Dos hermanos le apostaron a una combinación atrevida: cultura y empresa, que se hizo realidad con la puesta en marcha de un bar que conjuga los dos conceptos. Esta es su historia hecha en Valledupar.
Carlos César y Guillermo Luis Silva son dos jóvenes hermanos propietario de Tlön Bar, espacio que hace un año se encuentra en la ciudad con el propósito de ofrecer a los vallenatos un lugar donde se promueva la cultura y el entretenimiento.
Carlos Silva cuenta que la idea nació por el gusto de ambos por el arte (literatura, pintura, teatro y cine), al igual que el deseo de introducirse en el ámbito empresarial. “Queríamos combinar de buena manera la cultura y la empresa sin quitarle valor a ninguna de las dos. Esto técnicamente se llama emprendimiento cultural”, asegura Carlos Silva.
El nombre Tlön está inspirado en uno de los más extensos relatos escritos por el argentino Jorge Luis Borges, aparecido por primera vez en la colección ‘El jardín de senderos que se bifurcan’ (1941) que más tarde formaría parte del libro ‘Ficciones’ (1944).
Estos jóvenes hermano, de 28 y 26 años, con esfuerzos y ahorros crearon lo que hoy en día es Tlön. Carlos César afirma que esta microempresa ha sido una apuesta que hasta el momento no la van perdiendo, porque actualmente está consolidada como un bar que brinda un ambiente sano y cultural.
En la parte cultural, Tlön Bar ha contado con el apoyo de artistas como Fredy Calderón, José Luis Molina, Baldot, Walter Arland, Abrahán Carrillo, Jaime Celedón, entre muchos otros.
Lo particular y lo más llamativo que diferencia a Tlön de los demás bares de Valledupar, es que ofrece además de un espacio para la rumba, donde se puede bailar y tomar, una zona con biblioteca donde los clientes pueden compartir con sus amigos la pasión por la lectura, apreciar las pinturas y esculturas que adornan el bar, así como los recitales de poesía que organizan. Es una forma alternativa de diversión nocturna no tradicional en la ciudad.
El portafolio de servicio es amplio y asequible a todos, porque el horario es de lunes a sábado y cada día tiene su afán y su concepto.
Carlos Silva cuenta que los lunes son de intercambios de experiencias en distintos idiomas mientras las personas degustan bebidas; los martes son literarios con recitales, lanzamientos de libros, cuentería, charlas y teatro; los miércoles son de salsa con baile y talleres. Los jueves son de rock con presentaciones en vivo; los viernes y sábado son de música crossover y parranda vallenata en vivo. Hay arte y rumba, se puede bailar, oír poesía, hablar de los cuadros de Van Gogh, de los versos de Alejandro Durán, de amores y desamores.
Carlos Cesar y Guillermo Luis aseguran que para llegar a la meta que para ellos simboliza el éxito nos les hace falta mucho porque hasta el momento han logrado consolidar su empresa y hacerla valiosa para muchas personas. “Esto ha sido posible gracias a nuestra creatividad, disciplina y mentalidad empresarial”, dice Carlos César.
Estos jóvenes hermanos dicen pertenecer a una generación que comienza a entender que los negocios urbanos y los que promueven el turismo son el futuro económico de Valledupar, una ciudad que tiene todo para convertirse en un destino mundial, más allá del Festival Vallenato. Por el momento, ellos se han aferrado a promover el arte de la región y el centro histórico de Valledupar, donde está ubicado Tlön Bar.
“En cuanto al centro histórico, vale la pena decir que está sumido en el olvido de la administración pública que desconoce su potencial. Por eso otro de nuestros grandes logros, es creer en lo olvidado”, coinciden en afirmar Carlos y Guillermo Silva.
El consejo que los dos jóvenes empresarios le envían a la juventud vallenata es que deben trazarse una meta, ser mejores que las generaciones pasadas valorando sus aspectos buenos y desechando los malos, sin faltarles el respeto.
Su frase de motivación: “Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es” Jorge Luis Borges.
Por Sara Maestre Díaz Granados
Dos hermanos le apostaron a una combinación atrevida: cultura y empresa, que se hizo realidad con la puesta en marcha de un bar que conjuga los dos conceptos. Esta es su historia hecha en Valledupar.
Carlos César y Guillermo Luis Silva son dos jóvenes hermanos propietario de Tlön Bar, espacio que hace un año se encuentra en la ciudad con el propósito de ofrecer a los vallenatos un lugar donde se promueva la cultura y el entretenimiento.
Carlos Silva cuenta que la idea nació por el gusto de ambos por el arte (literatura, pintura, teatro y cine), al igual que el deseo de introducirse en el ámbito empresarial. “Queríamos combinar de buena manera la cultura y la empresa sin quitarle valor a ninguna de las dos. Esto técnicamente se llama emprendimiento cultural”, asegura Carlos Silva.
El nombre Tlön está inspirado en uno de los más extensos relatos escritos por el argentino Jorge Luis Borges, aparecido por primera vez en la colección ‘El jardín de senderos que se bifurcan’ (1941) que más tarde formaría parte del libro ‘Ficciones’ (1944).
Estos jóvenes hermano, de 28 y 26 años, con esfuerzos y ahorros crearon lo que hoy en día es Tlön. Carlos César afirma que esta microempresa ha sido una apuesta que hasta el momento no la van perdiendo, porque actualmente está consolidada como un bar que brinda un ambiente sano y cultural.
En la parte cultural, Tlön Bar ha contado con el apoyo de artistas como Fredy Calderón, José Luis Molina, Baldot, Walter Arland, Abrahán Carrillo, Jaime Celedón, entre muchos otros.
Lo particular y lo más llamativo que diferencia a Tlön de los demás bares de Valledupar, es que ofrece además de un espacio para la rumba, donde se puede bailar y tomar, una zona con biblioteca donde los clientes pueden compartir con sus amigos la pasión por la lectura, apreciar las pinturas y esculturas que adornan el bar, así como los recitales de poesía que organizan. Es una forma alternativa de diversión nocturna no tradicional en la ciudad.
El portafolio de servicio es amplio y asequible a todos, porque el horario es de lunes a sábado y cada día tiene su afán y su concepto.
Carlos Silva cuenta que los lunes son de intercambios de experiencias en distintos idiomas mientras las personas degustan bebidas; los martes son literarios con recitales, lanzamientos de libros, cuentería, charlas y teatro; los miércoles son de salsa con baile y talleres. Los jueves son de rock con presentaciones en vivo; los viernes y sábado son de música crossover y parranda vallenata en vivo. Hay arte y rumba, se puede bailar, oír poesía, hablar de los cuadros de Van Gogh, de los versos de Alejandro Durán, de amores y desamores.
Carlos Cesar y Guillermo Luis aseguran que para llegar a la meta que para ellos simboliza el éxito nos les hace falta mucho porque hasta el momento han logrado consolidar su empresa y hacerla valiosa para muchas personas. “Esto ha sido posible gracias a nuestra creatividad, disciplina y mentalidad empresarial”, dice Carlos César.
Estos jóvenes hermanos dicen pertenecer a una generación que comienza a entender que los negocios urbanos y los que promueven el turismo son el futuro económico de Valledupar, una ciudad que tiene todo para convertirse en un destino mundial, más allá del Festival Vallenato. Por el momento, ellos se han aferrado a promover el arte de la región y el centro histórico de Valledupar, donde está ubicado Tlön Bar.
“En cuanto al centro histórico, vale la pena decir que está sumido en el olvido de la administración pública que desconoce su potencial. Por eso otro de nuestros grandes logros, es creer en lo olvidado”, coinciden en afirmar Carlos y Guillermo Silva.
El consejo que los dos jóvenes empresarios le envían a la juventud vallenata es que deben trazarse una meta, ser mejores que las generaciones pasadas valorando sus aspectos buenos y desechando los malos, sin faltarles el respeto.
Su frase de motivación: “Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es” Jorge Luis Borges.
Por Sara Maestre Díaz Granados