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Columnista - 7 febrero, 2013

Dios, el mejor salvavidas

Por José Manuel Aponte Martínez   Presento y no pido como comúnmente se dice, disculpas al doctor Álvaro Soto Fuentes, por la omisión involuntaria de su nombre en la construcción de la segunda etapa del Puente de Hurtado, pero fue desacertado y grotesco su reclamo ante un gran número de personas en el Banco Colpatria, […]

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Por José Manuel Aponte Martínez

 

Presento y no pido como comúnmente se dice, disculpas al doctor Álvaro Soto Fuentes, por la omisión involuntaria de su nombre en la construcción de la segunda etapa del Puente de Hurtado, pero fue desacertado y grotesco su reclamo ante un gran número de personas en el Banco Colpatria, al tratarme de mentiroso “periodista de ná”, cabeza hueca donde ya ni un pelo había y menos ideas, por el solo hecho de no haberlo mencionado. Yo lo perdono y le pido que también me perdone, pues ante el alud de improperios, yo también actué de manera violenta, rayana en la vulgaridad.

 

Pero miren, eso sirvió, pues al contarle el incidente a Carlitos “El Agraciado” Quintero, éste me aclaró sobre la participación del doctor Jorge Juan Bendeck  como Ministro de Obras Públicas de esa época; fue una idea suya, como Villanuevero, que permitió que todo un conglomerado tuviera buena comunicación terrestre con los pueblos, veredas y fincas ubicadas del otro lado del río; lo hizo con desprendimiento, pues que yo sepa Jorge Juan, así le digo desde cuando pequeños jugábamos en las pedregosas calles de Villanueva en compañía de Issa su hermano menor, no tenía ni tiene bienes por esa región; lo mismo hizo en San Juan sobre el Río Cesar para La Junta, por petición de su amigo y condiscípulo Edgardo Cuello, de profundas raíces Junteras y en cambio los Villanueveros no fuimos capaces de sugerirle la construcción del puente que tanto se necesita en la vía a la Sierra, ya que los pobres cafetaleros en invierno, bien cansados, sudorosos y mamados para atravesar el río tienen que bajar hasta la carretera, pues corren el riesgo de que El Villanueva embravecido arrastre sus animales con sus respectivas cargas. Sería bueno que el gobernador, nuestro buen amigo Kiko Gómez y la buena alcaldesa, también de nuestros afectos, Claudia Gómez, pensaran en esa posibilidad redentora para los cultivadores de la Serranía de Perijá.

 

Pero bueno, se me va ha agotar otra vez el espacio y no voy a aterrizar donde realmente quiero, la razón que ha motivado esta perorata: El Pozo de Hurtado y su carnal de Los Caballos que hacen parte del cacareado Parque Lineal de Hurtado.

 

En vacaciones fui varias veces, no a bañarme porque detesto el agua helada y me gusta es en grado de “pelapuerco” para bañarme, sino a llevar a mis nietos a practicar natación, pues dá más fortaleza hacerlo en río que en piscina, aunque la corriente sea casi imperceptible como sucede en verano, donde las aguas puras y cristalinas del Guatapurí, en uno de los balnearios más bellos de Colombia, parece que no se movieran, pero lo hacen y arrastran a quien no sepa defenderse, lo que ya no pasa con ellos, pues Nando con 9 agostos encima ha ganado 20 medallas de oro y José con escasos 5 diciembres, ya les sigue los pasos de cerca.

 

Me divierto viendo caderas bonitas y mujeres hermosas, comiendo deliciosos platos de mondongo, sancocho de gallinas, costilla y espinazo de cerdo, carne asada, rellenas, pasteles, chuletas, arroz de pollo sin pollo muy barato y también con abundante pollo, butifarras, obleas, plátanos maduro asados rellenos de queso y arropillas; me deleito con un masaje dado por unas negras espectaculares, afables y diestras en su oficio, gozo viendo a la gente bailar, oyendo música, nadando y buceando, a veces con temeridad y peligro y soy feliz cuando me encuentro con alguien conocido o familiar que me acompañan a tomarme mis Costeñitas bien heladas rematado con un suculento plato de mondongo preparado por el Villanuevero y primo Reyes Olmedo, quien tiene más de 20 años haciéndolo.

 

Pero sufro cuando veo el abandono a que está sometido este idílico lugar, donde la policía es inoperante, pues ahí están, pero no operan y en los Puentes Hurtado y Caballo, hay letreros prohibiendo tirarse porque es muy peligroso, pero es como si nada, ni la policía tampoco hace nada; se tiran de las ramas de un inmenso Carreto muy alto y a cada rato se descalabran, cuando es tan fácil podarlo y cortarle las ramas y san se acabó el peligro, no hay salvavidas a excepción de Dios que es el mejor, los cobros de parqueo son exagerados, faltan canecas para que el lugar sea limpio y los niños adquieran la cultura de botar la basura en ellas y también faltan casetas higiénicas y seguras para cambiarse la ropa, lo mismo que para hacer una necesidad fisiológica, aunque sea paga, ya que las que existen dan vergüenza, asco y dan ganas de vomitar utilizarlas. Otra vez se agotó el espacio, pero hay que agregar señores Diputados y Concejales que con urgencia se necesitan las Oficinas de Turismo Departamental y Municipal, pues los recursos naturales que nos producen hoy para vivir, como el carbón, el gas y el petróleo se acaban e inexorablemente tendremos que recurrir a la famosa Industria sin Chimenea y lugares bellos únicos y exuberantes, sí tenemos en el Cesar y en esta ciudad especialmente. 

 

Como me gustaría ver a Varo, en unión de sus nietos, untándose un rato de pueblo y gozando de las delicias de ese Puente que él desinteresadamente ayudó a construir.

Columnista
7 febrero, 2013

Dios, el mejor salvavidas

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

Por José Manuel Aponte Martínez   Presento y no pido como comúnmente se dice, disculpas al doctor Álvaro Soto Fuentes, por la omisión involuntaria de su nombre en la construcción de la segunda etapa del Puente de Hurtado, pero fue desacertado y grotesco su reclamo ante un gran número de personas en el Banco Colpatria, […]


Por José Manuel Aponte Martínez

 

Presento y no pido como comúnmente se dice, disculpas al doctor Álvaro Soto Fuentes, por la omisión involuntaria de su nombre en la construcción de la segunda etapa del Puente de Hurtado, pero fue desacertado y grotesco su reclamo ante un gran número de personas en el Banco Colpatria, al tratarme de mentiroso “periodista de ná”, cabeza hueca donde ya ni un pelo había y menos ideas, por el solo hecho de no haberlo mencionado. Yo lo perdono y le pido que también me perdone, pues ante el alud de improperios, yo también actué de manera violenta, rayana en la vulgaridad.

 

Pero miren, eso sirvió, pues al contarle el incidente a Carlitos “El Agraciado” Quintero, éste me aclaró sobre la participación del doctor Jorge Juan Bendeck  como Ministro de Obras Públicas de esa época; fue una idea suya, como Villanuevero, que permitió que todo un conglomerado tuviera buena comunicación terrestre con los pueblos, veredas y fincas ubicadas del otro lado del río; lo hizo con desprendimiento, pues que yo sepa Jorge Juan, así le digo desde cuando pequeños jugábamos en las pedregosas calles de Villanueva en compañía de Issa su hermano menor, no tenía ni tiene bienes por esa región; lo mismo hizo en San Juan sobre el Río Cesar para La Junta, por petición de su amigo y condiscípulo Edgardo Cuello, de profundas raíces Junteras y en cambio los Villanueveros no fuimos capaces de sugerirle la construcción del puente que tanto se necesita en la vía a la Sierra, ya que los pobres cafetaleros en invierno, bien cansados, sudorosos y mamados para atravesar el río tienen que bajar hasta la carretera, pues corren el riesgo de que El Villanueva embravecido arrastre sus animales con sus respectivas cargas. Sería bueno que el gobernador, nuestro buen amigo Kiko Gómez y la buena alcaldesa, también de nuestros afectos, Claudia Gómez, pensaran en esa posibilidad redentora para los cultivadores de la Serranía de Perijá.

 

Pero bueno, se me va ha agotar otra vez el espacio y no voy a aterrizar donde realmente quiero, la razón que ha motivado esta perorata: El Pozo de Hurtado y su carnal de Los Caballos que hacen parte del cacareado Parque Lineal de Hurtado.

 

En vacaciones fui varias veces, no a bañarme porque detesto el agua helada y me gusta es en grado de “pelapuerco” para bañarme, sino a llevar a mis nietos a practicar natación, pues dá más fortaleza hacerlo en río que en piscina, aunque la corriente sea casi imperceptible como sucede en verano, donde las aguas puras y cristalinas del Guatapurí, en uno de los balnearios más bellos de Colombia, parece que no se movieran, pero lo hacen y arrastran a quien no sepa defenderse, lo que ya no pasa con ellos, pues Nando con 9 agostos encima ha ganado 20 medallas de oro y José con escasos 5 diciembres, ya les sigue los pasos de cerca.

 

Me divierto viendo caderas bonitas y mujeres hermosas, comiendo deliciosos platos de mondongo, sancocho de gallinas, costilla y espinazo de cerdo, carne asada, rellenas, pasteles, chuletas, arroz de pollo sin pollo muy barato y también con abundante pollo, butifarras, obleas, plátanos maduro asados rellenos de queso y arropillas; me deleito con un masaje dado por unas negras espectaculares, afables y diestras en su oficio, gozo viendo a la gente bailar, oyendo música, nadando y buceando, a veces con temeridad y peligro y soy feliz cuando me encuentro con alguien conocido o familiar que me acompañan a tomarme mis Costeñitas bien heladas rematado con un suculento plato de mondongo preparado por el Villanuevero y primo Reyes Olmedo, quien tiene más de 20 años haciéndolo.

 

Pero sufro cuando veo el abandono a que está sometido este idílico lugar, donde la policía es inoperante, pues ahí están, pero no operan y en los Puentes Hurtado y Caballo, hay letreros prohibiendo tirarse porque es muy peligroso, pero es como si nada, ni la policía tampoco hace nada; se tiran de las ramas de un inmenso Carreto muy alto y a cada rato se descalabran, cuando es tan fácil podarlo y cortarle las ramas y san se acabó el peligro, no hay salvavidas a excepción de Dios que es el mejor, los cobros de parqueo son exagerados, faltan canecas para que el lugar sea limpio y los niños adquieran la cultura de botar la basura en ellas y también faltan casetas higiénicas y seguras para cambiarse la ropa, lo mismo que para hacer una necesidad fisiológica, aunque sea paga, ya que las que existen dan vergüenza, asco y dan ganas de vomitar utilizarlas. Otra vez se agotó el espacio, pero hay que agregar señores Diputados y Concejales que con urgencia se necesitan las Oficinas de Turismo Departamental y Municipal, pues los recursos naturales que nos producen hoy para vivir, como el carbón, el gas y el petróleo se acaban e inexorablemente tendremos que recurrir a la famosa Industria sin Chimenea y lugares bellos únicos y exuberantes, sí tenemos en el Cesar y en esta ciudad especialmente. 

 

Como me gustaría ver a Varo, en unión de sus nietos, untándose un rato de pueblo y gozando de las delicias de ese Puente que él desinteresadamente ayudó a construir.