Sorprende enormemente cuando una persona que camina por las céntricas calles de Valledupar, arroja sin ningún asomo de vergüenza la bolsa del agua que acaba de tomar. Pero más asombra como los hogares vallenatos se vuelven indiferentes y no les importa tener el frente de su vivienda sucio, la misma indiferencia que contagió a los comerciantes, a los vendedores ambulantes, a los taxistas, a los dueños de negocios en todas las zonas de la ciudad.
Sorprende enormemente cuando una persona que camina por las céntricas calles de Valledupar, arroja sin ningún asomo de vergüenza la bolsa del agua que acaba de tomar. Pero más asombra como los hogares vallenatos se vuelven indiferentes y no les importa tener el frente de su vivienda sucio, la misma indiferencia que contagió a los comerciantes, a los vendedores ambulantes, a los taxistas, a los dueños de negocios en todas las zonas de la ciudad.
Valledupar a finales del siglo pasado, incluso a inicios de éste, era catalogada como una ciudad verde, limpia y urbanísticamente bien desarrollada. Hoy las personas que llegan a visitarla se llevan otra percepción: la observan desordenada, sucia, con un tráfico vehicular angustiante, y lo peor de todo, con una indiferencia entre sus habitantes.
Este panorama que hoy refleja la capital fue anunciado en un documento hecho por el Observatorio del Caribe Colombiano, con el concurso de expertos vallenatos, como el urbanista y ex alcalde Carlos García Aragón, y el historiador Tomás Darío Gutiérrez, que a principios de la década del 2000 veían con preocupación lo que se avecinaba… “En el cambio de siglo surge el interrogante sobre el futuro de la ciudad, sus gentes están llamadas a proteger el crecimiento ordenado de Valledupar, esa ciudad verde, repleta de mangos, limpia, amable, con equipamiento como ninguna en el Caribe colombiano y con una gran riqueza cultural. Hay que dar la voz de alerta: Colombia tiene que defender a Valledupar, y aprender de su historia urbana”. Con esta apreciación concluyeron el cuadernillo que arrojó la investigación y análisis hecho en el programa de estudios estratégicos del Observatorio del Caribe Colombiano, en su línea de reflexión ¿Qué ciudades estamos construyendo en el Caribe colombiano?
Fue un presagio, una advertencia que no tuvo mayor eco. Sin embargo, no es tarde para retomar el camino de ciudad verde, limpia, amable y con un equipamiento urbano envidiable. EL PILÓN considera importante el despliegue de campañas permanentes que motiven la cultura ciudadana, tan alejada del diario vivir de los habitantes de la ciudad, tal como lo anuncian en sus planes de desarrollo el Alcalde de Valledupar y el Gobernador del Cesar, acciones que indudablemente apoyaremos como medio de comunicación consciente de su responsabilidad social. Por lo pronto, es oportuno revisar cómo van sus metas plasmadas en los planes de desarrollo referentes a la consolidación de la cultura ciudadana, no en vano la Encuesta de Percepción Ciudadana del Programa ‘Valledupar Cómo Vamos’, revela que el 72% de los vallenatos no ha hecho nada para resolver un problema que afecta a la comunidad.
Sorprende enormemente cuando una persona que camina por las céntricas calles de Valledupar, arroja sin ningún asomo de vergüenza la bolsa del agua que acaba de tomar. Pero más asombra como los hogares vallenatos se vuelven indiferentes y no les importa tener el frente de su vivienda sucio, la misma indiferencia que contagió a los comerciantes, a los vendedores ambulantes, a los taxistas, a los dueños de negocios en todas las zonas de la ciudad.
Sorprende enormemente cuando una persona que camina por las céntricas calles de Valledupar, arroja sin ningún asomo de vergüenza la bolsa del agua que acaba de tomar. Pero más asombra como los hogares vallenatos se vuelven indiferentes y no les importa tener el frente de su vivienda sucio, la misma indiferencia que contagió a los comerciantes, a los vendedores ambulantes, a los taxistas, a los dueños de negocios en todas las zonas de la ciudad.
Valledupar a finales del siglo pasado, incluso a inicios de éste, era catalogada como una ciudad verde, limpia y urbanísticamente bien desarrollada. Hoy las personas que llegan a visitarla se llevan otra percepción: la observan desordenada, sucia, con un tráfico vehicular angustiante, y lo peor de todo, con una indiferencia entre sus habitantes.
Este panorama que hoy refleja la capital fue anunciado en un documento hecho por el Observatorio del Caribe Colombiano, con el concurso de expertos vallenatos, como el urbanista y ex alcalde Carlos García Aragón, y el historiador Tomás Darío Gutiérrez, que a principios de la década del 2000 veían con preocupación lo que se avecinaba… “En el cambio de siglo surge el interrogante sobre el futuro de la ciudad, sus gentes están llamadas a proteger el crecimiento ordenado de Valledupar, esa ciudad verde, repleta de mangos, limpia, amable, con equipamiento como ninguna en el Caribe colombiano y con una gran riqueza cultural. Hay que dar la voz de alerta: Colombia tiene que defender a Valledupar, y aprender de su historia urbana”. Con esta apreciación concluyeron el cuadernillo que arrojó la investigación y análisis hecho en el programa de estudios estratégicos del Observatorio del Caribe Colombiano, en su línea de reflexión ¿Qué ciudades estamos construyendo en el Caribe colombiano?
Fue un presagio, una advertencia que no tuvo mayor eco. Sin embargo, no es tarde para retomar el camino de ciudad verde, limpia, amable y con un equipamiento urbano envidiable. EL PILÓN considera importante el despliegue de campañas permanentes que motiven la cultura ciudadana, tan alejada del diario vivir de los habitantes de la ciudad, tal como lo anuncian en sus planes de desarrollo el Alcalde de Valledupar y el Gobernador del Cesar, acciones que indudablemente apoyaremos como medio de comunicación consciente de su responsabilidad social. Por lo pronto, es oportuno revisar cómo van sus metas plasmadas en los planes de desarrollo referentes a la consolidación de la cultura ciudadana, no en vano la Encuesta de Percepción Ciudadana del Programa ‘Valledupar Cómo Vamos’, revela que el 72% de los vallenatos no ha hecho nada para resolver un problema que afecta a la comunidad.