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General - 14 abril, 2015

Diomedes abrió la ‘ventana’ del turismo en La Junta

Un pueblo que los diomedistas volvieron importante, pero que sigue en el olvido del gobierno.

La ventana marroncita, casa de la familia Acosta.
La ventana marroncita, casa de la familia Acosta.
Boton Wpp

Las polvorientas calles de La Junta, corregimiento del sur de La Guajira, nunca habían tenido tantos visitantes. Así lo asegura uno de sus más de 1.800 habitantes, que desde enero que salió al aire el primer capítulo de la novela de Diomedes Díaz, ha visto cómo cada día aumenta la romería de turistas a la tierra natal de ese cantante de música vallenata.

La ventana marroncita, la misma que Diomedes perpetuó en su obra ‘Tres Canciones’, es la más visitada. Todos quieren conocer ese rinconcito de La Junta que fue epicentro de la historia de amor entre el cantante y Patricia Acosta, llamada ‘Lucía Arjona’ en la novela de RCN.

“Diariamente llegan entre 1.500 a dos mil personas, hasta la 1:00 de la mañana hay gente tomándose fotos y a las 6:00 de la mañana hay gente otra vez”, dice Hernán Acosta, hermano de la musa de ‘El Cacique de La Junta’, quien todavía administra la ‘tiendecita’ que con mucho esfuerzo levantó su padre Pedro Ángel Acosta, conocido como ‘El Negro’, y llamado en la novela ‘El Mono Arjona’. Él está muerto desde hace 15 años.

En la casa de los Acosta ya no hay vida tranquila, a todas horas hay gente que quiere conocer la habitación de la amada de Diomedes, pero esa visita no es gratuita; Hernán decidió cobrar dos mil pesos por persona y así tener recursos para el mantenimiento del predio.
“Hay que arreglar el frente de la casa que está feo. El Alcalde de San Juan del Cesar no ha querido dar un peso. Estoy montando un proyecto para presentarlo al Ministerio de Cultura por 500 millones de pesos para poner la casa bonita y cuando la gente venga tenga algo agradable”, propuso el hermano de Patricia.

Alrededor de la ventana se ubica todo un mercado de vendedores ambulantes con puestos de jugos de patilla y tiendas de recuerdos, donde se consigue la colección musical completa de Diomedes, fotos y figuras de todos los tamaños alusivas al ‘Cacique’ de ese pueblo.
Abel Maestre vive en el barrio La Alegría y dejó de cultivar en el campo para dedicarse a vender refrescos a los turistas; con el nuevo negocio gana más plata.

“Soy primo de Diomedes y cuando estábamos pelaos andábamos por todo esto haciendo travesuras”, cuenta a sus clientes mientras les sirve los refrescos.
‘La ruta del Cacique’ ha disparado la movilidad en las carreteras de los corregimientos del norte de Valledupar y del sur de La Guajira. Al llegar a La Junta, en un viaje de una hora en carro desde Valledupar por la vía a San Juan del Cesar, la primera parada es en el letrero con el nombre del pueblo, primera evidencia para demostrar la estancia en el terruño de Diomedes.
Luego, la pregunta infaltable para los junteros ¿Dónde queda la ventana marroncita? La respuesta siempre es la misma: “siga derecho por la calle principal, pase la iglesia y donde vea el montón de carros y gente, ahí es”.

De la ventana marroncita la ruta sigue hacía una calle en bajada que conduce a las afueras del pueblo, donde comienza la trocha que Diomedes de niño recurría en burro para ir a Carrizal, la finca donde vivió y hoy solo hay recuerdos en una casa de barro que tiene la placa en mármol con la leyenda: “En un rancho muy viejo, muy rodeado de lomas, los figura un paisaje, los vehículos pasan y los viejos se asoman, los padres del cantante”, estrofa de la canción ‘El Cantor Campesino’.

Falta apoyo
Rafael Maestre, presidente de la Junta de Acción Comunal de La Junta, también asegura que es familiar de Diomedes y mantiene una lucha con las autoridades municipales para inviertan y se aproveche el ‘boom’ del turismo, porque antes de la novela “este era un pueblo fantasma”.
Por falta de recursos desde hace dos años no se realiza el tradicional Festival del Fique, evento en el que Diomedes empezó a mostrar sus dotes artísticas.

“Durante la fiesta se hacen concursos y exposiciones de variadas artesanías con fique. Igualmente se hace un reinado, concursos de acordeones aficionados y piquería”, recordó el líder comunitario.

Uno de los tesoros turísticos de los junteros es el río Santo Tomás en el balneario El Salto, pero está seco en esta época y un tramo del afluente es utilizado como basurero ante la falta de una ruta de aseo; los que no botan los desechos en el río lo hacen cerca del cementerio.
Los efectos colaterales de la novela son buenos, pero el pueblo siente que estos no han sido suficientes para mejorar sus condiciones de vida, por lo que exigen inversión del gobierno.

Diomedes, patrimonio de Colombia
Ante la Secretaría General de la Cámara de Representantes fue radicado un proyecto de ley y busca que se declare patrimonio cultural de Colombia la obra de Diomedes Díaz, que consta de 36 años de carrera en la que grabó 33 álbumes y 424 canciones, 89 de ellas de su autoría.
El proyecto pretende que se autorice al Ministerio de Cultura para que adopte las medidas necesarias para incentivar la investigación de su obra como fenómeno sociológico y literario dentro del folclor nacional.

Por Martín Mendoza

General
14 abril, 2015

Diomedes abrió la ‘ventana’ del turismo en La Junta

Un pueblo que los diomedistas volvieron importante, pero que sigue en el olvido del gobierno.


La ventana marroncita, casa de la familia Acosta.
La ventana marroncita, casa de la familia Acosta.
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Las polvorientas calles de La Junta, corregimiento del sur de La Guajira, nunca habían tenido tantos visitantes. Así lo asegura uno de sus más de 1.800 habitantes, que desde enero que salió al aire el primer capítulo de la novela de Diomedes Díaz, ha visto cómo cada día aumenta la romería de turistas a la tierra natal de ese cantante de música vallenata.

La ventana marroncita, la misma que Diomedes perpetuó en su obra ‘Tres Canciones’, es la más visitada. Todos quieren conocer ese rinconcito de La Junta que fue epicentro de la historia de amor entre el cantante y Patricia Acosta, llamada ‘Lucía Arjona’ en la novela de RCN.

“Diariamente llegan entre 1.500 a dos mil personas, hasta la 1:00 de la mañana hay gente tomándose fotos y a las 6:00 de la mañana hay gente otra vez”, dice Hernán Acosta, hermano de la musa de ‘El Cacique de La Junta’, quien todavía administra la ‘tiendecita’ que con mucho esfuerzo levantó su padre Pedro Ángel Acosta, conocido como ‘El Negro’, y llamado en la novela ‘El Mono Arjona’. Él está muerto desde hace 15 años.

En la casa de los Acosta ya no hay vida tranquila, a todas horas hay gente que quiere conocer la habitación de la amada de Diomedes, pero esa visita no es gratuita; Hernán decidió cobrar dos mil pesos por persona y así tener recursos para el mantenimiento del predio.
“Hay que arreglar el frente de la casa que está feo. El Alcalde de San Juan del Cesar no ha querido dar un peso. Estoy montando un proyecto para presentarlo al Ministerio de Cultura por 500 millones de pesos para poner la casa bonita y cuando la gente venga tenga algo agradable”, propuso el hermano de Patricia.

Alrededor de la ventana se ubica todo un mercado de vendedores ambulantes con puestos de jugos de patilla y tiendas de recuerdos, donde se consigue la colección musical completa de Diomedes, fotos y figuras de todos los tamaños alusivas al ‘Cacique’ de ese pueblo.
Abel Maestre vive en el barrio La Alegría y dejó de cultivar en el campo para dedicarse a vender refrescos a los turistas; con el nuevo negocio gana más plata.

“Soy primo de Diomedes y cuando estábamos pelaos andábamos por todo esto haciendo travesuras”, cuenta a sus clientes mientras les sirve los refrescos.
‘La ruta del Cacique’ ha disparado la movilidad en las carreteras de los corregimientos del norte de Valledupar y del sur de La Guajira. Al llegar a La Junta, en un viaje de una hora en carro desde Valledupar por la vía a San Juan del Cesar, la primera parada es en el letrero con el nombre del pueblo, primera evidencia para demostrar la estancia en el terruño de Diomedes.
Luego, la pregunta infaltable para los junteros ¿Dónde queda la ventana marroncita? La respuesta siempre es la misma: “siga derecho por la calle principal, pase la iglesia y donde vea el montón de carros y gente, ahí es”.

De la ventana marroncita la ruta sigue hacía una calle en bajada que conduce a las afueras del pueblo, donde comienza la trocha que Diomedes de niño recurría en burro para ir a Carrizal, la finca donde vivió y hoy solo hay recuerdos en una casa de barro que tiene la placa en mármol con la leyenda: “En un rancho muy viejo, muy rodeado de lomas, los figura un paisaje, los vehículos pasan y los viejos se asoman, los padres del cantante”, estrofa de la canción ‘El Cantor Campesino’.

Falta apoyo
Rafael Maestre, presidente de la Junta de Acción Comunal de La Junta, también asegura que es familiar de Diomedes y mantiene una lucha con las autoridades municipales para inviertan y se aproveche el ‘boom’ del turismo, porque antes de la novela “este era un pueblo fantasma”.
Por falta de recursos desde hace dos años no se realiza el tradicional Festival del Fique, evento en el que Diomedes empezó a mostrar sus dotes artísticas.

“Durante la fiesta se hacen concursos y exposiciones de variadas artesanías con fique. Igualmente se hace un reinado, concursos de acordeones aficionados y piquería”, recordó el líder comunitario.

Uno de los tesoros turísticos de los junteros es el río Santo Tomás en el balneario El Salto, pero está seco en esta época y un tramo del afluente es utilizado como basurero ante la falta de una ruta de aseo; los que no botan los desechos en el río lo hacen cerca del cementerio.
Los efectos colaterales de la novela son buenos, pero el pueblo siente que estos no han sido suficientes para mejorar sus condiciones de vida, por lo que exigen inversión del gobierno.

Diomedes, patrimonio de Colombia
Ante la Secretaría General de la Cámara de Representantes fue radicado un proyecto de ley y busca que se declare patrimonio cultural de Colombia la obra de Diomedes Díaz, que consta de 36 años de carrera en la que grabó 33 álbumes y 424 canciones, 89 de ellas de su autoría.
El proyecto pretende que se autorice al Ministerio de Cultura para que adopte las medidas necesarias para incentivar la investigación de su obra como fenómeno sociológico y literario dentro del folclor nacional.

Por Martín Mendoza