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Columnista - 10 abril, 2015

Educación de vanguardia

Baja calidad y poca cobertura, más una docencia sin preparación, es igual al último lugar en las pruebas PISA, es por eso que la matemática es tan perfecta, este es el cociente de la operación en educación, una labor tan mísera por parte de los estadistas de turno. La situación podría hacerse cada vez más […]

Baja calidad y poca cobertura, más una docencia sin preparación, es igual al último lugar en las pruebas PISA, es por eso que la matemática es tan perfecta, este es el cociente de la operación en educación, una labor tan mísera por parte de los estadistas de turno. La situación podría hacerse cada vez más gravosa, no solo por el hecho de posicionarnos en el último lugar en el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), sino también porque la enseñanza ha quedado relegada y supeditada a las clases sociales; es decir, de acuerdo con lo que tengas a eso aspiras, tarde o temprano, ese pensamiento de segregación se terminará de desechar. Al colombiano común, las circunstancias lo han llevado a comprender la obligación que tiene el Estado benefactor y comienza a exigir lo que por derecho le corresponde.

Las políticas en tema de escolaridad y pedagogía no habían tenido tanto interés como el que ahora se le ha dado a raíz de la protesta continua de estudiantes, padres y maestros; las acciones se despliegan para contribuir con esa precariedad en el aprendizaje de nuestros niños y jóvenes; ciudades como Medellín y Bogotá han emprendido una transformación en la educación, una con innovación tecnológica y otra con la remodelación del andamiaje colegial, que demuestran que realmente han entendido que la inversión en la formación es una oportunidad de cambio.

Todo lo desarrollado por los mandatarios seccionales se ha visto con buenos ojos por el gobierno nacional, tanto así, que ha optado por imitar dichos modelos; si ha existido una propuesta educativa, tan servible y beneficiosa como la presentada en el segundo mandato de Santos, debería ser galardonada como ejemplo de buen gobierno; becas para estudiantes que hayan obtenido los mejores puntajes en las pruebas de estado, becas para maestrías a la excelencia docente y construcción de megacolegios, esta es la manera de asegurar estudio y promocionar el saber y conocimiento, no obstante pasaría a ser una de las muchas medidas que se van a implementar, puesto que la falencia se centra en la metodología de estudio, y así lo demuestra lo reportado en las evaluaciones.

Se ha planteado por parte del Ministerio de Educación la solución más coherente, y es la de aplicar el método de didáctica e instrucción de los países mejor calificados, como es el caso de Singapur y Corea del Sur, donde la disciplina es parte fundamental de la preparación del alumno, y la inversión es exorbitante, no se escatiman gastos pues el crecimiento económico a futuro será la ganancia. Siendo consecuentes con la reproducción de dicho modelo en Colombia, resuena otra vez la idea de una jornada única, que propicie que los educandos se ocupen, y enrolarlos en su profesión; con el desarrollo de esta propuesta evitamos la disidencia estudiantil y derrotamos la ociosidad.

Estas circunstancias urgen de un cambio, no podemos seguir siendo autodidactas, se requiere modernizarse y estar a la par de los países que gozan de un alto índice de desarrollo humano, es por eso que es responsabilidad del Estado renovar lo obsoleto; ya no se puede seguir observando instituciones educativas desmoronándose y otras levantadas con materiales de segunda clase, profesores desactualizados en técnicas de enseñanza, universidades públicas con insuficiencia de recursos y elevados costos de matrícula; todo esto debe depurarse e iniciar con una verdadera transformación, porque la mejor manera de decir, es hacer.
@Sergio_Barranco

Columnista
10 abril, 2015

Educación de vanguardia

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Sergio Barranco

Baja calidad y poca cobertura, más una docencia sin preparación, es igual al último lugar en las pruebas PISA, es por eso que la matemática es tan perfecta, este es el cociente de la operación en educación, una labor tan mísera por parte de los estadistas de turno. La situación podría hacerse cada vez más […]


Baja calidad y poca cobertura, más una docencia sin preparación, es igual al último lugar en las pruebas PISA, es por eso que la matemática es tan perfecta, este es el cociente de la operación en educación, una labor tan mísera por parte de los estadistas de turno. La situación podría hacerse cada vez más gravosa, no solo por el hecho de posicionarnos en el último lugar en el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), sino también porque la enseñanza ha quedado relegada y supeditada a las clases sociales; es decir, de acuerdo con lo que tengas a eso aspiras, tarde o temprano, ese pensamiento de segregación se terminará de desechar. Al colombiano común, las circunstancias lo han llevado a comprender la obligación que tiene el Estado benefactor y comienza a exigir lo que por derecho le corresponde.

Las políticas en tema de escolaridad y pedagogía no habían tenido tanto interés como el que ahora se le ha dado a raíz de la protesta continua de estudiantes, padres y maestros; las acciones se despliegan para contribuir con esa precariedad en el aprendizaje de nuestros niños y jóvenes; ciudades como Medellín y Bogotá han emprendido una transformación en la educación, una con innovación tecnológica y otra con la remodelación del andamiaje colegial, que demuestran que realmente han entendido que la inversión en la formación es una oportunidad de cambio.

Todo lo desarrollado por los mandatarios seccionales se ha visto con buenos ojos por el gobierno nacional, tanto así, que ha optado por imitar dichos modelos; si ha existido una propuesta educativa, tan servible y beneficiosa como la presentada en el segundo mandato de Santos, debería ser galardonada como ejemplo de buen gobierno; becas para estudiantes que hayan obtenido los mejores puntajes en las pruebas de estado, becas para maestrías a la excelencia docente y construcción de megacolegios, esta es la manera de asegurar estudio y promocionar el saber y conocimiento, no obstante pasaría a ser una de las muchas medidas que se van a implementar, puesto que la falencia se centra en la metodología de estudio, y así lo demuestra lo reportado en las evaluaciones.

Se ha planteado por parte del Ministerio de Educación la solución más coherente, y es la de aplicar el método de didáctica e instrucción de los países mejor calificados, como es el caso de Singapur y Corea del Sur, donde la disciplina es parte fundamental de la preparación del alumno, y la inversión es exorbitante, no se escatiman gastos pues el crecimiento económico a futuro será la ganancia. Siendo consecuentes con la reproducción de dicho modelo en Colombia, resuena otra vez la idea de una jornada única, que propicie que los educandos se ocupen, y enrolarlos en su profesión; con el desarrollo de esta propuesta evitamos la disidencia estudiantil y derrotamos la ociosidad.

Estas circunstancias urgen de un cambio, no podemos seguir siendo autodidactas, se requiere modernizarse y estar a la par de los países que gozan de un alto índice de desarrollo humano, es por eso que es responsabilidad del Estado renovar lo obsoleto; ya no se puede seguir observando instituciones educativas desmoronándose y otras levantadas con materiales de segunda clase, profesores desactualizados en técnicas de enseñanza, universidades públicas con insuficiencia de recursos y elevados costos de matrícula; todo esto debe depurarse e iniciar con una verdadera transformación, porque la mejor manera de decir, es hacer.
@Sergio_Barranco