El impacto social que recae sobre las comunidades indígenas cada día es más latente; por tal razón, dos estudiantes de comunicación social de la Universidad Francisco de Paula Santander, sede Ocaña, decidieron realizar un proyecto de investigación en el departamento del Cesar, reflejando los problemas sociales que transcurren en esta zona de interculturalidad.
El impacto social que recae sobre las comunidades indígenas cada día es más latente; por tal razón, dos estudiantes de comunicación social de la Universidad Francisco de Paula Santander, sede Ocaña, decidieron realizar un proyecto de investigación en el departamento del Cesar, reflejando los problemas sociales que transcurren en esta zona de interculturalidad. Deserción escolar, bullying y discriminación son algunos de los problemas de la comunidad arhuaca asentada en el municipio de Pueblo Bello y en el territorio ancestral de Nabusimake.
“Llevamos casi un año trabajando en este proyecto donde reflejamos los problemas sociales que transcurren en este proceso del choque de dos culturas principalmente en los colegios; la parte rural está habitable la mayor parte por indígenas”, explicó Tatiana Guerrero, una de las líderes de esta investigación. Junto a su compañero Raúl Rojas, residente del municipio de Pueblo Bello, encontraron que en la parte rural del departamento del Cesar y municipios aledaños a este sector es donde más ocurren estas problemáticas.
Dentro de los testimonios narrados por uno de los estudiantes indígenas exaltaba que la pérdida de los valores tradicionales suma otro de los inconvenientes que afectan a esta población. “Los niños nos contaban que muchas veces les decían mujer por el cabello largo que hace parte de sus costumbres y que está más ligado a la naturaleza ancestral y tradicional de su cultura”, explicó Guerrero.
Trabajaron con dos instituciones educativas; una ubicada en Pueblo Bello con un promedio de 300 estudiantes indígenas y la otra Nabusimake con unos 180 alumnos entre las edades de 12 y 14 años. Otra anécdota encontrada la protagoniza uno de los alumnos arhuacos que está próximo a iniciar estudios de pregrado en historia dentro de la Universidad Nacional. Narraba que “había aprendido a sobrellevar estos problemas desde que llegó al colegio pero no fue impedimento para que fuera uno de los mejores del salón”.
El impacto social que recae sobre las comunidades indígenas cada día es más latente; por tal razón, dos estudiantes de comunicación social de la Universidad Francisco de Paula Santander, sede Ocaña, decidieron realizar un proyecto de investigación en el departamento del Cesar, reflejando los problemas sociales que transcurren en esta zona de interculturalidad.
El impacto social que recae sobre las comunidades indígenas cada día es más latente; por tal razón, dos estudiantes de comunicación social de la Universidad Francisco de Paula Santander, sede Ocaña, decidieron realizar un proyecto de investigación en el departamento del Cesar, reflejando los problemas sociales que transcurren en esta zona de interculturalidad. Deserción escolar, bullying y discriminación son algunos de los problemas de la comunidad arhuaca asentada en el municipio de Pueblo Bello y en el territorio ancestral de Nabusimake.
“Llevamos casi un año trabajando en este proyecto donde reflejamos los problemas sociales que transcurren en este proceso del choque de dos culturas principalmente en los colegios; la parte rural está habitable la mayor parte por indígenas”, explicó Tatiana Guerrero, una de las líderes de esta investigación. Junto a su compañero Raúl Rojas, residente del municipio de Pueblo Bello, encontraron que en la parte rural del departamento del Cesar y municipios aledaños a este sector es donde más ocurren estas problemáticas.
Dentro de los testimonios narrados por uno de los estudiantes indígenas exaltaba que la pérdida de los valores tradicionales suma otro de los inconvenientes que afectan a esta población. “Los niños nos contaban que muchas veces les decían mujer por el cabello largo que hace parte de sus costumbres y que está más ligado a la naturaleza ancestral y tradicional de su cultura”, explicó Guerrero.
Trabajaron con dos instituciones educativas; una ubicada en Pueblo Bello con un promedio de 300 estudiantes indígenas y la otra Nabusimake con unos 180 alumnos entre las edades de 12 y 14 años. Otra anécdota encontrada la protagoniza uno de los alumnos arhuacos que está próximo a iniciar estudios de pregrado en historia dentro de la Universidad Nacional. Narraba que “había aprendido a sobrellevar estos problemas desde que llegó al colegio pero no fue impedimento para que fuera uno de los mejores del salón”.