aplica un adagio popular que dice “lo que se hereda no se hurta” pues su padre, que también se llama Eduer Ortiz, practicó este deporte y es quien actualmente lo entrena, a él atribuye los logros que ha conseguido pues ha sido su mano derecha, en la formación de su carrera.
Esta semana, Eduer Yesid alcanzó un nuevo logró al ganar el campeonato más importante en que ha participado el cual tuvo lugar en la capital del país y donde venció a los oponentes de Cundinamarca y Tolima 7 a 1 y 8 a 2 respectivamente.
Sin embargo, no todo es felicidad pues también ha tenido que perder como pasó en Cali el año pasado, donde perdió de entrada contra el contrincante que representaba al Huila, pero eso no fue razón para dejar de lado su sueño y siguió entrenando como lo ha hecho desde los dos años, todos los días.
Eduer afirma que los logros que obtiene se deben a la disciplina que aplica en cada uno de sus entrenamientos y de las luchas en las que participa, confía en lo que tiene y para él eso ha sido lo más difícil, aprender a manejar la confianza.
Su padre fue campeón en sus años de gloria, en el 91 en Estados Unidos, además logró triunfos en Venezuela cuatro veces en colores y cuatro en cinturón negro. “Mis mejores logros fueron clasificar el mundial en Estados Unidos en Cochabamba”, recuerda mientras ve a su hijo como si lo pintara en unos años alcanzando tantos o más reconocimientos de los que él pudo llegar a tener.
“Con mi hijo llevo un proceso desde que él tenía dos años y le gusta el taekwondo una de las cosas es porque le gusta no porque lo obligo si yo lo obligara no sería un beneficio porque desarrolla un deporte de mala manera, tuvimos una experiencia en Cartagena cuando yo hice lo posible por mandarlo, allá participó pero perdió por w porque no estaba pendiente y eso fue una frustración. La mamá me decía que yo lo presionaba, nos reunimos con un psicólogo deportivo para que dijera si le gustaba o no él dijo que si y entonces fuimos a Cali al campeonato nacional y entró con nervios y perdió, allá por la frustración él decía que no quería entrenar más ni nada y yo le decía que sin o quería entrenar no lo hiciera que si tomaba la decisión de retirarse yo lo apoyaba pero recapacitó y dijo que iba a seguir. Posterior a eso fuimos a Bogotá y como tomó otra posición ahí esta los resultados”, dijo el padre y entrenador de Eduer, quien además agregó que “como entrenador creo en su capacidad, es rápido, agresivo, fuerte, pega duro, pero una cosa es ser entrenador y otra es ser deportista, ahora como entrenador me doy cuenta que la presión es muy grande y es más grande la presión de perder que la presión de ganar”.
Mientras su padre hablaba él lo miraba y callaba, pero dijo algo que dejó ver la buena relación que hay entre los dos tanto como familia como deportistas. “Mi padre me entrena muy bien, él sabe qué es lo que tengo que mejorar y qué cosas hago bien y qué tengo que reforzar para mejorar cada día; yo sé que mi fuerte son las patadas continuas y los encadenamientos”, sentenció mientras miraba la medalla.
Para el padre, el taekwondo del departamento y nacional han tenido más peso desde que Oscar Muñoz triunfó en Londres, pero asegura que es necesario que los pequeños y jóvenes deportistas de esta disciplina que nació en Corea, se sigan preparando.
Lo que viene para Eduer Yesid son retos más grandes, en septiembre se medirá en el Open de Bogotá, que es un campeonato internacional en el cual participan delegaciones de muchos países de América del Sur, Asía y Europa, ahí espera seguir cosechando triunfos.