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Editorial - 13 mayo, 2022

¿Ecoparque o ecocidio?

Ojalá que esta vez sí, pero como debe ser. Desde hace muchos años se habla en Valledupar de un proyecto macro en torno al río Guatapurí, ya son varias las administraciones que han intentado abordar ese tema, con distintos nombres, pero con la misma la idea.

Ojalá que esta vez sí, pero como debe ser. Desde hace muchos años se habla en Valledupar de un proyecto macro en torno al río Guatapurí, ya son varias las administraciones que han intentado abordar ese tema, con distintos nombres, pero con la misma la idea.

Lo más concreto: el diseño del Ecoparque, como la gran obra transformadora de la ciudad, un eje ambiental de 7 kilómetros entre el balneario de Hurtado y las lagunas del Tarullal, resultado del estudio de la Financiera de Desarrollo Territorial – FINDETET y el Banco Interamericano de Desarrollo – BID, que acogieron los antecesores del actual alcalde, Fredys Socarrás y Tuto Uhía.

Ahora, de manera sorpresiva esta semana el gobierno del Mello Castro, a través de la Secretaría de Obras, anunció por redes sociales la propuesta de retomar el proyecto que busca construirlo.

Tema aún crudo, porque, según lo que se lee en el mensaje, por ahora el alcalde apenas le solicitó al Concejo Municipal autorización para que, a través de vigencias futuras, se comprometan los recursos que también incluyó otras obras como la rehabilitación del pabellón de carnes del mercado público y construcción del centro de desarrollo infantil en la Comuna 4.

Como era de esperarse, el solo anuncio sobre el proyecto generó controversia, empezando por el deseo común de que no vaya a ser un alto riesgo ambiental para el mítico Guatapurí, primer patrimonio natural del municipio.

Entre las principales inquietudes que tienen ambientalistas y ciudadanía en general se destacan: falta de divulgación del estudio previo que sustente la contratación, información del presupuesto y fuente de financiación, dar a conocer el cronograma del proyecto, levantar actas de socialización con las comunidades asentadas en las áreas de influencia de la obra y otros actores, estudio de impacto ambiental, soportes del trámite de los respectivos instrumentos de control ambiental ante Corpocesar, estudio de impacto socio-económico del proyecto, análisis de riesgos, correspondencia el plan de ordenamiento del río (POMCA) adoptado por Corpocesar en el 2020, y el estudio de acotamiento del río Guatapurí que le fue entregado en julio de 2021; si se pavimentaría la margen más próxima al cauce del río destruyendo obras significativas como las playas Maravilla, que son atractivo turístico -natural; y algunas voces se preguntan si es una forma de desvirtuar el Macroproyecto y si no es más que una adecuación del sector hoy intervenido, junto a unas obras en la margen izquierda del río, que son la novedad del proyecto .

La magnitud del proyecto original es grande, similar al Malecón de Barranquilla o el parque de Montería. Pero este paso – que complementaría el del parque de La Provincia – solo sería un atisbo tímido de longitud, de la proyectada obra.

Así las cosas, lo primero que debe hacer la actual administración es iniciar un proceso de socialización con todos los estamentos de la sociedad civil, eso es fundamental para la cristalización de esta gran obra. Una importante iniciativa verde que, al contrario, exageraría las zonas duras de cemento, que debe ser un maduro ejemplo de buena planeación.

Editorial
13 mayo, 2022

¿Ecoparque o ecocidio?

Ojalá que esta vez sí, pero como debe ser. Desde hace muchos años se habla en Valledupar de un proyecto macro en torno al río Guatapurí, ya son varias las administraciones que han intentado abordar ese tema, con distintos nombres, pero con la misma la idea.


Ojalá que esta vez sí, pero como debe ser. Desde hace muchos años se habla en Valledupar de un proyecto macro en torno al río Guatapurí, ya son varias las administraciones que han intentado abordar ese tema, con distintos nombres, pero con la misma la idea.

Lo más concreto: el diseño del Ecoparque, como la gran obra transformadora de la ciudad, un eje ambiental de 7 kilómetros entre el balneario de Hurtado y las lagunas del Tarullal, resultado del estudio de la Financiera de Desarrollo Territorial – FINDETET y el Banco Interamericano de Desarrollo – BID, que acogieron los antecesores del actual alcalde, Fredys Socarrás y Tuto Uhía.

Ahora, de manera sorpresiva esta semana el gobierno del Mello Castro, a través de la Secretaría de Obras, anunció por redes sociales la propuesta de retomar el proyecto que busca construirlo.

Tema aún crudo, porque, según lo que se lee en el mensaje, por ahora el alcalde apenas le solicitó al Concejo Municipal autorización para que, a través de vigencias futuras, se comprometan los recursos que también incluyó otras obras como la rehabilitación del pabellón de carnes del mercado público y construcción del centro de desarrollo infantil en la Comuna 4.

Como era de esperarse, el solo anuncio sobre el proyecto generó controversia, empezando por el deseo común de que no vaya a ser un alto riesgo ambiental para el mítico Guatapurí, primer patrimonio natural del municipio.

Entre las principales inquietudes que tienen ambientalistas y ciudadanía en general se destacan: falta de divulgación del estudio previo que sustente la contratación, información del presupuesto y fuente de financiación, dar a conocer el cronograma del proyecto, levantar actas de socialización con las comunidades asentadas en las áreas de influencia de la obra y otros actores, estudio de impacto ambiental, soportes del trámite de los respectivos instrumentos de control ambiental ante Corpocesar, estudio de impacto socio-económico del proyecto, análisis de riesgos, correspondencia el plan de ordenamiento del río (POMCA) adoptado por Corpocesar en el 2020, y el estudio de acotamiento del río Guatapurí que le fue entregado en julio de 2021; si se pavimentaría la margen más próxima al cauce del río destruyendo obras significativas como las playas Maravilla, que son atractivo turístico -natural; y algunas voces se preguntan si es una forma de desvirtuar el Macroproyecto y si no es más que una adecuación del sector hoy intervenido, junto a unas obras en la margen izquierda del río, que son la novedad del proyecto .

La magnitud del proyecto original es grande, similar al Malecón de Barranquilla o el parque de Montería. Pero este paso – que complementaría el del parque de La Provincia – solo sería un atisbo tímido de longitud, de la proyectada obra.

Así las cosas, lo primero que debe hacer la actual administración es iniciar un proceso de socialización con todos los estamentos de la sociedad civil, eso es fundamental para la cristalización de esta gran obra. Una importante iniciativa verde que, al contrario, exageraría las zonas duras de cemento, que debe ser un maduro ejemplo de buena planeación.