El presidente Duque parece ha interpretado el querer de los empresarios y todos los sectores de la producción del país para iniciar la reactivación económica de Colombia, agobiada no solo por la pandemia del coronavirus, también por el inclemente atraso de políticas públicas para recuperar las cadenas productivas y lograr que el campo, el sector […]
El presidente Duque parece ha interpretado el querer de los empresarios y todos los sectores de la producción del país para iniciar la reactivación económica de Colombia, agobiada no solo por la pandemia del coronavirus, también por el inclemente atraso de políticas públicas para recuperar las cadenas productivas y lograr que el campo, el sector empresarial y los más oprimidos tengan oportunidades.
Habla de la reactivación en medio de una paupérrima planeación económica, porque sigue primando el interés particular frente al interés colectivo.
Pero Duque ha escogido el peor momento para darle vía libre a los sectores económicos del país a ejercer sus actividades plenas, en medio del desespero de gremios médicos que piden al gobierno derogar la Resolución 777 de 2021, en donde se da a conocer la reactivación gradual en Colombia. Los miembros de la salud aseguran que hay una sobreocupación de servicios entre el 200 y 300 % y proponen una reunión a fin de evitar un nuevo colapso por muertes y afectaciones por el covid-19, que ponen en alto riesgo la salud de la gente.
El cuadro por la pandemia en Colombia y el Cesar es grave. La crisis es total y ahora se suma el anuncio del regreso a clases presencial de niños y jóvenes de escuelas, colegios y universidades. La tasa de contagio es severamente alta, mientras que la vacunación sigue siendo lenta, no solo por la falta del fármaco sino porque muchos se obstinan en no vacunarse.
Se entiende que organizaciones mundiales como la ONU asegura que el mundo “se enfrenta a una catástrofe generacional que podría desperdiciar un potencial humano incalculable si no se le da prioridad a la reapertura de sus colegios”. Pero advierte que cada país debe tener controlada la transmisión local del coronavirus.
Incluso, la Unesco teme que aproximadamente 24 millones de estudiantes de todos los niveles en el mundo abandonen su educación a causa del cierre de colegios por la crisis del coronavirus y solicita que se conserve la continuación en el aprendizaje, sobre todo para los más vulnerables.
Entiendo que la preocupación de la ONU, es legítima, pero también advierte que se debe tener “control de la transmisión local del coronavirus…”. Nadie ha dicho en el mundo que la pandemia se acabó, que la normalidad ha llegado; incluso, estamos pasando por un pico que pareciera no terminar, con unos reportes inusuales muy por encima de meses anteriores.
La vacunación está en desarrollo, en cada país hay su afán y Colombia no es la excepción. Sin embargo, se insiste en el regreso a clases presencial, como si los niños y jóvenes estuvieran a salvo de la pandemia. Además, solo el 6 % de los colombianos están vacunados, esa cifra es muy pírrica, para estar pensando en clases presenciales. En el Cesar estamos muy por debajo de ese porcentaje y en Valledupar, peor.
Repito, se entiende que hay que reactivar la economía, pero no a costa de multiplicar muertes por coronavirus. Que los niños y jóvenes regresen a clases presenciales, de acuerdo. Pero ojo a la advertencia mundial: “Hay que tener control local de la pandemia”, y eso es lo que no hay en Valledupar, en el Cesar ni en Colombia.Diez ciudades del país tienen la ocupación de UCI por encima del 90 %, incluido Valledupar. Estamos en plena crisis, pero seguramente podremos sostener unos meses más y la vacunación sea 100 %, hasta el año entrante, para que regrese la presencialidad. Por lo pronto podemos seguir con la virtualidad hasta final de año. Hasta la próxima semana.
@tiochiro
El presidente Duque parece ha interpretado el querer de los empresarios y todos los sectores de la producción del país para iniciar la reactivación económica de Colombia, agobiada no solo por la pandemia del coronavirus, también por el inclemente atraso de políticas públicas para recuperar las cadenas productivas y lograr que el campo, el sector […]
El presidente Duque parece ha interpretado el querer de los empresarios y todos los sectores de la producción del país para iniciar la reactivación económica de Colombia, agobiada no solo por la pandemia del coronavirus, también por el inclemente atraso de políticas públicas para recuperar las cadenas productivas y lograr que el campo, el sector empresarial y los más oprimidos tengan oportunidades.
Habla de la reactivación en medio de una paupérrima planeación económica, porque sigue primando el interés particular frente al interés colectivo.
Pero Duque ha escogido el peor momento para darle vía libre a los sectores económicos del país a ejercer sus actividades plenas, en medio del desespero de gremios médicos que piden al gobierno derogar la Resolución 777 de 2021, en donde se da a conocer la reactivación gradual en Colombia. Los miembros de la salud aseguran que hay una sobreocupación de servicios entre el 200 y 300 % y proponen una reunión a fin de evitar un nuevo colapso por muertes y afectaciones por el covid-19, que ponen en alto riesgo la salud de la gente.
El cuadro por la pandemia en Colombia y el Cesar es grave. La crisis es total y ahora se suma el anuncio del regreso a clases presencial de niños y jóvenes de escuelas, colegios y universidades. La tasa de contagio es severamente alta, mientras que la vacunación sigue siendo lenta, no solo por la falta del fármaco sino porque muchos se obstinan en no vacunarse.
Se entiende que organizaciones mundiales como la ONU asegura que el mundo “se enfrenta a una catástrofe generacional que podría desperdiciar un potencial humano incalculable si no se le da prioridad a la reapertura de sus colegios”. Pero advierte que cada país debe tener controlada la transmisión local del coronavirus.
Incluso, la Unesco teme que aproximadamente 24 millones de estudiantes de todos los niveles en el mundo abandonen su educación a causa del cierre de colegios por la crisis del coronavirus y solicita que se conserve la continuación en el aprendizaje, sobre todo para los más vulnerables.
Entiendo que la preocupación de la ONU, es legítima, pero también advierte que se debe tener “control de la transmisión local del coronavirus…”. Nadie ha dicho en el mundo que la pandemia se acabó, que la normalidad ha llegado; incluso, estamos pasando por un pico que pareciera no terminar, con unos reportes inusuales muy por encima de meses anteriores.
La vacunación está en desarrollo, en cada país hay su afán y Colombia no es la excepción. Sin embargo, se insiste en el regreso a clases presencial, como si los niños y jóvenes estuvieran a salvo de la pandemia. Además, solo el 6 % de los colombianos están vacunados, esa cifra es muy pírrica, para estar pensando en clases presenciales. En el Cesar estamos muy por debajo de ese porcentaje y en Valledupar, peor.
Repito, se entiende que hay que reactivar la economía, pero no a costa de multiplicar muertes por coronavirus. Que los niños y jóvenes regresen a clases presenciales, de acuerdo. Pero ojo a la advertencia mundial: “Hay que tener control local de la pandemia”, y eso es lo que no hay en Valledupar, en el Cesar ni en Colombia.Diez ciudades del país tienen la ocupación de UCI por encima del 90 %, incluido Valledupar. Estamos en plena crisis, pero seguramente podremos sostener unos meses más y la vacunación sea 100 %, hasta el año entrante, para que regrese la presencialidad. Por lo pronto podemos seguir con la virtualidad hasta final de año. Hasta la próxima semana.
@tiochiro