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Columnista - 23 agosto, 2013

Dios bendice al que da con alegría

Estuve conociendo hace muy pocos días una obra muy bella, son 12 ancianitos que están siendo atendidos de manera integral en un hogar, esto gracias a la Alcaldía Municipal, la oficina de Gestión social y su programa Valledupar Mayor, pero muy especialmente gracias a la Fundación Social Creciendo.

Por Julio Mario Celedón

Estuve conociendo hace muy pocos días una obra muy bella, son 12 ancianitos que están siendo atendidos de manera integral en un hogar, esto gracias a la Alcaldía Municipal, la oficina de Gestión social y su programa Valledupar Mayor, pero muy especialmente gracias a la Fundación Social Creciendo.

El lugar es una casa adecuada para tal fin, en un terreno relativamente pequeño, allí los abuelitos viven cómodamente, se les brinda su alimentación balanceada y completa y reciben cuidados y cariño por parte de las personas que están encargadas de atenderlos, los viejitos son personas que estaban en un total abandono por parte de sus familias y algunos deambulaban por las calles, estuve viendo fotografiáis del estado en que ellos llegaron al Hogar y el cambio físico y espiritual es total, son otras personas, allí se sienten protegidos, están contentos y viven como una familia, son procedentes de distintas partes del país, pero aquí se sienten en casa.

Esta columna es un llamado a la comunidad y al Alcalde Fredys Socarrás para que siga apoyando esta bella obra, para que les preste un poquito más de atención, pues aunque ellos por el momento están bien en forma relativa, aun les hacen falta muchas cositas, principalmente seguridad y una persona que los cuide por las noches.

Estos abuelos en la noche quedan totalmente solos, lo que representa un riesgo grande para su integridad física, pueden ser víctimas de un atraco y les pueden robar las poquitas pertenencias que tienen, además debido a su condición de adultos mayores no es bueno que permanezcan solos previendo que ellos en cualquier momento podrían  sufrir algún percance de salud.

El hogar está ubicado cerca a la escuela del “Turco” Gil, allí los abuelos duermen en una amplia habitación comunal, tienen sus ventiladores, baños, su cocina, comedor, su despensa y un patio en donde algunos de ellos se distraen sembrando productos de pan coger y hortalizas, aunque la Fundación encargada de atenderlos lo está haciendo muy bien y no los descuida ni un instante, la Alcaldía puede hacer mucho más por ellos y la comunidad también.

Lo primero que sugiero es conseguirles un celador o un vigilante para que pase con ellos la noche, sobre todo para que les sirva de compañía, esta  obra merece ser apoyada, esta es la edad en que más atención merecen los seres humanos, son personas frágiles que necesitan sentirse valiosos, merecen ser queridos, se que acá en Valledupar hay personas generosas y  también sé que mi amigo Freddys Socarrás, hombre de buen corazón, va a apoyar aun más este programa.

Esto Dios nos lo recompesará, recordemos que la Palabra dice que Dios bendice al que da con alegría.

 

Columnista
23 agosto, 2013

Dios bendice al que da con alegría

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Julio Mario Celedon

Estuve conociendo hace muy pocos días una obra muy bella, son 12 ancianitos que están siendo atendidos de manera integral en un hogar, esto gracias a la Alcaldía Municipal, la oficina de Gestión social y su programa Valledupar Mayor, pero muy especialmente gracias a la Fundación Social Creciendo.


Por Julio Mario Celedón

Estuve conociendo hace muy pocos días una obra muy bella, son 12 ancianitos que están siendo atendidos de manera integral en un hogar, esto gracias a la Alcaldía Municipal, la oficina de Gestión social y su programa Valledupar Mayor, pero muy especialmente gracias a la Fundación Social Creciendo.

El lugar es una casa adecuada para tal fin, en un terreno relativamente pequeño, allí los abuelitos viven cómodamente, se les brinda su alimentación balanceada y completa y reciben cuidados y cariño por parte de las personas que están encargadas de atenderlos, los viejitos son personas que estaban en un total abandono por parte de sus familias y algunos deambulaban por las calles, estuve viendo fotografiáis del estado en que ellos llegaron al Hogar y el cambio físico y espiritual es total, son otras personas, allí se sienten protegidos, están contentos y viven como una familia, son procedentes de distintas partes del país, pero aquí se sienten en casa.

Esta columna es un llamado a la comunidad y al Alcalde Fredys Socarrás para que siga apoyando esta bella obra, para que les preste un poquito más de atención, pues aunque ellos por el momento están bien en forma relativa, aun les hacen falta muchas cositas, principalmente seguridad y una persona que los cuide por las noches.

Estos abuelos en la noche quedan totalmente solos, lo que representa un riesgo grande para su integridad física, pueden ser víctimas de un atraco y les pueden robar las poquitas pertenencias que tienen, además debido a su condición de adultos mayores no es bueno que permanezcan solos previendo que ellos en cualquier momento podrían  sufrir algún percance de salud.

El hogar está ubicado cerca a la escuela del “Turco” Gil, allí los abuelos duermen en una amplia habitación comunal, tienen sus ventiladores, baños, su cocina, comedor, su despensa y un patio en donde algunos de ellos se distraen sembrando productos de pan coger y hortalizas, aunque la Fundación encargada de atenderlos lo está haciendo muy bien y no los descuida ni un instante, la Alcaldía puede hacer mucho más por ellos y la comunidad también.

Lo primero que sugiero es conseguirles un celador o un vigilante para que pase con ellos la noche, sobre todo para que les sirva de compañía, esta  obra merece ser apoyada, esta es la edad en que más atención merecen los seres humanos, son personas frágiles que necesitan sentirse valiosos, merecen ser queridos, se que acá en Valledupar hay personas generosas y  también sé que mi amigo Freddys Socarrás, hombre de buen corazón, va a apoyar aun más este programa.

Esto Dios nos lo recompesará, recordemos que la Palabra dice que Dios bendice al que da con alegría.