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Columnista - 8 febrero, 2024

Descansa en paz campeón

“Uno no sabe lo que tiene hasta cuando lo pierde”, dijo alguien; eso nos ha pasado en el Cesar y especialmente en Valledupar, donde todavía no hemos medido la gran pérdida que han tenido con la trágica desaparición de Jesús de la Hoz Díaz, prominente y tal vez único en el arte del juego del […]

“Uno no sabe lo que tiene hasta cuando lo pierde”, dijo alguien; eso nos ha pasado en el Cesar y especialmente en Valledupar, donde todavía no hemos medido la gran pérdida que han tenido con la trágica desaparición de Jesús de la Hoz Díaz, prominente y tal vez único en el arte del juego del billar pool o buchacara. Muchos quizás no sepan quién era ese apuesto y versátil joven, elegante, jovial, respetuoso, buen charlador y gran amigo, más conocido con el apodo de “ARETICO”, con mayúsculas para realzar su grandeza y que debía ese apodo a un pequeño objeto de oro que llevaba en una de sus orejas, también en su mundo deportivo otros le llamaban “El Caimán”, tal vez porque todo el que se le atravesaba se lo comía vivo con el taco y su mano izquierda.

Su destreza para jugar la buchacara era arrolladora e inigualable, con las dos manos o con una sola; si salía y metía una bola su contendor pocas veces tacaba más y encajaba las 15, 8 o 9 bolas según lo acordado de una sola tacada con las dos manos o con una, era genial verlo jugar, era un deleite del cual mi hermano Rolando, campeón pero en billar y carambola libre, predecía que llegaría muy lejos, tan lejos que sería campeón del mundo, igualando al mago, el legendario Efrén Reyes y ya iba para allá, pues no había certamen nacional que no ganara y ya tenía el título de Campeón Nacional Bola 8 o 9, pero la parca lo sorprendió en un trágico accidente, casualmente cuando venía de Venezuela de ganar dos campeonatos y truncó sus aspiraciones.

Aretico o el Caimán, era un fenómeno para quien no había bola que no metiera, sus jugadas eran impredecibles y únicas, era otro mago que con su magia deleitaba a todo el que lo viera, especialmente en los amplios y elegantes salones del Club Mundial de Billares de esta ciudad.

El deporte de la buchacara y el billar, pues también era gran billarista, en Colombia está de luto, pues en forma inesperada se nos fue Aretico, lo mejor que teníamos y que seguramente hubiera llegado a ostentar sobre su cabeza la corona de campeón del mundo, con las dos manos, porque con una sola no tenía contendor universal, no exagero, solo los que no lo conocieron, ni vieron, creerán que son exageraciones mías, pero tal vez me quedo corto en ellas.

Adiós amigo, te fuiste con la satisfacción de haberle dejado a tu tierra y tu familia el inmenso honor de haber sido el mejor en el difícil arte de meter 15 bolas con las dos o con una mano, como muchas veces fui testigo y además ahí están para la eternidad filmadas en muchos videos que se están pasando en las redes sociales y por eso tus amigos que fuimos tantos y tus émulos que fueron muchos, con lágrimas e inmenso dolor, con música de acordeón que también tocabas muy bien, te decimos: adiós y paz en tu tumba campeón, de mi parte un fuerte abrazo para mi hermano Rolando y mis amigos Poncho Calderón y Alais Habib, con quienes tendrás la oportunidad de echar unos chiquitos celestiales. 

Para sus papás, Guido de La Hoz e Hilda Díaz, su joven esposa Lorena Vásquez, sus hijos: Emily y Juan Andrés, sus hermanos Bladimir, Manuel, Tatiana y Patricia como al resto de su familia y amigos, especialmente al Mono Felipe, mis sentidas notas de condolencias.

Por: José Manuel Aponte Martínez.

Columnista
8 febrero, 2024

Descansa en paz campeón

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

“Uno no sabe lo que tiene hasta cuando lo pierde”, dijo alguien; eso nos ha pasado en el Cesar y especialmente en Valledupar, donde todavía no hemos medido la gran pérdida que han tenido con la trágica desaparición de Jesús de la Hoz Díaz, prominente y tal vez único en el arte del juego del […]


“Uno no sabe lo que tiene hasta cuando lo pierde”, dijo alguien; eso nos ha pasado en el Cesar y especialmente en Valledupar, donde todavía no hemos medido la gran pérdida que han tenido con la trágica desaparición de Jesús de la Hoz Díaz, prominente y tal vez único en el arte del juego del billar pool o buchacara. Muchos quizás no sepan quién era ese apuesto y versátil joven, elegante, jovial, respetuoso, buen charlador y gran amigo, más conocido con el apodo de “ARETICO”, con mayúsculas para realzar su grandeza y que debía ese apodo a un pequeño objeto de oro que llevaba en una de sus orejas, también en su mundo deportivo otros le llamaban “El Caimán”, tal vez porque todo el que se le atravesaba se lo comía vivo con el taco y su mano izquierda.

Su destreza para jugar la buchacara era arrolladora e inigualable, con las dos manos o con una sola; si salía y metía una bola su contendor pocas veces tacaba más y encajaba las 15, 8 o 9 bolas según lo acordado de una sola tacada con las dos manos o con una, era genial verlo jugar, era un deleite del cual mi hermano Rolando, campeón pero en billar y carambola libre, predecía que llegaría muy lejos, tan lejos que sería campeón del mundo, igualando al mago, el legendario Efrén Reyes y ya iba para allá, pues no había certamen nacional que no ganara y ya tenía el título de Campeón Nacional Bola 8 o 9, pero la parca lo sorprendió en un trágico accidente, casualmente cuando venía de Venezuela de ganar dos campeonatos y truncó sus aspiraciones.

Aretico o el Caimán, era un fenómeno para quien no había bola que no metiera, sus jugadas eran impredecibles y únicas, era otro mago que con su magia deleitaba a todo el que lo viera, especialmente en los amplios y elegantes salones del Club Mundial de Billares de esta ciudad.

El deporte de la buchacara y el billar, pues también era gran billarista, en Colombia está de luto, pues en forma inesperada se nos fue Aretico, lo mejor que teníamos y que seguramente hubiera llegado a ostentar sobre su cabeza la corona de campeón del mundo, con las dos manos, porque con una sola no tenía contendor universal, no exagero, solo los que no lo conocieron, ni vieron, creerán que son exageraciones mías, pero tal vez me quedo corto en ellas.

Adiós amigo, te fuiste con la satisfacción de haberle dejado a tu tierra y tu familia el inmenso honor de haber sido el mejor en el difícil arte de meter 15 bolas con las dos o con una mano, como muchas veces fui testigo y además ahí están para la eternidad filmadas en muchos videos que se están pasando en las redes sociales y por eso tus amigos que fuimos tantos y tus émulos que fueron muchos, con lágrimas e inmenso dolor, con música de acordeón que también tocabas muy bien, te decimos: adiós y paz en tu tumba campeón, de mi parte un fuerte abrazo para mi hermano Rolando y mis amigos Poncho Calderón y Alais Habib, con quienes tendrás la oportunidad de echar unos chiquitos celestiales. 

Para sus papás, Guido de La Hoz e Hilda Díaz, su joven esposa Lorena Vásquez, sus hijos: Emily y Juan Andrés, sus hermanos Bladimir, Manuel, Tatiana y Patricia como al resto de su familia y amigos, especialmente al Mono Felipe, mis sentidas notas de condolencias.

Por: José Manuel Aponte Martínez.