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Columnista - 28 mayo, 2016

Desarrollo o crisis económica en el Cesar

Cuando se nos dio la bonanza de las mal llamadas regalías del carbón que se explota en tierras del Cesar, nos creíamos lo más ricos de la geografía nacional, se comenzaron a despilfarrar recursos por parte de los mandatarios de los municipios mineros; recursos que por borbollones se utilizaban y que en obras muy poco […]

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Cuando se nos dio la bonanza de las mal llamadas regalías del carbón que se explota en tierras del Cesar, nos creíamos lo más ricos de la geografía nacional, se comenzaron a despilfarrar recursos por parte de los mandatarios de los municipios mineros; recursos que por borbollones se utilizaban y que en obras muy poco se veía. Hoy esos dirigentes, en su gran mayoría, los que no están presos están huyendo y con justa razón.

Las obras no se vieron nunca, por lo menos no en la apertura y adecuación de vías terciarias, que permitiera a los campesinos sacar de manera fácil los productos sembrados; no se construyeron instituciones educativas, tampoco hospitales modernos y de altos niveles. No se construyeron ni se adecuaron carreteras para facilitar el desarrollo vial; no se pensó en manejar adecuadas políticas de asistencia educativas, ni culturales.

Eso de la cultura se circunscribió al gasto indiscriminado de festivales y presentaciones de artistas de costosas nóminas. Con eso era suficiente. Pero apoyar la cultura en procesos serios de formación no lo vimos en el Cesar, para comprobar esto, solo hay que indagar con los promotores culturales de cada municipio. Nunca se pensó en una política adecuada de formación a los docentes en los diferentes niveles y con ello aumentar los niveles académicos que están tan pobres en esta región, esto no ha cambiado. La educación en el Cesar tiene mucho por aprender.

Los proyectos de educación no se deben basar únicamente en obsequios de computadores y tablets, hay que ir más allá. Contar con políticas serias de formación que ayuden a salir de esta crisis a la educación del departamento.

Se nos acabó la recocha de las famosas “regalías”, pero persiste la recocha de improvisaciones y manejo de proyectos de obras inconclusas. Por allá en el año 1996 el doctor Alfonso Campo Soto, prestante personaje de la política y economía del Cesar, a través del periódico El Tiempo manifestaba “Es muy difícil entender cómo el departamento del Cesar, que hace apenas seis años, tenía una pujante actividad ganadera e industrial y era líder en el desarrollo económico de la Costa Atlántica, esté hoy olvidada por el resto del país y cerradas sus puertas en épocas de apertura económica”.

Vigente el análisis, doctor Campo. Veinte años después, todo sigue igual; no se oye a los congresistas del Cesar para defender los intereses del pueblo; se preocupan en recaudar “fondos” para reelegirse, repartirse el paquete burocrático de las entidades que ayuden en este cometido.

Más de lo mismo señores. No alzaron la voz para defender a los que se alinearon en contra de los peajes, que ya se comenzaron a cobrar. Y el pueblo sigue confiando, les sigue apoyando para que nos llenen de peajes e impuestos, se “amangualen” con los monopolios energéticos y nos sigan dando duro. ¿Y nosotros hasta cuándo… cuándo vamos a despertar? Sólo Eso.

Columnista
28 mayo, 2016

Desarrollo o crisis económica en el Cesar

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.

Cuando se nos dio la bonanza de las mal llamadas regalías del carbón que se explota en tierras del Cesar, nos creíamos lo más ricos de la geografía nacional, se comenzaron a despilfarrar recursos por parte de los mandatarios de los municipios mineros; recursos que por borbollones se utilizaban y que en obras muy poco […]


Cuando se nos dio la bonanza de las mal llamadas regalías del carbón que se explota en tierras del Cesar, nos creíamos lo más ricos de la geografía nacional, se comenzaron a despilfarrar recursos por parte de los mandatarios de los municipios mineros; recursos que por borbollones se utilizaban y que en obras muy poco se veía. Hoy esos dirigentes, en su gran mayoría, los que no están presos están huyendo y con justa razón.

Las obras no se vieron nunca, por lo menos no en la apertura y adecuación de vías terciarias, que permitiera a los campesinos sacar de manera fácil los productos sembrados; no se construyeron instituciones educativas, tampoco hospitales modernos y de altos niveles. No se construyeron ni se adecuaron carreteras para facilitar el desarrollo vial; no se pensó en manejar adecuadas políticas de asistencia educativas, ni culturales.

Eso de la cultura se circunscribió al gasto indiscriminado de festivales y presentaciones de artistas de costosas nóminas. Con eso era suficiente. Pero apoyar la cultura en procesos serios de formación no lo vimos en el Cesar, para comprobar esto, solo hay que indagar con los promotores culturales de cada municipio. Nunca se pensó en una política adecuada de formación a los docentes en los diferentes niveles y con ello aumentar los niveles académicos que están tan pobres en esta región, esto no ha cambiado. La educación en el Cesar tiene mucho por aprender.

Los proyectos de educación no se deben basar únicamente en obsequios de computadores y tablets, hay que ir más allá. Contar con políticas serias de formación que ayuden a salir de esta crisis a la educación del departamento.

Se nos acabó la recocha de las famosas “regalías”, pero persiste la recocha de improvisaciones y manejo de proyectos de obras inconclusas. Por allá en el año 1996 el doctor Alfonso Campo Soto, prestante personaje de la política y economía del Cesar, a través del periódico El Tiempo manifestaba “Es muy difícil entender cómo el departamento del Cesar, que hace apenas seis años, tenía una pujante actividad ganadera e industrial y era líder en el desarrollo económico de la Costa Atlántica, esté hoy olvidada por el resto del país y cerradas sus puertas en épocas de apertura económica”.

Vigente el análisis, doctor Campo. Veinte años después, todo sigue igual; no se oye a los congresistas del Cesar para defender los intereses del pueblo; se preocupan en recaudar “fondos” para reelegirse, repartirse el paquete burocrático de las entidades que ayuden en este cometido.

Más de lo mismo señores. No alzaron la voz para defender a los que se alinearon en contra de los peajes, que ya se comenzaron a cobrar. Y el pueblo sigue confiando, les sigue apoyando para que nos llenen de peajes e impuestos, se “amangualen” con los monopolios energéticos y nos sigan dando duro. ¿Y nosotros hasta cuándo… cuándo vamos a despertar? Sólo Eso.