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Columnista - 27 enero, 2020

Desproporcionada inversión en parques, desborda la pobreza

El concepto de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas se destaca como la columna vertebral de una política global para satisfacer las necesidades actuales y dirigir activamente nuestro desarrollo para los más carentes. En ese sentido los dirigentes son los administradores públicos delegados para el manejo del gasto público, sin embargo, con ese poder inusitado […]

El concepto de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas se destaca como la columna vertebral de una política global para satisfacer las necesidades actuales y dirigir activamente nuestro desarrollo para los más carentes. En ese sentido los dirigentes son los administradores públicos delegados para el manejo del gasto público, sin embargo, con ese poder inusitado que nadie controla oportunamente, hace que cada día se alejen más de la búsqueda de la equidad social, aumentando la eficiencia del gasto, con el fin que los mayores recursos se traduzcan en mayores resultados.

La tarea de mejorar la focalización de la inversión para que la plata llegue donde más se necesita, no se ha hecho, pues no han logrado consolidar un sistema de inversión social, con base en la planificación, para enfrentar las crisis permanentes de nuestros habitantes y esas exageradas inversiones se han convertido en un problema de Estado, por el saqueo del erario, como fenómeno asociado a aquellas decisiones públicas que no consultan el interés general para poder favorecer intereses personales, eso es lo que siempre ha sucedido. Esperar el turno, esperar la oportunidad para delinquir.

Los mandatarios tienen la obligación de priorizar la inversión pública, con gestiones eficientes y proporcionadas, calculando el gasto de acuerdo a las necesidades más urgentes como lo son, la alimentación, educación, salud, vivienda y transporte, pero la inversión en recreación supera las expectativas, balance que sugiere repensar y destinar los recursos donde más se necesiten. No hay defensa alguna para proceder a reformular parques que solo necesitaban mantenimiento, demoler plazas y reconstruirlas sin necesidad, demoler tarimas, para construir otra nueva tarima, sin ninguna justificación técnica o jurídica, construir monumentos bajo el sofisma de inversión social para el turismo de la economía naranja.

Por eso, no me cansaré de denunciar estos desatinos absurdos, porque cada día que pasa siento que se consolida más una progresiva indiferencia al respecto de lo que está pasando en Valledupar, donde los mandatarios de turno actúan según el olfato, improvisando cada día más y lo que es más grave, sin la aplicación de instrumentos de planificación de los cuales este municipio adolece y de continuar así como estamos, será imposible pretenden emerger de nuestra actual nivel de pobreza, debido a que si no hay inversiones acertadas, no habrá jamás desarrollo y sin desarrollo, solo habrá necesidades, informalidad, evasión de impuestos, desigualdad en el sistema educativo, distribución desigual de la riqueza, monarquía, desempleo, bajos ingresos económicos, descenso en el crecimiento económico y carencia de servicios de salud y alimentación.

Esta es la visión multidimensional de la pobreza que jamás podremos remediar, sin una política pública clara y dirigida a para acabar con este flagelo. Basta ya de gastar para aparentar riqueza y creatividad, basta ya de tanta farsa.

Columnista
27 enero, 2020

Desproporcionada inversión en parques, desborda la pobreza

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Augusto Enrique Orozco Sanchez

El concepto de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas se destaca como la columna vertebral de una política global para satisfacer las necesidades actuales y dirigir activamente nuestro desarrollo para los más carentes. En ese sentido los dirigentes son los administradores públicos delegados para el manejo del gasto público, sin embargo, con ese poder inusitado […]


El concepto de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas se destaca como la columna vertebral de una política global para satisfacer las necesidades actuales y dirigir activamente nuestro desarrollo para los más carentes. En ese sentido los dirigentes son los administradores públicos delegados para el manejo del gasto público, sin embargo, con ese poder inusitado que nadie controla oportunamente, hace que cada día se alejen más de la búsqueda de la equidad social, aumentando la eficiencia del gasto, con el fin que los mayores recursos se traduzcan en mayores resultados.

La tarea de mejorar la focalización de la inversión para que la plata llegue donde más se necesita, no se ha hecho, pues no han logrado consolidar un sistema de inversión social, con base en la planificación, para enfrentar las crisis permanentes de nuestros habitantes y esas exageradas inversiones se han convertido en un problema de Estado, por el saqueo del erario, como fenómeno asociado a aquellas decisiones públicas que no consultan el interés general para poder favorecer intereses personales, eso es lo que siempre ha sucedido. Esperar el turno, esperar la oportunidad para delinquir.

Los mandatarios tienen la obligación de priorizar la inversión pública, con gestiones eficientes y proporcionadas, calculando el gasto de acuerdo a las necesidades más urgentes como lo son, la alimentación, educación, salud, vivienda y transporte, pero la inversión en recreación supera las expectativas, balance que sugiere repensar y destinar los recursos donde más se necesiten. No hay defensa alguna para proceder a reformular parques que solo necesitaban mantenimiento, demoler plazas y reconstruirlas sin necesidad, demoler tarimas, para construir otra nueva tarima, sin ninguna justificación técnica o jurídica, construir monumentos bajo el sofisma de inversión social para el turismo de la economía naranja.

Por eso, no me cansaré de denunciar estos desatinos absurdos, porque cada día que pasa siento que se consolida más una progresiva indiferencia al respecto de lo que está pasando en Valledupar, donde los mandatarios de turno actúan según el olfato, improvisando cada día más y lo que es más grave, sin la aplicación de instrumentos de planificación de los cuales este municipio adolece y de continuar así como estamos, será imposible pretenden emerger de nuestra actual nivel de pobreza, debido a que si no hay inversiones acertadas, no habrá jamás desarrollo y sin desarrollo, solo habrá necesidades, informalidad, evasión de impuestos, desigualdad en el sistema educativo, distribución desigual de la riqueza, monarquía, desempleo, bajos ingresos económicos, descenso en el crecimiento económico y carencia de servicios de salud y alimentación.

Esta es la visión multidimensional de la pobreza que jamás podremos remediar, sin una política pública clara y dirigida a para acabar con este flagelo. Basta ya de gastar para aparentar riqueza y creatividad, basta ya de tanta farsa.