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Columnista - 1 abril, 2012

Dos poemas en prosa

Por: Leonardo José Maya MD. Tu ausencia Yo sé bien, amada de mis sueños, que un día partirás sin mí; pero aún así  te hablaré de lunas, conocerás  flores tan bellas que solamente existen en la imaginación de los hombres heroicos, verás mares calmos con playas de espumas que visitan los poetas nostálgicos, visitaremos jardines […]

Por: Leonardo José Maya MD.

Tu ausencia

Yo sé bien, amada de mis sueños, que un día partirás sin mí; pero aún así  te hablaré de lunas, conocerás  flores tan bellas que solamente existen en la imaginación de los hombres heroicos, verás mares calmos con playas de espumas que visitan los poetas nostálgicos, visitaremos jardines hermosos donde las flores vuelan como mariposas extraviadas acosadas por invisibles piratas del amor, pondré a tus pies las estrellas más bellas del cielo encendido. Por ti llegaré donde los valientes que combaten hasta el último aliento, jamás se atreverían ni en sus sueños imposibles;  todo esto haré para retenerte.  Sin embargo partirás, para entonces, ya habrás conocido todo cuanto del amor existe, yo apenas empezaré a conocer de olvidos. Pero tengo una inquietud: ¿qué harás cuando te alcancen mis recuerdos? Te compadezco cuando la luna asome a tu ventana a reclamarte mi pena.¿Y yo? ¿ En qué cielo esconderé mi alma para que pueda soportar tu ausencia? ¡ si no existe un sol más despiadado que tu partida !

De Poetas II

Un poeta distraído escribió unos versos al aire que decían más o menos  así: Pido a Dios con todas mis fuerzasque me permita irme lejos  donde solo tus ojos me miren, que sean tus oídos los que escuchen mi voz y tu olfato el que descubra mi presencia, que únicamente tus manos me toqueny tu piel me extrañe.
Meses después llegaron a la dama que cortejó con ansiedad, pero ya él deambulaba sin tiempos. Y se cumplió.
Solo ella escuchaba su voz y percibía su presencia, lo veía atravesar paredes sin asombro como la luz los cristales, desplazarse indiferente entre multitudes ruidosas pero su voz la escuchaba pausada y nítida, entonces empezó a extrañarlo,  él se sintió feliz aunque ya no era él. Ella lo entendió todo cuando le escuchó en su propia voz la última parte del premonitorio poema: la muerte no es más que una disculpa de Dios para enseñarnos a inventar nuevos  sueños…

Disertaciones

Los muchachos del barrio obrero son seres sumamente sensibles. Adoran las chicas tiernas y están dispuestos a esperar mil años por ellas porque son soñadores. Piensan  – y seguirán haciéndolo – que no se puede llegar al corazón de una mujer si no es por el sendero del amor y este comienza en los oídos.
Estos tipos están hechos de un material que los hace incomprendidos en estos tiempos de bailes extraños y música espantosa. Prefieren las épocas de serenatas y vallenatos románticos, por eso, en asuntos de amores padecen un contrasentido de los tiempos actuales.
En pleno siglo XXI son víctimas de amores imposibles – lo que ya es un imposible en sí mismo -porque todas las chicas del barrio están claramente al alcance sin contratiempos; sin embargo, transitan caminos adversos.
Ellas aborrecen a los ilusos que convierten en quimeras cosas tan sencillas como revolcarse en cualquier fiesta. Ellos se defienden y veneran su argumento.
Sostienen que precisamente es por eso que son amores imposibles. Ellas los ignoran y prefirieren chicos menos complicados de otros barrios. Ellos las subliman  sin alcanzarlas.
El desenlace es inminente. Quizás no habrá festejos el día que se conozca el vencedor,  tal vez nadie se acordará de los muchachos del barrio obrero que prefieren los viejos tiempos de serenatas y se conmueven hasta las lágrimas con una frase sentida. O a lo mejor  nazca otro Gustavo Gutiérrez que con un par de versos vuelva a poner las cosas en su lugar.

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Columnista
1 abril, 2012

Dos poemas en prosa

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Leonardo Maya Amaya

Por: Leonardo José Maya MD. Tu ausencia Yo sé bien, amada de mis sueños, que un día partirás sin mí; pero aún así  te hablaré de lunas, conocerás  flores tan bellas que solamente existen en la imaginación de los hombres heroicos, verás mares calmos con playas de espumas que visitan los poetas nostálgicos, visitaremos jardines […]


Por: Leonardo José Maya MD.

Tu ausencia

Yo sé bien, amada de mis sueños, que un día partirás sin mí; pero aún así  te hablaré de lunas, conocerás  flores tan bellas que solamente existen en la imaginación de los hombres heroicos, verás mares calmos con playas de espumas que visitan los poetas nostálgicos, visitaremos jardines hermosos donde las flores vuelan como mariposas extraviadas acosadas por invisibles piratas del amor, pondré a tus pies las estrellas más bellas del cielo encendido. Por ti llegaré donde los valientes que combaten hasta el último aliento, jamás se atreverían ni en sus sueños imposibles;  todo esto haré para retenerte.  Sin embargo partirás, para entonces, ya habrás conocido todo cuanto del amor existe, yo apenas empezaré a conocer de olvidos. Pero tengo una inquietud: ¿qué harás cuando te alcancen mis recuerdos? Te compadezco cuando la luna asome a tu ventana a reclamarte mi pena.¿Y yo? ¿ En qué cielo esconderé mi alma para que pueda soportar tu ausencia? ¡ si no existe un sol más despiadado que tu partida !

De Poetas II

Un poeta distraído escribió unos versos al aire que decían más o menos  así: Pido a Dios con todas mis fuerzasque me permita irme lejos  donde solo tus ojos me miren, que sean tus oídos los que escuchen mi voz y tu olfato el que descubra mi presencia, que únicamente tus manos me toqueny tu piel me extrañe.
Meses después llegaron a la dama que cortejó con ansiedad, pero ya él deambulaba sin tiempos. Y se cumplió.
Solo ella escuchaba su voz y percibía su presencia, lo veía atravesar paredes sin asombro como la luz los cristales, desplazarse indiferente entre multitudes ruidosas pero su voz la escuchaba pausada y nítida, entonces empezó a extrañarlo,  él se sintió feliz aunque ya no era él. Ella lo entendió todo cuando le escuchó en su propia voz la última parte del premonitorio poema: la muerte no es más que una disculpa de Dios para enseñarnos a inventar nuevos  sueños…

Disertaciones

Los muchachos del barrio obrero son seres sumamente sensibles. Adoran las chicas tiernas y están dispuestos a esperar mil años por ellas porque son soñadores. Piensan  – y seguirán haciéndolo – que no se puede llegar al corazón de una mujer si no es por el sendero del amor y este comienza en los oídos.
Estos tipos están hechos de un material que los hace incomprendidos en estos tiempos de bailes extraños y música espantosa. Prefieren las épocas de serenatas y vallenatos románticos, por eso, en asuntos de amores padecen un contrasentido de los tiempos actuales.
En pleno siglo XXI son víctimas de amores imposibles – lo que ya es un imposible en sí mismo -porque todas las chicas del barrio están claramente al alcance sin contratiempos; sin embargo, transitan caminos adversos.
Ellas aborrecen a los ilusos que convierten en quimeras cosas tan sencillas como revolcarse en cualquier fiesta. Ellos se defienden y veneran su argumento.
Sostienen que precisamente es por eso que son amores imposibles. Ellas los ignoran y prefirieren chicos menos complicados de otros barrios. Ellos las subliman  sin alcanzarlas.
El desenlace es inminente. Quizás no habrá festejos el día que se conozca el vencedor,  tal vez nadie se acordará de los muchachos del barrio obrero que prefieren los viejos tiempos de serenatas y se conmueven hasta las lágrimas con una frase sentida. O a lo mejor  nazca otro Gustavo Gutiérrez que con un par de versos vuelva a poner las cosas en su lugar.

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