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Sin categoría - 1 noviembre, 2024

Día de los Muertos en Valledupar: recuerdos en la eternidad

Reflexiones sobre la tradición, la pérdida y el significado del 2 de noviembre en nuestra cultura vallenata.

Tumbas en el cementerio Jardines del Ecce Homo, un lugar donde los recuerdos se entrelazan con la tradición y la memoria de quienes han partido. Cada lápida cuenta una historia. Foto: Jesús Ochoa.
Tumbas en el cementerio Jardines del Ecce Homo, un lugar donde los recuerdos se entrelazan con la tradición y la memoria de quienes han partido. Cada lápida cuenta una historia. Foto: Jesús Ochoa.
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A menudo, al pensar en los fieles difuntos, vienen a la mente los nombres de una madre, un padre, un compadre, un vecino, una pareja, un abuelo o una abuela, un profesor querido o un compañero de trabajo entrañable. Siempre hay un nombre grabado en mármol, acrílico o fibra de vidrio; incluso los nombres más humildes están escritos en témpera sobre concreto: Luis, María, Xiomara, Uriel, Ana Delia, Gail, Alejandro…

Cada año, el 2 de noviembre se conmemora a los fieles difuntos, una fecha que tradicionalmente se asocia con visitas a los cementerios y misas. Sin embargo, cada vez más este día pierde su relevancia tanto desde el aspecto religioso y simbólico como desde el económico.  A medida que las tradiciones se adaptan a las nuevas realidades sociales y culturales, el verdadero sentido de esta fecha se confunde en la Era Digital.

Pocas compras para los difuntos

Lady Pineda trabaja en una marmolería de la ciudad, ayudando a las personas a rendir el último tributo a sus seres queridos. Ella comenta: “Respecto a la afluencia de clientes durante el Día de los Muertos, este año ha sido inusualmente tranquilo. Generalmente, esta temporada es buena para nosotros; sin embargo, en comparación con años anteriores, hemos notado una disminución en el volumen de trabajo. En años pasados, llegamos a rechazar trabajos debido a la alta demanda. Este año ha sido diferente; eventos como el Día de la Madre o el Día del Padre suelen ser más activos para nosotros. La mayoría de los trabajos que realizamos son para placas nuevas; muy pocas personas solicitan cambios en las placas existentes”.

De manera similar, don Silva, un vendedor de flores naturales y artificiales en el Parque de las Madres desde hace décadas, frente al Cementerio Central, confirma la baja en ventas desde la pandemia por covid. “Lamentablemente, he notado que en los últimos tiempos se ha perdido un poco la esperanza. Hoy en día, parece que las personas solo piensan en el fallecimiento y en el entierro, sin más. Es doloroso ver cómo algunos creen que cumplir con este ritual es suficiente. Sin embargo, hay un porcentaje de personas que aún mantienen la tradición de visitar a sus seres queridos en el cementerio”, lamenta.

Ambos comerciantes coinciden en que son principalmente personas de familias adineradas y de avanzada edad las que están interesadas en mantener viva la tradición del Día de los Fieles Difuntos. Sin embargo, al preguntar a la población más joven, se observa una falta de claridad no solo sobre la fecha y la tradición católica, sino también sobre lo que se debe hacer ese día. “Yo nunca he pisado un cementerio ni una iglesia; no creo que se pueda hacer algo ahí”, dice Luis Martínez, estudiante universitario. “¿El dos de noviembre no es el Día de los Muertos?”, responde María Arregocés al preguntarle sobre qué fecha es el 2 de noviembre.

Lápida personalizada que rinde homenaje a un ser querido, adornada con elementos que reflejan sus pasiones en vida, como el Aguardiente Antioqueño. Foto: Cortesía.

Noviembre es un mes que nos invita a reflexionar sobre la muerte

La conmemoración de todos los fieles difuntos y el Día de los Muertos pueden causar confusión. Noviembre es un mes que nos invita a reflexionar sobre la muerte. Es una espiritualidad que nos recuerda que la muerte corporal es una realidad de la que nadie puede escapar. Casi todas las culturas tienen un culto especial hacia la muerte, reconociendo que nuestra existencia no termina al dejar este mundo”, explica Fray William de Jesús Giraldo Zuluaga, capuchino de la parroquia Tres Avemarías, al abordar la confusión generada en redes sociales sobre la celebración mexicana proclamada como “Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad” y nuestra celebración vallenata conocida como el Día de los Fieles Difuntos.

Las misas para los vivos que conmemoran a sus fieles difuntos en Valledupar comienzan a las 7 a.m. en la capilla del Cementerio Central y otra a las 4:30 p.m. en la Parroquia Nuestra Señora del Rosario; a las 6:30 a.m. y a las 6:00 p.m. en la Iglesia Tres Avemarías, mientras que en la Iglesia San Pío de Pietrelcina será a las 6:00 p.m. Los cementerios operarán en su horario habitual, sin extensiones, desde las 7 a.m. hasta las 6 p.m. en el Cementerio Central; Jardines del Ecce Homo desde las 8:30 a.m. hasta las 5 p.m.; y el Parque Cementerio Jardines de Valledupar de 8 a.m. a 6 p.m.

Los creyentes se esfuerzan por recordar a sus difuntos porque amar significa velar por la salvación del ser querido. “Por eso rezamos las novenas noches”, como explica Fray William. “Vivimos una experiencia de comunión con ellos, una experiencia espiritual que nos conecta, y es muy fuerte, especialmente en el contexto de los novenarios. Siempre hay una espiritualidad que, a veces, puede no estar muy clara; no se trata simplemente de los espíritus o el alma. La espiritualidad de la muerte no es solo eso; es nuestra conciencia de que nuestros seres queridos tienen un final en la presencia de Dios. Oramos con esa intención, para que nuestros seres queridos sean asumidos y abrazados por el buen Dios, quien les recibe y les permite entrar en la experiencia de la comunión de los santos y el encuentro con Él”.

¿Quién ora por los difuntos que mueren en el anonimato?

La Alcaldía de Valledupar, a través de la Secretaría de Gobierno, tiene la responsabilidad del “Arriendo de fosas con el fin de dar cristiana sepultura a los pobres de la solemnidad y N.N. del municipio de Valledupar”. De manera periódica, adjudica contratos para proveer ataúdes y fosas a aquellas personas que viven al día y fallecen, con un presupuesto que supera los ciento cincuenta millones de pesos. En los cementerios, se pueden observar tumbas marcadas con “N.N.” en témpera blanca y letras negras sobre concreto.

Tumbas de personas N.N. en los cementerios en Valledupar son un recordatorio de las vidas perdidas y la búsqueda de identidad y dignidad. Foto: Archivo.

Leer también: Día de los muertos en Valledupar: estos son los horarios de misas y visitas en los cementerios

La misa del dos de noviembre está especialmente dedicada a estas personas. “Precisamente mañana es una misa en la que, literalmente, no se debería nombrar a nadie, pero se hace. Mañana sería un día en el que no se debería mencionar, porque es la misa por todos los fieles difuntos. Y ahí caben todos, incluso aquellos por quienes ni su madre reza. Aquellos que a veces mueren como NN”, explica Fray William de Jesús Giraldo Zuluaga.

Además, el fray detalla que el Hermano Francisco, quien se encarga de la labor social con los habitantes de calle en Valledupar, acompaña con especial atención a estos hermanos. “Al final, alguien tiene que ofrecerles también ese espacio. Si nosotros somos hombres y mujeres de fe, ellos también necesitan ese apoyo. No nos damos cuenta de que es una realidad compleja en la que cualquier persona puede caer; hay personas profesionales que hoy están en una profunda experiencia formativa y han pasado por diferentes situaciones difíciles. Por eso, mañana yo oro por todos los que ya no están, incluso por aquellos que ni siquiera conocemos”.

Como explica el capuchino de la Iglesia Tres Avemarías, al morir regresamos como una desembocadura a la inmensidad de Dios. En la tierra, los vivos recuerdan a sus seres queridos con flores que perduran un poco más en este clima cálido, como los claveles. Buscan dejar un legado del ser amado en mármol: “tallados que simbolizan vacas, escudos de equipos deportivos e incluso marcas de automóviles como Toyota, solicitado por un cliente que tenía una gran afinidad por este modelo”, cuenta Pineda. Sin embargo, la muerte es solo el inicio del recuerdo terrenal.

Por: Katlin Navarro Luna/EL PILÓN

Sin categoría
1 noviembre, 2024

Día de los Muertos en Valledupar: recuerdos en la eternidad

Reflexiones sobre la tradición, la pérdida y el significado del 2 de noviembre en nuestra cultura vallenata.


Tumbas en el cementerio Jardines del Ecce Homo, un lugar donde los recuerdos se entrelazan con la tradición y la memoria de quienes han partido. Cada lápida cuenta una historia. Foto: Jesús Ochoa.
Tumbas en el cementerio Jardines del Ecce Homo, un lugar donde los recuerdos se entrelazan con la tradición y la memoria de quienes han partido. Cada lápida cuenta una historia. Foto: Jesús Ochoa.
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A menudo, al pensar en los fieles difuntos, vienen a la mente los nombres de una madre, un padre, un compadre, un vecino, una pareja, un abuelo o una abuela, un profesor querido o un compañero de trabajo entrañable. Siempre hay un nombre grabado en mármol, acrílico o fibra de vidrio; incluso los nombres más humildes están escritos en témpera sobre concreto: Luis, María, Xiomara, Uriel, Ana Delia, Gail, Alejandro…

Cada año, el 2 de noviembre se conmemora a los fieles difuntos, una fecha que tradicionalmente se asocia con visitas a los cementerios y misas. Sin embargo, cada vez más este día pierde su relevancia tanto desde el aspecto religioso y simbólico como desde el económico.  A medida que las tradiciones se adaptan a las nuevas realidades sociales y culturales, el verdadero sentido de esta fecha se confunde en la Era Digital.

Pocas compras para los difuntos

Lady Pineda trabaja en una marmolería de la ciudad, ayudando a las personas a rendir el último tributo a sus seres queridos. Ella comenta: “Respecto a la afluencia de clientes durante el Día de los Muertos, este año ha sido inusualmente tranquilo. Generalmente, esta temporada es buena para nosotros; sin embargo, en comparación con años anteriores, hemos notado una disminución en el volumen de trabajo. En años pasados, llegamos a rechazar trabajos debido a la alta demanda. Este año ha sido diferente; eventos como el Día de la Madre o el Día del Padre suelen ser más activos para nosotros. La mayoría de los trabajos que realizamos son para placas nuevas; muy pocas personas solicitan cambios en las placas existentes”.

De manera similar, don Silva, un vendedor de flores naturales y artificiales en el Parque de las Madres desde hace décadas, frente al Cementerio Central, confirma la baja en ventas desde la pandemia por covid. “Lamentablemente, he notado que en los últimos tiempos se ha perdido un poco la esperanza. Hoy en día, parece que las personas solo piensan en el fallecimiento y en el entierro, sin más. Es doloroso ver cómo algunos creen que cumplir con este ritual es suficiente. Sin embargo, hay un porcentaje de personas que aún mantienen la tradición de visitar a sus seres queridos en el cementerio”, lamenta.

Ambos comerciantes coinciden en que son principalmente personas de familias adineradas y de avanzada edad las que están interesadas en mantener viva la tradición del Día de los Fieles Difuntos. Sin embargo, al preguntar a la población más joven, se observa una falta de claridad no solo sobre la fecha y la tradición católica, sino también sobre lo que se debe hacer ese día. “Yo nunca he pisado un cementerio ni una iglesia; no creo que se pueda hacer algo ahí”, dice Luis Martínez, estudiante universitario. “¿El dos de noviembre no es el Día de los Muertos?”, responde María Arregocés al preguntarle sobre qué fecha es el 2 de noviembre.

Lápida personalizada que rinde homenaje a un ser querido, adornada con elementos que reflejan sus pasiones en vida, como el Aguardiente Antioqueño. Foto: Cortesía.

Noviembre es un mes que nos invita a reflexionar sobre la muerte

La conmemoración de todos los fieles difuntos y el Día de los Muertos pueden causar confusión. Noviembre es un mes que nos invita a reflexionar sobre la muerte. Es una espiritualidad que nos recuerda que la muerte corporal es una realidad de la que nadie puede escapar. Casi todas las culturas tienen un culto especial hacia la muerte, reconociendo que nuestra existencia no termina al dejar este mundo”, explica Fray William de Jesús Giraldo Zuluaga, capuchino de la parroquia Tres Avemarías, al abordar la confusión generada en redes sociales sobre la celebración mexicana proclamada como “Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad” y nuestra celebración vallenata conocida como el Día de los Fieles Difuntos.

Las misas para los vivos que conmemoran a sus fieles difuntos en Valledupar comienzan a las 7 a.m. en la capilla del Cementerio Central y otra a las 4:30 p.m. en la Parroquia Nuestra Señora del Rosario; a las 6:30 a.m. y a las 6:00 p.m. en la Iglesia Tres Avemarías, mientras que en la Iglesia San Pío de Pietrelcina será a las 6:00 p.m. Los cementerios operarán en su horario habitual, sin extensiones, desde las 7 a.m. hasta las 6 p.m. en el Cementerio Central; Jardines del Ecce Homo desde las 8:30 a.m. hasta las 5 p.m.; y el Parque Cementerio Jardines de Valledupar de 8 a.m. a 6 p.m.

Los creyentes se esfuerzan por recordar a sus difuntos porque amar significa velar por la salvación del ser querido. “Por eso rezamos las novenas noches”, como explica Fray William. “Vivimos una experiencia de comunión con ellos, una experiencia espiritual que nos conecta, y es muy fuerte, especialmente en el contexto de los novenarios. Siempre hay una espiritualidad que, a veces, puede no estar muy clara; no se trata simplemente de los espíritus o el alma. La espiritualidad de la muerte no es solo eso; es nuestra conciencia de que nuestros seres queridos tienen un final en la presencia de Dios. Oramos con esa intención, para que nuestros seres queridos sean asumidos y abrazados por el buen Dios, quien les recibe y les permite entrar en la experiencia de la comunión de los santos y el encuentro con Él”.

¿Quién ora por los difuntos que mueren en el anonimato?

La Alcaldía de Valledupar, a través de la Secretaría de Gobierno, tiene la responsabilidad del “Arriendo de fosas con el fin de dar cristiana sepultura a los pobres de la solemnidad y N.N. del municipio de Valledupar”. De manera periódica, adjudica contratos para proveer ataúdes y fosas a aquellas personas que viven al día y fallecen, con un presupuesto que supera los ciento cincuenta millones de pesos. En los cementerios, se pueden observar tumbas marcadas con “N.N.” en témpera blanca y letras negras sobre concreto.

Tumbas de personas N.N. en los cementerios en Valledupar son un recordatorio de las vidas perdidas y la búsqueda de identidad y dignidad. Foto: Archivo.

Leer también: Día de los muertos en Valledupar: estos son los horarios de misas y visitas en los cementerios

La misa del dos de noviembre está especialmente dedicada a estas personas. “Precisamente mañana es una misa en la que, literalmente, no se debería nombrar a nadie, pero se hace. Mañana sería un día en el que no se debería mencionar, porque es la misa por todos los fieles difuntos. Y ahí caben todos, incluso aquellos por quienes ni su madre reza. Aquellos que a veces mueren como NN”, explica Fray William de Jesús Giraldo Zuluaga.

Además, el fray detalla que el Hermano Francisco, quien se encarga de la labor social con los habitantes de calle en Valledupar, acompaña con especial atención a estos hermanos. “Al final, alguien tiene que ofrecerles también ese espacio. Si nosotros somos hombres y mujeres de fe, ellos también necesitan ese apoyo. No nos damos cuenta de que es una realidad compleja en la que cualquier persona puede caer; hay personas profesionales que hoy están en una profunda experiencia formativa y han pasado por diferentes situaciones difíciles. Por eso, mañana yo oro por todos los que ya no están, incluso por aquellos que ni siquiera conocemos”.

Como explica el capuchino de la Iglesia Tres Avemarías, al morir regresamos como una desembocadura a la inmensidad de Dios. En la tierra, los vivos recuerdan a sus seres queridos con flores que perduran un poco más en este clima cálido, como los claveles. Buscan dejar un legado del ser amado en mármol: “tallados que simbolizan vacas, escudos de equipos deportivos e incluso marcas de automóviles como Toyota, solicitado por un cliente que tenía una gran afinidad por este modelo”, cuenta Pineda. Sin embargo, la muerte es solo el inicio del recuerdo terrenal.

Por: Katlin Navarro Luna/EL PILÓN