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Hemos afirmado en diferentes escenarios: malditas esas amnistías que han permitido que gobiernen nuestros países sinvergüenzas como Hugo Chávez, Daniel Ortega y el guerrillero. Estamos pagando las consecuencias de “no matar a la culebra por la cabeza” y ahora a llorarle “al mono de la pila”.
O Petro se avispa y rectifica o nos llevó el que nos trajo. El asunto con los Estados Unidos se está complicando. No sólo hicimos el ridículo como nación con la postura del gobierno frente a las deportaciones de connacionales -terminamos todos los colombianos pagando la gasolina del avión presidencial por un servicio que era pagado por los estadounidenses-, sino que en la reunión que Petro sostuvo con la secretaria de seguridad nacional del país del norte, Kristi Noem, criticó a Donald Trump de manera sistemática y remató abogando por los criminales del Tren de Aragua. Es vergonzoso que el presidente de Colombia maneje las relaciones internacionales de esa manera y a punta de ligerezas, pero más aún que mantenga en esos espacios bilaterales una posición de apoyo a los delincuentes. Está muy claro que para nosotros esos personajes son delincuentes, mientras que para Petro son amigos, aliados, camaradas. Pero no puede ser tan obvio, tan descarado. Además, Petro responsabilizó de tal entuerto al traductor; tiene que ser uno muy cínico para culpar a quien sólo se limitó a transcribir al inglés lo dicho por un presidente que no sabe hablar ese idioma.
Hemos afirmado en diferentes escenarios: malditas esas amnistías que han permitido que gobiernen nuestros países sinvergüenzas como Hugo Chávez, Daniel Ortega y el guerrillero. Estamos pagando las consecuencias de “no matar a la culebra por la cabeza” y ahora a llorarle “al mono de la pila”.
El país sigue descuadernado, a la deriva. Ahora la preocupación del gobierno está en seguir minando el sistema de salud, afectar la educación y sacar adelante su consulta popular. Es curioso cómo pretenden que por medio de un mecanismo de participación -constitucionalmente reconocido-, se aprueben medidas abiertamente impopulares y altamente nocivas para el empleo y la economía.
Petro ahora recibe la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños -CELAC- y esto nos puede salir caro, nos puede afectar mucho. Ha mostrado este señor las ganas de mostrarle los dientes a Mr. Trump, haciendo uso de esa posición. Lo han precedido en ese cargo personajes como Raúl Castro, Evo Morales, Rafael Correa, Andrés Manuel López Obrador, Alberto Fernández y Xiomara Castro; como ven, la alcurnia de la indecencia política de la región. Si Petro usa la CELAC para seguir atacando a los Estados Unidos, asegura un daño enorme a nuestra economía, a las exportaciones, a la ayuda que nos habrían de dar y a los visados de todos los nacidos en estas tierras cafeteras. El proceso de certificación está a la vuelta de la esquina y, en mi opinión, debe estar más cerca de descertificarnos que de certificarnos. Las razones son sencillas: el país está infestado de coca -esto no tiene antecedentes-, y los carteles mexicanos campean por nuestro territorio sin problema, mientras la fuerza pública, por orden expresa del ejecutivo, tiene las manos amarradas y está sometida a silenciarse ante semejante despropósito. Los mafiosos están en los territorios, han disparado la violencia, las masacres aumentaron -se supone que no habría masacres en este gobierno- y el conflicto se ha exacerbado; ¿por qué? Fácil: porque hoy los mafiosos gobiernan a Colombia. Hace años la mafia gobernaba por interpuesta persona, hoy la mafia detenta el poder. Esta relación ha sido de largo aliento y si no lo creen, recuerden el pacto entre la guerrilla del M-19 y Pablo Escobar que terminó con la toma del palacio de Justicia, por allá en noviembre de 1985. Y si lo siguen dudando, ¿recuerdan el llamado pacto de La Picota? ¡Hoy los mafiosos gobiernan a Colombia!
Mientras tanto, a Susana Muhamad la dignidad le duró muy poco. Petro se movió rápido y para no perderla, le ofreció la dirección del Departamento de Planeación Nacional, posición que ella aceptó; Susanita se tragó el sapo. Ella tendrá que verle la cara a Benedetti constantemente y será quien financie sus porquerías, de no creer. Sus intereses politiqueros pesaron más que sus convicciones politiqueras. ¡Vergüenza da este pacto histórico!
Por: Jorge Eduardo Ávila.
Hemos afirmado en diferentes escenarios: malditas esas amnistías que han permitido que gobiernen nuestros países sinvergüenzas como Hugo Chávez, Daniel Ortega y el guerrillero. Estamos pagando las consecuencias de “no matar a la culebra por la cabeza” y ahora a llorarle “al mono de la pila”.
O Petro se avispa y rectifica o nos llevó el que nos trajo. El asunto con los Estados Unidos se está complicando. No sólo hicimos el ridículo como nación con la postura del gobierno frente a las deportaciones de connacionales -terminamos todos los colombianos pagando la gasolina del avión presidencial por un servicio que era pagado por los estadounidenses-, sino que en la reunión que Petro sostuvo con la secretaria de seguridad nacional del país del norte, Kristi Noem, criticó a Donald Trump de manera sistemática y remató abogando por los criminales del Tren de Aragua. Es vergonzoso que el presidente de Colombia maneje las relaciones internacionales de esa manera y a punta de ligerezas, pero más aún que mantenga en esos espacios bilaterales una posición de apoyo a los delincuentes. Está muy claro que para nosotros esos personajes son delincuentes, mientras que para Petro son amigos, aliados, camaradas. Pero no puede ser tan obvio, tan descarado. Además, Petro responsabilizó de tal entuerto al traductor; tiene que ser uno muy cínico para culpar a quien sólo se limitó a transcribir al inglés lo dicho por un presidente que no sabe hablar ese idioma.
Hemos afirmado en diferentes escenarios: malditas esas amnistías que han permitido que gobiernen nuestros países sinvergüenzas como Hugo Chávez, Daniel Ortega y el guerrillero. Estamos pagando las consecuencias de “no matar a la culebra por la cabeza” y ahora a llorarle “al mono de la pila”.
El país sigue descuadernado, a la deriva. Ahora la preocupación del gobierno está en seguir minando el sistema de salud, afectar la educación y sacar adelante su consulta popular. Es curioso cómo pretenden que por medio de un mecanismo de participación -constitucionalmente reconocido-, se aprueben medidas abiertamente impopulares y altamente nocivas para el empleo y la economía.
Petro ahora recibe la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños -CELAC- y esto nos puede salir caro, nos puede afectar mucho. Ha mostrado este señor las ganas de mostrarle los dientes a Mr. Trump, haciendo uso de esa posición. Lo han precedido en ese cargo personajes como Raúl Castro, Evo Morales, Rafael Correa, Andrés Manuel López Obrador, Alberto Fernández y Xiomara Castro; como ven, la alcurnia de la indecencia política de la región. Si Petro usa la CELAC para seguir atacando a los Estados Unidos, asegura un daño enorme a nuestra economía, a las exportaciones, a la ayuda que nos habrían de dar y a los visados de todos los nacidos en estas tierras cafeteras. El proceso de certificación está a la vuelta de la esquina y, en mi opinión, debe estar más cerca de descertificarnos que de certificarnos. Las razones son sencillas: el país está infestado de coca -esto no tiene antecedentes-, y los carteles mexicanos campean por nuestro territorio sin problema, mientras la fuerza pública, por orden expresa del ejecutivo, tiene las manos amarradas y está sometida a silenciarse ante semejante despropósito. Los mafiosos están en los territorios, han disparado la violencia, las masacres aumentaron -se supone que no habría masacres en este gobierno- y el conflicto se ha exacerbado; ¿por qué? Fácil: porque hoy los mafiosos gobiernan a Colombia. Hace años la mafia gobernaba por interpuesta persona, hoy la mafia detenta el poder. Esta relación ha sido de largo aliento y si no lo creen, recuerden el pacto entre la guerrilla del M-19 y Pablo Escobar que terminó con la toma del palacio de Justicia, por allá en noviembre de 1985. Y si lo siguen dudando, ¿recuerdan el llamado pacto de La Picota? ¡Hoy los mafiosos gobiernan a Colombia!
Mientras tanto, a Susana Muhamad la dignidad le duró muy poco. Petro se movió rápido y para no perderla, le ofreció la dirección del Departamento de Planeación Nacional, posición que ella aceptó; Susanita se tragó el sapo. Ella tendrá que verle la cara a Benedetti constantemente y será quien financie sus porquerías, de no creer. Sus intereses politiqueros pesaron más que sus convicciones politiqueras. ¡Vergüenza da este pacto histórico!
Por: Jorge Eduardo Ávila.