Causa tristeza, rabia e indignación ver lo que sucede en Venezuela. La crónica de una relección anunciada se podría llamar lo que acaba de ocurrir. La crisis política, económica y social de esa nación se agrava. En efecto, 8.603.936 de ciudadanos acudieron a las urnas en unas elecciones antes de tiempo y acomodadas a gusto […]
Causa tristeza, rabia e indignación ver lo que sucede en Venezuela. La crónica de una relección anunciada se podría llamar lo que acaba de ocurrir. La crisis política, económica y social de esa nación se agrava.
En efecto, 8.603.936 de ciudadanos acudieron a las urnas en unas elecciones antes de tiempo y acomodadas a gusto del caricaturesco personaje que gobierna ese país. El potencial electoral se aproxima a las 20 millones de personas.
Maduro logró unos 5,8 millones (67 por ciento); Henry Falcón, quien actuó como opositor quedó de segundo, logro un 21 por ciento, cerca de un millón ochocientos mil votos, y Javier Bertucci, pastor evangélico, cerca del 10 por ciento, unos novecientos veinticinco mil votos. No obstante no hubo ninguna competencia política, los principales líderes de oposición están detenidos o en el exilio y así, obviamente, Maduro jugaba solo en el particular proceso.
Como se había anunciado, la mayor parte de la comunidad internacional no acepta ese triunfo espurio del régimen que ha condenado a los venezolanos al hambre, la miseria y las condiciones más indignantes de vida, que jamás habríamos imaginado para ese país, otrora potencia petrolera y envidia de Colombia. Las vueltas que da la vida…
Se extiende así un régimen autocrático y populista, que busca mantenerse en el poder seis años más. Una oposición desorganizada que no ha sido capaz de articularse para convertirse en opción de poder por la vía democrática. Falcón no tenía el apoyo del llamado “Frente Amplio por una Venezuela libre” que agrupa a la mayor parte de las fuerzas de oposición al régimen de Nicolás Maduro. La de Venezuela es una dictadura que cada vez restringe más las libertades del “bravo” pueblo.
De otra parte, está el problema económico: Venezuela es un país dependiente de la producción y exportación de petróleo que no logró construir una base industrial que le permitiera atender la producción interna y diversificar sus exportaciones. La producción de petróleo bajó de 3,1 millones de barriles diarios a 1,4 millones, en menos de diez años. Una caída del 55 por ciento.
Y claro, con petróleo a cien dólares el barril el régimen del socialismo a la venezolana se podía sostener, incluyendo el costo de la corrupción, pero con petróleo por debajo de los US$40 dólares el país se quebró. Ahora, hay una recuperación de precios, pero la producción se redujo a la mitad. Muy poco será el alivio.
El desorden en la política monetaria y la crisis cambiaria ha llevado al país a un proceso hiperinflacionario que, en todo 2018, podría llegar, según el Fondo Monetario Internacional al 100 mil por ciento. La carestía es gravísima: mucha gente buscando comida en las basuras; hambre y falta de medicamentos, etc. El infierno.
Lo más grave es que no se vislumbra ninguna solución, seguirá la migración de venezolanos al resto de América Latina, principalmente a nuestro país. La crisis de Venezuela agravará el desempleo y la inseguridad en Colombia. Tema crítico para el próximo gobierno, gracias al régimen de Maduro que se amarra al Palacio Miraflores. Increíble.
Comunicador Social-Magister en Economía. Docente de la Universidad Externado de Colombia.
Causa tristeza, rabia e indignación ver lo que sucede en Venezuela. La crónica de una relección anunciada se podría llamar lo que acaba de ocurrir. La crisis política, económica y social de esa nación se agrava. En efecto, 8.603.936 de ciudadanos acudieron a las urnas en unas elecciones antes de tiempo y acomodadas a gusto […]
Causa tristeza, rabia e indignación ver lo que sucede en Venezuela. La crónica de una relección anunciada se podría llamar lo que acaba de ocurrir. La crisis política, económica y social de esa nación se agrava.
En efecto, 8.603.936 de ciudadanos acudieron a las urnas en unas elecciones antes de tiempo y acomodadas a gusto del caricaturesco personaje que gobierna ese país. El potencial electoral se aproxima a las 20 millones de personas.
Maduro logró unos 5,8 millones (67 por ciento); Henry Falcón, quien actuó como opositor quedó de segundo, logro un 21 por ciento, cerca de un millón ochocientos mil votos, y Javier Bertucci, pastor evangélico, cerca del 10 por ciento, unos novecientos veinticinco mil votos. No obstante no hubo ninguna competencia política, los principales líderes de oposición están detenidos o en el exilio y así, obviamente, Maduro jugaba solo en el particular proceso.
Como se había anunciado, la mayor parte de la comunidad internacional no acepta ese triunfo espurio del régimen que ha condenado a los venezolanos al hambre, la miseria y las condiciones más indignantes de vida, que jamás habríamos imaginado para ese país, otrora potencia petrolera y envidia de Colombia. Las vueltas que da la vida…
Se extiende así un régimen autocrático y populista, que busca mantenerse en el poder seis años más. Una oposición desorganizada que no ha sido capaz de articularse para convertirse en opción de poder por la vía democrática. Falcón no tenía el apoyo del llamado “Frente Amplio por una Venezuela libre” que agrupa a la mayor parte de las fuerzas de oposición al régimen de Nicolás Maduro. La de Venezuela es una dictadura que cada vez restringe más las libertades del “bravo” pueblo.
De otra parte, está el problema económico: Venezuela es un país dependiente de la producción y exportación de petróleo que no logró construir una base industrial que le permitiera atender la producción interna y diversificar sus exportaciones. La producción de petróleo bajó de 3,1 millones de barriles diarios a 1,4 millones, en menos de diez años. Una caída del 55 por ciento.
Y claro, con petróleo a cien dólares el barril el régimen del socialismo a la venezolana se podía sostener, incluyendo el costo de la corrupción, pero con petróleo por debajo de los US$40 dólares el país se quebró. Ahora, hay una recuperación de precios, pero la producción se redujo a la mitad. Muy poco será el alivio.
El desorden en la política monetaria y la crisis cambiaria ha llevado al país a un proceso hiperinflacionario que, en todo 2018, podría llegar, según el Fondo Monetario Internacional al 100 mil por ciento. La carestía es gravísima: mucha gente buscando comida en las basuras; hambre y falta de medicamentos, etc. El infierno.
Lo más grave es que no se vislumbra ninguna solución, seguirá la migración de venezolanos al resto de América Latina, principalmente a nuestro país. La crisis de Venezuela agravará el desempleo y la inseguridad en Colombia. Tema crítico para el próximo gobierno, gracias al régimen de Maduro que se amarra al Palacio Miraflores. Increíble.
Comunicador Social-Magister en Economía. Docente de la Universidad Externado de Colombia.