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General - 2 noviembre, 2022

Día de los Fieles Difuntos: la pandemia alejó a los vivos de los muertos

En los dos cementerios más antiguos de Valledupar, el Día de los Fieles Difuntos ya no se vive como antes.  La pandemia alejó a muchas personas de los camposantos.

PERSONAS COMO TULIO BARRIOS, se rehúsan a perder la sagrada cita con sus difuntos y ora por ellos./ FOTO: JOAQUÍN RAMÍREZ.
PERSONAS COMO TULIO BARRIOS, se rehúsan a perder la sagrada cita con sus difuntos y ora por ellos./ FOTO: JOAQUÍN RAMÍREZ.
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En el Cementerio Central de Valledupar, el más antiguo de la ciudad fundado en 1806, el Día de los Fieles Difuntos ya no se vive como antes.  La pandemia cambió a la humanidad y esta celebración religiosa no fue ajena a ello.

La romería de gente que cada dos de noviembre llegaba al camposanto ubicado en la calle 15 entre carreras 9 y 10 se redujo a pocas personas que se niegan a perder la tradición de orar y llevarle flores este día a los seres queridos que acabaron su vida terrenal.

Quizás, como dice Santander Martínez, trabajador del camposanto por más de 15 años, “la pandemia alejó a los vivos de los muertos”.

Según Martínez, todavía muchas personas, sobre todo los adultos mayores, le temen a enfermarse de COVID-19 y les huyen a las aglomeraciones.  

“Antes de la pandemia, desde octubre la gente comenzaba a asistir y visitar a sus familiares, a arreglar las bóvedas y tumbas, ahora todavía hay personas que no se atreven a salir o a visitar, esto ha estado limitado”, dijo el hombre de 64 años que llegó de Córdoba a recoger algodón en la región, pero desde hace década y media se quedó laborando en el cementerio del barrio El Centro.

CECILIA TORRES, vendedora de flores que por más de 30 años se ha ubicado enfrente del Cementerio Central. / FOTO: JOAQUÍN RAMÍREZ.

La realización de las misas por fuera del camposanto -también por cuestiones de protocolo- es otra de las razones que habría disminuido el flujo de visitantes en esta especial conmemoración de los católicos.

Para otros, la misma pandemia hizo de la muerte algo tan cotidiano y natural que, sumado al cierre de los cementerios por medidas de la emergencia por covid, la gente terminó acostumbrándose a no ir al camposanto.

LAS FLORES: VENTAS BAJAS

El reflejo palpable de que la pandemia ‘mató’ el Día de los Difuntos se vive en el Parque de las Madres, tradicional lugar de venta de flores, donde las ventas bajaron dramáticamente.

Cuenta Cecilia Torres, vendedora de flores que por más de 30 años se ha ubicado enfrente del Cementerio Central, que un día como el de este miércoles lograba recaudar el triple de ganancias en comparación con lo que gana hoy.

POCA AFLUENCIA se observó en horas de la mañana del miércoles en el camposanto ubicado en la calle 15 entre carreras 9 y 10. / FOTO: JOAQUÍN RAMÍREZ.

Antes era de amanecer, desde el día anterior la gente compraba flores para llevar a los pueblos, uno se venía desde la 4 a.m. y se iba a las 7 p.m. Había buenas ganancias.  Hoy (miércoles) me vine a la hora normal y aún (en la mañana) no se ve mucha gente”, señaló Cecilia.

Sumado a ello, la crisis económica y los insumos para cultivar flores han encarecido el producto lo que lo hace aún menos apetecible y necesario.

Las margaritas que antes se conseguían en $6.000 están en $12.000.  Antes la gente compraba $100.000 en flores, hoy día con tantas necesidades básicas no alcanza para flores”, manifestó la mujer.

La muerte se volvió tan natural, antes te asombraba porque se le murió la mamá a una amiga pero ahora resulta que a ti se te murieron dos hermanos. Cada quien vive su propio duelo y dejamos de vivir el dolor ajeno”, apuntó Cecilia. 

No obstante, personas como Tulio Barrios, se rehúsan a perder la sagrada cita con sus difuntos y ora por ellos.  En su caso, llegó al Cementerio Central a orar por sus padres que reposan en ese lugar.  

“Siempre los visito, hoy es un día especial para estar con ellos, hay que dedicárselo, ellos también nos iluminan desde allá donde están”, dijo Barrios. 

ALGUNAS PERSONAS siguen la tradición católica de la Conmemoración del Día de los Fieles Difuntos, un día festivo religioso en memoria de los fallecidos. / FOTO: JOAQUÍN RAMÍREZ.

En el Cementerio Nuevo el panorama no era diferente.  Dos vendedoras de rosas, un vendedor de tintos y un vendedor de cholados esperaban a los dolientes para hacer su ‘agosto’ el dos de noviembre.  

“La gente vieja no viene por miedo, los nuevos son pocos los que vienen”, dijo Julia Arzuaga, vendedora de rosas de este camposanto.

Más directo fue Amadeo Rodríguez, quien vende tintos en este lugar: “Después de la pandemia la gente entendió que el muerto al hoyo y el vivo al bollo”.

¿QUÉ SE CELEBRA EL 2 DE NOVIEMBRE?

Cada dos de noviembre, la Iglesia católica celebra la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, un día festivo religioso en memoria de los fallecidos. 

Esta fecha tiene como tema central la doctrina de orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrenal y, en el caso católico, por quienes se encuentran aún en estado de purificación en el ‘Purgatorio’.

Según el sacerdote Jaider Baute, párroco de nuestra Señora de Guadalupe, ubicada en la Ceiba Altagracia, el Día de los Fieles Difuntos es una fiesta donde tradicionalmente oramos por los fieles difuntos, especialmente, por aquellos que se encuentran en el ‘Purgatorio’. 

Todos sabemos que para entrar al cielo debemos estar completamente purificados, completamente limpios, hay muchas personas que al momento de morir no logran esa pureza, por decirlo así.  Entonces ellos tienen que purificar después de muertos. Oramos por esas almas para que ellos puedan acceder al cielo, todos los que están en el ‘Purgatorio’ van a subir al cielo, pero necesitamos orar nosotros -como iglesia caminante y peregrina- por esas almas que se encuentran en el ‘purgatorio’, y eso lo hacemos por medio de la eucaristía”, dijo el religioso.

POR JOSÉ ALEJANDRO MARTÍNEZ VEGA / EL PILÓN. 

General
2 noviembre, 2022

Día de los Fieles Difuntos: la pandemia alejó a los vivos de los muertos

En los dos cementerios más antiguos de Valledupar, el Día de los Fieles Difuntos ya no se vive como antes.  La pandemia alejó a muchas personas de los camposantos.


PERSONAS COMO TULIO BARRIOS, se rehúsan a perder la sagrada cita con sus difuntos y ora por ellos./ FOTO: JOAQUÍN RAMÍREZ.
PERSONAS COMO TULIO BARRIOS, se rehúsan a perder la sagrada cita con sus difuntos y ora por ellos./ FOTO: JOAQUÍN RAMÍREZ.
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En el Cementerio Central de Valledupar, el más antiguo de la ciudad fundado en 1806, el Día de los Fieles Difuntos ya no se vive como antes.  La pandemia cambió a la humanidad y esta celebración religiosa no fue ajena a ello.

La romería de gente que cada dos de noviembre llegaba al camposanto ubicado en la calle 15 entre carreras 9 y 10 se redujo a pocas personas que se niegan a perder la tradición de orar y llevarle flores este día a los seres queridos que acabaron su vida terrenal.

Quizás, como dice Santander Martínez, trabajador del camposanto por más de 15 años, “la pandemia alejó a los vivos de los muertos”.

Según Martínez, todavía muchas personas, sobre todo los adultos mayores, le temen a enfermarse de COVID-19 y les huyen a las aglomeraciones.  

“Antes de la pandemia, desde octubre la gente comenzaba a asistir y visitar a sus familiares, a arreglar las bóvedas y tumbas, ahora todavía hay personas que no se atreven a salir o a visitar, esto ha estado limitado”, dijo el hombre de 64 años que llegó de Córdoba a recoger algodón en la región, pero desde hace década y media se quedó laborando en el cementerio del barrio El Centro.

CECILIA TORRES, vendedora de flores que por más de 30 años se ha ubicado enfrente del Cementerio Central. / FOTO: JOAQUÍN RAMÍREZ.

La realización de las misas por fuera del camposanto -también por cuestiones de protocolo- es otra de las razones que habría disminuido el flujo de visitantes en esta especial conmemoración de los católicos.

Para otros, la misma pandemia hizo de la muerte algo tan cotidiano y natural que, sumado al cierre de los cementerios por medidas de la emergencia por covid, la gente terminó acostumbrándose a no ir al camposanto.

LAS FLORES: VENTAS BAJAS

El reflejo palpable de que la pandemia ‘mató’ el Día de los Difuntos se vive en el Parque de las Madres, tradicional lugar de venta de flores, donde las ventas bajaron dramáticamente.

Cuenta Cecilia Torres, vendedora de flores que por más de 30 años se ha ubicado enfrente del Cementerio Central, que un día como el de este miércoles lograba recaudar el triple de ganancias en comparación con lo que gana hoy.

POCA AFLUENCIA se observó en horas de la mañana del miércoles en el camposanto ubicado en la calle 15 entre carreras 9 y 10. / FOTO: JOAQUÍN RAMÍREZ.

Antes era de amanecer, desde el día anterior la gente compraba flores para llevar a los pueblos, uno se venía desde la 4 a.m. y se iba a las 7 p.m. Había buenas ganancias.  Hoy (miércoles) me vine a la hora normal y aún (en la mañana) no se ve mucha gente”, señaló Cecilia.

Sumado a ello, la crisis económica y los insumos para cultivar flores han encarecido el producto lo que lo hace aún menos apetecible y necesario.

Las margaritas que antes se conseguían en $6.000 están en $12.000.  Antes la gente compraba $100.000 en flores, hoy día con tantas necesidades básicas no alcanza para flores”, manifestó la mujer.

La muerte se volvió tan natural, antes te asombraba porque se le murió la mamá a una amiga pero ahora resulta que a ti se te murieron dos hermanos. Cada quien vive su propio duelo y dejamos de vivir el dolor ajeno”, apuntó Cecilia. 

No obstante, personas como Tulio Barrios, se rehúsan a perder la sagrada cita con sus difuntos y ora por ellos.  En su caso, llegó al Cementerio Central a orar por sus padres que reposan en ese lugar.  

“Siempre los visito, hoy es un día especial para estar con ellos, hay que dedicárselo, ellos también nos iluminan desde allá donde están”, dijo Barrios. 

ALGUNAS PERSONAS siguen la tradición católica de la Conmemoración del Día de los Fieles Difuntos, un día festivo religioso en memoria de los fallecidos. / FOTO: JOAQUÍN RAMÍREZ.

En el Cementerio Nuevo el panorama no era diferente.  Dos vendedoras de rosas, un vendedor de tintos y un vendedor de cholados esperaban a los dolientes para hacer su ‘agosto’ el dos de noviembre.  

“La gente vieja no viene por miedo, los nuevos son pocos los que vienen”, dijo Julia Arzuaga, vendedora de rosas de este camposanto.

Más directo fue Amadeo Rodríguez, quien vende tintos en este lugar: “Después de la pandemia la gente entendió que el muerto al hoyo y el vivo al bollo”.

¿QUÉ SE CELEBRA EL 2 DE NOVIEMBRE?

Cada dos de noviembre, la Iglesia católica celebra la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, un día festivo religioso en memoria de los fallecidos. 

Esta fecha tiene como tema central la doctrina de orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrenal y, en el caso católico, por quienes se encuentran aún en estado de purificación en el ‘Purgatorio’.

Según el sacerdote Jaider Baute, párroco de nuestra Señora de Guadalupe, ubicada en la Ceiba Altagracia, el Día de los Fieles Difuntos es una fiesta donde tradicionalmente oramos por los fieles difuntos, especialmente, por aquellos que se encuentran en el ‘Purgatorio’. 

Todos sabemos que para entrar al cielo debemos estar completamente purificados, completamente limpios, hay muchas personas que al momento de morir no logran esa pureza, por decirlo así.  Entonces ellos tienen que purificar después de muertos. Oramos por esas almas para que ellos puedan acceder al cielo, todos los que están en el ‘Purgatorio’ van a subir al cielo, pero necesitamos orar nosotros -como iglesia caminante y peregrina- por esas almas que se encuentran en el ‘purgatorio’, y eso lo hacemos por medio de la eucaristía”, dijo el religioso.

POR JOSÉ ALEJANDRO MARTÍNEZ VEGA / EL PILÓN.