Lo propone el Presidente Santos no solo para transformar el enemigo, sino para por todos abordar y capear los temas del proceso de paz que se adelanta con las Farc y que pasa por un momento crucial. En noviembre del 2014 escribí aquí una columna intitulada Desescalar las Plumas invitando a los columnistas del país […]
Lo propone el Presidente Santos no solo para transformar el enemigo, sino para por todos abordar y capear los temas del proceso de paz que se adelanta con las Farc y que pasa por un momento crucial. En noviembre del 2014 escribí aquí una columna intitulada Desescalar las Plumas invitando a los columnistas del país utilizar en sus opiniones un lenguaje menos agresivo alrededor de los puntos de la Paz que en el entretanto se negocian en La Habana.
Desescalar es aminorar, apocar, reducir, disminuir los vocablos que se seleccionan para analizar las vicisitudes, avances y retrocesos que se suceden en el transcurrir de los diálogos y debates que se presentan al interior de una negociación que avanza bajo fuego cruzado y ventiao. Y obviamente frente a posiciones tan extremas y recelosas como las de la Farc y el Gobierno Colombiano hay que ser blandos con las personas y duros con los problemas.
Entonces en teoría de negociación no se trata de una expresión irónica llamar a la Farc, narcoterrorista o con epítetos de todos los calibres, precisamente porque se negocia alrededor de una problemática añeja e históricamente de gran complejidad. Ahora si en esquema de negociación progresiva se han acercado las posiciones a un extremo aceptable, en técnicas de negociación es fundamental la mejor comunicación entre las partes, por manera se contribuye con aportes críticos y con reflexiones agudas no con descalificaciones o con eufemismos de honorables bandidos o don terroristas.
Los colombianos podemos tener nuestra propia visión no solo del método seleccionado para afrontar el proceso de negociación sino alrededor de los problemas en desacuerdo, pero siempre un grupo reducido de las partes tienen que resolver el conflicto de todos. Hay que proporcionar insumos e intercambios de pareceres.
Para la senadora Paloma Valencia del Centro Democrático, la impunidad se asocia de la idea de no castigo, cuando conceptualmente es de no sanción. Y resulta impresionante escucharle decir que la única sanción posible para los miembros de la Farc es la pena privativa física de la libertad entre barrotes, olvidando que aun en justicia no transicional, al lado de la pena principal de prisión, existe la pecuniaria de multa y las demás privativas de otros derechos como por ejemplo la inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas como variable de muchísimos ejemplos. Y además olvida que la prisión domiciliaria es sustitutiva a la de prisión carcelaria y, en este caso lo que hay es un cambio de sitio de reclusión pero prisión efectiva de la libertad.
Estamos en zona de posible acuerdo ZOPA (Zone of posssible Agreement), es decir, en zona de solapamiento. Todos los puntos en la ZOPA representan situaciones en las que ambas partes -Farc y Gobierno- consideran que un acuerdo es aceptable. Sino existe una ZOPA, quiere decir que no existe ninguna alternativa de acuerdo que sea aceptable para ambas partes, y por lo tanto el acuerdo es improbable. Colombia a un “cacho” de un acuerdo de paz.
Presidente Santos en la consolidación de un acuerdo óptimo tenga inteligencia emocional, capacidad de buena comunicación, persuasión, voluntad y persistencia para ejecutar la estrategia que se haya ideado para enfrentar a un grupo de rebeldes como las Farc que se encontraron en el devenir de las formas de lucha con la involución de los horrores de la guerra. Aguante.
Lo propone el Presidente Santos no solo para transformar el enemigo, sino para por todos abordar y capear los temas del proceso de paz que se adelanta con las Farc y que pasa por un momento crucial. En noviembre del 2014 escribí aquí una columna intitulada Desescalar las Plumas invitando a los columnistas del país […]
Lo propone el Presidente Santos no solo para transformar el enemigo, sino para por todos abordar y capear los temas del proceso de paz que se adelanta con las Farc y que pasa por un momento crucial. En noviembre del 2014 escribí aquí una columna intitulada Desescalar las Plumas invitando a los columnistas del país utilizar en sus opiniones un lenguaje menos agresivo alrededor de los puntos de la Paz que en el entretanto se negocian en La Habana.
Desescalar es aminorar, apocar, reducir, disminuir los vocablos que se seleccionan para analizar las vicisitudes, avances y retrocesos que se suceden en el transcurrir de los diálogos y debates que se presentan al interior de una negociación que avanza bajo fuego cruzado y ventiao. Y obviamente frente a posiciones tan extremas y recelosas como las de la Farc y el Gobierno Colombiano hay que ser blandos con las personas y duros con los problemas.
Entonces en teoría de negociación no se trata de una expresión irónica llamar a la Farc, narcoterrorista o con epítetos de todos los calibres, precisamente porque se negocia alrededor de una problemática añeja e históricamente de gran complejidad. Ahora si en esquema de negociación progresiva se han acercado las posiciones a un extremo aceptable, en técnicas de negociación es fundamental la mejor comunicación entre las partes, por manera se contribuye con aportes críticos y con reflexiones agudas no con descalificaciones o con eufemismos de honorables bandidos o don terroristas.
Los colombianos podemos tener nuestra propia visión no solo del método seleccionado para afrontar el proceso de negociación sino alrededor de los problemas en desacuerdo, pero siempre un grupo reducido de las partes tienen que resolver el conflicto de todos. Hay que proporcionar insumos e intercambios de pareceres.
Para la senadora Paloma Valencia del Centro Democrático, la impunidad se asocia de la idea de no castigo, cuando conceptualmente es de no sanción. Y resulta impresionante escucharle decir que la única sanción posible para los miembros de la Farc es la pena privativa física de la libertad entre barrotes, olvidando que aun en justicia no transicional, al lado de la pena principal de prisión, existe la pecuniaria de multa y las demás privativas de otros derechos como por ejemplo la inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas como variable de muchísimos ejemplos. Y además olvida que la prisión domiciliaria es sustitutiva a la de prisión carcelaria y, en este caso lo que hay es un cambio de sitio de reclusión pero prisión efectiva de la libertad.
Estamos en zona de posible acuerdo ZOPA (Zone of posssible Agreement), es decir, en zona de solapamiento. Todos los puntos en la ZOPA representan situaciones en las que ambas partes -Farc y Gobierno- consideran que un acuerdo es aceptable. Sino existe una ZOPA, quiere decir que no existe ninguna alternativa de acuerdo que sea aceptable para ambas partes, y por lo tanto el acuerdo es improbable. Colombia a un “cacho” de un acuerdo de paz.
Presidente Santos en la consolidación de un acuerdo óptimo tenga inteligencia emocional, capacidad de buena comunicación, persuasión, voluntad y persistencia para ejecutar la estrategia que se haya ideado para enfrentar a un grupo de rebeldes como las Farc que se encontraron en el devenir de las formas de lucha con la involución de los horrores de la guerra. Aguante.