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El Catatumbo es la radiografía de lo que se vive en distintas zonas de Colombia y lo que puede ocurrir en otras.
Aunque impopular, en estos momentos se debe insistir en el llamado al diálogo para lograr la paz porque no parece existir opción distinta. La situación del orden público en el país es crítica y la propuesta de paz total del Presidente Petro no ha tenido impacto para un armisticio con todos los grupos que hacen parte del conflicto.
El Catatumbo es la radiografía de lo que se vive en distintas zonas de Colombia y lo que puede ocurrir en otras. En el Cauca, la brutalidad por el dominio que ejercen determinadas organizaciones no es menor a la de la cordillera oriental, como tampoco es menos grave lo que acontece en la Sierra Nevada de Santa Marta.
Precisamente en la Nevada, 23 años atrás, se libró una despiadada batalla entre hombres liderados por Hernán Giraldo y los que seguían órdenes de Jorge 40, durante esos días se promovió un paro de 15 mil campesinos, bloqueando la troncal del caribe y se suspendió el comercio en Santa Marta; pero Giraldo contaba solamente con 200 hombres que no alcanzaban para enfrentar a los 400 combatientes que llegaron por Dibulla y los 800 que penetraron por Minca a pocos kilómetros de la capital del Magdalena con los que Jorge 40 logró que Giraldo se le uniera.
Lo paradójico de esto es que 40 y Giraldo fueron extraditados en el Gobierno de Álvaro Uribe después de sentarse en Ralito (Córdoba) para acordar la paz, pero a pesar de esto el Estado no logró tomar control de las montañas del caribe donde se vivió una especie de transmisión de mando mientras se acomodaban los ejes de poder, los hermanos Mejía Múnera, conocidos como “los Mellizos”, intentaron conformar su imperio usando el nombre de guerra “los Nevados” pero uno murió en un operativo de la DIJIN y el otro fue capturado por la policía después de soportar horas escondido en un camión. Durante la época de estos hermanos mataron abogados, ganaderos y exconcejales acá en Valledupar.
Posteriormente surgieron varias figuras con la meta de consolidar el poder de ‘los Pachencas’ convirtiéndose en un gran ejército en el Magdalena con tentáculos en el norte del Cesar conocidos hoy como las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada (ACSN), pero el Clan del Golfo o las Autodefensas Gaitanistas de Colombia poco a poco se ha instalado allí también en la Sierra Nevada sembrando disputas que en algún momento podrían repetir la historia que se vivió entre Giraldo y Jorge 40 o trasladando a las orillas del mar, lo mismo que está pasando en el Catatumbo, dejando muertes y muchos desplazados.
Así que, en estos momentos podemos hablar de una fase distinta o evolución del conflicto con grupos históricos como el ELN, las disidencias de las FARC, Clan del Golfo replegado por todo el país y las ACSN en la Sierra Nevada, existiendo regiones donde se vive una guerra de todos contra todos.
Ante esto es necesario rediseñar la política de paz, iniciando con el fortalecimiento de las fuerzas armadas, lo que es indispensable; segundo, los generosos ceses al fuego deben responder al acatamiento de este, en determinadas zonas y en caso de incumplimiento levantarlos.
No se puede ocultar que en estos años de gobierno Petro los procesos de paz no han iniciado y las condiciones actuales obligan a plantear propuestas serias con líneas bien definidas para promover conversaciones con grupos armados, una de ellas es conocer la representación de cada uno de ellos; no sabemos quiénes representan a las organizaciones con las que se pretende la paz, por otra parte, se debe construir un marco jurídico fuerte que permita discutir en ciclos concretos con fechas específicas y cuyos avances sean revelados al público inmediatamente.
La verdad y la reparación a las víctimas deben ser núcleo del proceso y aspectos obligatorios para acceder a los beneficios a los que aspiran los combatientes quienes reclamarán un régimen transicional con penas alternativas y garantías para vivir dignamente después de entregar sus armas.
Otro tema que debe ser asumido con mucha seriedad es el narcotráfico, porque lo que está en juego es el control de grandes territorios donde el motor de la economía es el mercado ilícito de las drogas y este punto debe comprender no solamente la petición del gobierno de abandonar esa actividad, se debe llegar a la mesa con políticas serias de sustitución y empleo para que los vientos de paz sean duraderos.
Carlos Andrés Añez Maestre
El Catatumbo es la radiografía de lo que se vive en distintas zonas de Colombia y lo que puede ocurrir en otras.
Aunque impopular, en estos momentos se debe insistir en el llamado al diálogo para lograr la paz porque no parece existir opción distinta. La situación del orden público en el país es crítica y la propuesta de paz total del Presidente Petro no ha tenido impacto para un armisticio con todos los grupos que hacen parte del conflicto.
El Catatumbo es la radiografía de lo que se vive en distintas zonas de Colombia y lo que puede ocurrir en otras. En el Cauca, la brutalidad por el dominio que ejercen determinadas organizaciones no es menor a la de la cordillera oriental, como tampoco es menos grave lo que acontece en la Sierra Nevada de Santa Marta.
Precisamente en la Nevada, 23 años atrás, se libró una despiadada batalla entre hombres liderados por Hernán Giraldo y los que seguían órdenes de Jorge 40, durante esos días se promovió un paro de 15 mil campesinos, bloqueando la troncal del caribe y se suspendió el comercio en Santa Marta; pero Giraldo contaba solamente con 200 hombres que no alcanzaban para enfrentar a los 400 combatientes que llegaron por Dibulla y los 800 que penetraron por Minca a pocos kilómetros de la capital del Magdalena con los que Jorge 40 logró que Giraldo se le uniera.
Lo paradójico de esto es que 40 y Giraldo fueron extraditados en el Gobierno de Álvaro Uribe después de sentarse en Ralito (Córdoba) para acordar la paz, pero a pesar de esto el Estado no logró tomar control de las montañas del caribe donde se vivió una especie de transmisión de mando mientras se acomodaban los ejes de poder, los hermanos Mejía Múnera, conocidos como “los Mellizos”, intentaron conformar su imperio usando el nombre de guerra “los Nevados” pero uno murió en un operativo de la DIJIN y el otro fue capturado por la policía después de soportar horas escondido en un camión. Durante la época de estos hermanos mataron abogados, ganaderos y exconcejales acá en Valledupar.
Posteriormente surgieron varias figuras con la meta de consolidar el poder de ‘los Pachencas’ convirtiéndose en un gran ejército en el Magdalena con tentáculos en el norte del Cesar conocidos hoy como las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada (ACSN), pero el Clan del Golfo o las Autodefensas Gaitanistas de Colombia poco a poco se ha instalado allí también en la Sierra Nevada sembrando disputas que en algún momento podrían repetir la historia que se vivió entre Giraldo y Jorge 40 o trasladando a las orillas del mar, lo mismo que está pasando en el Catatumbo, dejando muertes y muchos desplazados.
Así que, en estos momentos podemos hablar de una fase distinta o evolución del conflicto con grupos históricos como el ELN, las disidencias de las FARC, Clan del Golfo replegado por todo el país y las ACSN en la Sierra Nevada, existiendo regiones donde se vive una guerra de todos contra todos.
Ante esto es necesario rediseñar la política de paz, iniciando con el fortalecimiento de las fuerzas armadas, lo que es indispensable; segundo, los generosos ceses al fuego deben responder al acatamiento de este, en determinadas zonas y en caso de incumplimiento levantarlos.
No se puede ocultar que en estos años de gobierno Petro los procesos de paz no han iniciado y las condiciones actuales obligan a plantear propuestas serias con líneas bien definidas para promover conversaciones con grupos armados, una de ellas es conocer la representación de cada uno de ellos; no sabemos quiénes representan a las organizaciones con las que se pretende la paz, por otra parte, se debe construir un marco jurídico fuerte que permita discutir en ciclos concretos con fechas específicas y cuyos avances sean revelados al público inmediatamente.
La verdad y la reparación a las víctimas deben ser núcleo del proceso y aspectos obligatorios para acceder a los beneficios a los que aspiran los combatientes quienes reclamarán un régimen transicional con penas alternativas y garantías para vivir dignamente después de entregar sus armas.
Otro tema que debe ser asumido con mucha seriedad es el narcotráfico, porque lo que está en juego es el control de grandes territorios donde el motor de la economía es el mercado ilícito de las drogas y este punto debe comprender no solamente la petición del gobierno de abandonar esa actividad, se debe llegar a la mesa con políticas serias de sustitución y empleo para que los vientos de paz sean duraderos.
Carlos Andrés Añez Maestre