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Editorial - 5 mayo, 2024

Después de Festival, hora de volver a la realidad nuestra

El telón se ha bajado en el escenario multicolor donde la música, la cultura y la tradición se fusionaron en una sinfonía de acordes y emociones durante el Festival de la Leyenda Vallenata. Durante cerca de dos semanas, Valledupar se convirtió en el epicentro de la pasión por el vallenato, atrayendo a multitudes ávidas de celebrar esta manifestación artística única.

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El telón se ha bajado en el escenario multicolor donde la música, la cultura y la tradición se fusionaron en una sinfonía de acordes y emociones durante el Festival de la Leyenda Vallenata. Durante cerca de dos semanas, Valledupar se convirtió en el epicentro de la pasión por el vallenato, atrayendo a multitudes ávidas de celebrar esta manifestación artística única.

Sin embargo, mientras las últimas notas se desvanecen en el aire, es necesario que retomemos los temas de interés general que merecen nuestra atención continua. Durante el Festival, muchos escándalos surgieron en el orden nacional que aquí no tuvieron el mismo eco, por ello esta semana es clave para que nuestra dirigencia política y medios de comunicación fijemos los ojos en estos asuntos que de una u otra manera afectan a regiones como el Cesar y La Guajira.  

Sabemos el inmenso significado del Festival Vallenato, pero al igual que cualquier festividad efímera, su conclusión no debe marcar el fin del compromiso con los asuntos que afectan a nuestra sociedad. Es necesario que, tras el fervor festivo, volvamos la mirada hacia los problemas y oportunidades que nos esperan, en especial nuestros gobernantes locales y departamental, a quienes, a partir de este mes les comienza el declive de la luna de miel con el pueblo y empiezan las evaluaciones y exigencias de unas comunidades sedientas de soluciones.

Después del Festival y cumplidos los primeros 100 días de gobierno, ya en la recta final del primer semestre de los nuevos mandatos, no habrá excusa convincente para no comenzar a mostrar resultados, las exigencias de la gente se incrementarán paulatinamente con el paso del tiempo, de eso deben estar conscientes los alcaldes del Cesar y la gobernadora del departamento.  

Ellos deben entender que en un mundo donde las distracciones son abundantes y los problemas son complejos, es fácil perder de vista las cuestiones que realmente importan. Sin embargo, ignorar los problemas no los hace desaparecer. La pobreza, el desempleo, la educación, la salud, el medio ambiente, el desorden vial de Valledupar, los altos índices de inseguridad en la ciudad, la mala prestación de los servicios públicos domiciliarios y sus altos costos, son solo algunas de las áreas que requieren una atención constante y acciones decididas. Iguales situaciones viven nuestros municipios del Cesar. Al retomar estos temas, tanto la institucionalidad como la sociedad civil estarán reconociendo sus responsabilidades colectivas de construir un futuro mejor para todos.

Volviendo al Festival, no podemos pasar por alto su impacto económico. Si bien el evento genera ingresos significativos y promueve el turismo, también revela compromisos frente al cuidado de nuestra naturaleza, por ello urge una buena gestión pos festival del manejo acertado de residuos y toda clase de basuras. Estos aspectos no deben pasar desapercibidos una vez que los focos se apagan y las multitudes se dispersan. Debe prevalecer el cuidado y preservación del medio ambiente.

El Festival de la Leyenda Vallenata puede haber llegado a su fin, pero su espíritu perdura en nosotros. Ahora es el momento de canalizar esa energía hacia la solución de las principales necesidades de las comunidades. Solo al hacerlo podemos verdaderamente honrar la rica herencia cultural que celebramos y trabajar juntos para construir un futuro lleno de armonía y prosperidad para todos.

Editorial
5 mayo, 2024

Después de Festival, hora de volver a la realidad nuestra

El telón se ha bajado en el escenario multicolor donde la música, la cultura y la tradición se fusionaron en una sinfonía de acordes y emociones durante el Festival de la Leyenda Vallenata. Durante cerca de dos semanas, Valledupar se convirtió en el epicentro de la pasión por el vallenato, atrayendo a multitudes ávidas de celebrar esta manifestación artística única.


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El telón se ha bajado en el escenario multicolor donde la música, la cultura y la tradición se fusionaron en una sinfonía de acordes y emociones durante el Festival de la Leyenda Vallenata. Durante cerca de dos semanas, Valledupar se convirtió en el epicentro de la pasión por el vallenato, atrayendo a multitudes ávidas de celebrar esta manifestación artística única.

Sin embargo, mientras las últimas notas se desvanecen en el aire, es necesario que retomemos los temas de interés general que merecen nuestra atención continua. Durante el Festival, muchos escándalos surgieron en el orden nacional que aquí no tuvieron el mismo eco, por ello esta semana es clave para que nuestra dirigencia política y medios de comunicación fijemos los ojos en estos asuntos que de una u otra manera afectan a regiones como el Cesar y La Guajira.  

Sabemos el inmenso significado del Festival Vallenato, pero al igual que cualquier festividad efímera, su conclusión no debe marcar el fin del compromiso con los asuntos que afectan a nuestra sociedad. Es necesario que, tras el fervor festivo, volvamos la mirada hacia los problemas y oportunidades que nos esperan, en especial nuestros gobernantes locales y departamental, a quienes, a partir de este mes les comienza el declive de la luna de miel con el pueblo y empiezan las evaluaciones y exigencias de unas comunidades sedientas de soluciones.

Después del Festival y cumplidos los primeros 100 días de gobierno, ya en la recta final del primer semestre de los nuevos mandatos, no habrá excusa convincente para no comenzar a mostrar resultados, las exigencias de la gente se incrementarán paulatinamente con el paso del tiempo, de eso deben estar conscientes los alcaldes del Cesar y la gobernadora del departamento.  

Ellos deben entender que en un mundo donde las distracciones son abundantes y los problemas son complejos, es fácil perder de vista las cuestiones que realmente importan. Sin embargo, ignorar los problemas no los hace desaparecer. La pobreza, el desempleo, la educación, la salud, el medio ambiente, el desorden vial de Valledupar, los altos índices de inseguridad en la ciudad, la mala prestación de los servicios públicos domiciliarios y sus altos costos, son solo algunas de las áreas que requieren una atención constante y acciones decididas. Iguales situaciones viven nuestros municipios del Cesar. Al retomar estos temas, tanto la institucionalidad como la sociedad civil estarán reconociendo sus responsabilidades colectivas de construir un futuro mejor para todos.

Volviendo al Festival, no podemos pasar por alto su impacto económico. Si bien el evento genera ingresos significativos y promueve el turismo, también revela compromisos frente al cuidado de nuestra naturaleza, por ello urge una buena gestión pos festival del manejo acertado de residuos y toda clase de basuras. Estos aspectos no deben pasar desapercibidos una vez que los focos se apagan y las multitudes se dispersan. Debe prevalecer el cuidado y preservación del medio ambiente.

El Festival de la Leyenda Vallenata puede haber llegado a su fin, pero su espíritu perdura en nosotros. Ahora es el momento de canalizar esa energía hacia la solución de las principales necesidades de las comunidades. Solo al hacerlo podemos verdaderamente honrar la rica herencia cultural que celebramos y trabajar juntos para construir un futuro lleno de armonía y prosperidad para todos.