¿Cómo anda la economía?, es difícil responder esta pregunta, paradójicamente, a pesar de la cantidad de información económica procedente del mundo, y también del país, pareciera que se complica un poco más hacer pronósticos. Para este comentario aclaro que utilicé el título y varias cifras del editorial de la revista “Carta Financiera No 185” de […]
¿Cómo anda la economía?, es difícil responder esta pregunta, paradójicamente, a pesar de la cantidad de información económica procedente del mundo, y también del país, pareciera que se complica un poco más hacer pronósticos. Para este comentario aclaro que utilicé el título y varias cifras del editorial de la revista “Carta Financiera No 185” de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras-Anif, uno de los mejores centros de análisis económico del país.
Lo primero es mirar qué está pasando en EE. UU, en Europa y Asia, y cómo esos sucesos afectan a un país como el nuestro. La guerra comercial China-EE.UU., el problema del brexit en Europa, los problemas políticos del medio oriente, las bajas tasas de interés, entre otros factores, generan un clima de incertidumbre que muchas veces forma nubarrones sobre la economía mundial y nacional. Insisto, no es fácil ver las tendencias que se consolidan detrás de noticias aparentemente contradictoras.
Esa guerra comercial va a afectar a todo el mundo. Afectará a los consumidores de EE.UU; pero también afectará al gigante asiático que ha fundamentado su economía sobre las exportaciones. En la actualidad el déficit comercial es favorable a China, tres veces a una; y eso es lo que quiere cambiar el Presidente D. Trump. Tocará esperar uno o dos meses a ver cómo termina ese enfrentamiento. Mientras tanto, seguirá la turbulencia. En Europa, el “chicharrón” es el brexit, los mercados financieros siguen esperando cuándo será que se formalizará la manera en que Inglaterra saldrá de la Unión Europea. Si es que sale…
La economía mundial camina hacia una desaceleración, es decir, crecerá menos de lo que se esperaba, por la reducción en el crecimiento de China y de EE.UU., que también camina a una desaceleración. De una tasa de crecimiento de 2,9 por ciento en 2018, a un modesto 2,3% en 2019 y 1,5% en 2020.
Pero si afuera llueve, en el país no escampa. Colombia sentirá ese cambio desfavorable en las condiciones de la economía mundial. Por eso la volatilidad del dólar, en las últimas semanas.
En el primer trimestre de 2019, la economía nacional presentó una tasa de crecimiento de su PIB de 2,8 %. Se esperaba que fuera de 3%. Minas y cantera creció al 5,3 por ciento; el comercio al 4%, la agricultura al 1,4 por ciento, la industria manufacturera 2,9 por ciento. Mientras que la construcción cayó 5,6 por ciento, las actividades artísticas y de entretenimiento crecieron al 2,1 por ciento. (Ver Portafolio del 16 de mayo de 2019).
El desempleo abierto ya se acerca al 11 por ciento, crece el informal, ahora estimulado por la migración de los venezolanos, y estas personas siguen presionando el mercado de bienes y servicios sociales que tendrá que asumir el Estado colombiano. El costo de esto se estima este año en 6 billones de pesos. Las noticias buenas vienen por los lados de la inflación que se mantiene bajo control y eso permite, hasta ahora, mantener quietas las tasas de interés.
Esa turbulencia internacional nos toma con algunos frentes frágiles: el déficit comercial (3,8% del PIB en 2018), estamos importando más de lo que exportamos, seguimos dependiendo del bendito petróleo; y un déficit fiscal, que, a pesar de las decisiones adoptadas por el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, no termina de generar total confianza en el exterior (a las calificadoras de riesgo) y dentro del país.
Hay que precisar que los problemas fundamentales de Colombia no son de un gobierno, sino de todo el Estado, las empresas y la sociedad. No hemos podido diversificar nuestra economía, para no depender de la minería. Y detrás de las cuentas fiscales (un déficit de 2,4% del PIB en 2019), están causas estructurales como el tamaño del Estado, la calidad del gasto público y el comportamiento de los impuestos. Esto sin contar, la necesidad de múltiples reformas para buscar mejores condiciones de crecimiento, más empleo y más productividad y competitividad. Bueno, como se dice popularmente, el palo no está para cucharas. Así, pues son varios los riesgos en el frente económico, esperar a ver qué pasa con la Ley de Financiamiento en la Corte Constitucional, y como arranca el Plan N. de Desarrollo. Evidentemente, la situación no es color de rosa…
¿Cómo anda la economía?, es difícil responder esta pregunta, paradójicamente, a pesar de la cantidad de información económica procedente del mundo, y también del país, pareciera que se complica un poco más hacer pronósticos. Para este comentario aclaro que utilicé el título y varias cifras del editorial de la revista “Carta Financiera No 185” de […]
¿Cómo anda la economía?, es difícil responder esta pregunta, paradójicamente, a pesar de la cantidad de información económica procedente del mundo, y también del país, pareciera que se complica un poco más hacer pronósticos. Para este comentario aclaro que utilicé el título y varias cifras del editorial de la revista “Carta Financiera No 185” de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras-Anif, uno de los mejores centros de análisis económico del país.
Lo primero es mirar qué está pasando en EE. UU, en Europa y Asia, y cómo esos sucesos afectan a un país como el nuestro. La guerra comercial China-EE.UU., el problema del brexit en Europa, los problemas políticos del medio oriente, las bajas tasas de interés, entre otros factores, generan un clima de incertidumbre que muchas veces forma nubarrones sobre la economía mundial y nacional. Insisto, no es fácil ver las tendencias que se consolidan detrás de noticias aparentemente contradictoras.
Esa guerra comercial va a afectar a todo el mundo. Afectará a los consumidores de EE.UU; pero también afectará al gigante asiático que ha fundamentado su economía sobre las exportaciones. En la actualidad el déficit comercial es favorable a China, tres veces a una; y eso es lo que quiere cambiar el Presidente D. Trump. Tocará esperar uno o dos meses a ver cómo termina ese enfrentamiento. Mientras tanto, seguirá la turbulencia. En Europa, el “chicharrón” es el brexit, los mercados financieros siguen esperando cuándo será que se formalizará la manera en que Inglaterra saldrá de la Unión Europea. Si es que sale…
La economía mundial camina hacia una desaceleración, es decir, crecerá menos de lo que se esperaba, por la reducción en el crecimiento de China y de EE.UU., que también camina a una desaceleración. De una tasa de crecimiento de 2,9 por ciento en 2018, a un modesto 2,3% en 2019 y 1,5% en 2020.
Pero si afuera llueve, en el país no escampa. Colombia sentirá ese cambio desfavorable en las condiciones de la economía mundial. Por eso la volatilidad del dólar, en las últimas semanas.
En el primer trimestre de 2019, la economía nacional presentó una tasa de crecimiento de su PIB de 2,8 %. Se esperaba que fuera de 3%. Minas y cantera creció al 5,3 por ciento; el comercio al 4%, la agricultura al 1,4 por ciento, la industria manufacturera 2,9 por ciento. Mientras que la construcción cayó 5,6 por ciento, las actividades artísticas y de entretenimiento crecieron al 2,1 por ciento. (Ver Portafolio del 16 de mayo de 2019).
El desempleo abierto ya se acerca al 11 por ciento, crece el informal, ahora estimulado por la migración de los venezolanos, y estas personas siguen presionando el mercado de bienes y servicios sociales que tendrá que asumir el Estado colombiano. El costo de esto se estima este año en 6 billones de pesos. Las noticias buenas vienen por los lados de la inflación que se mantiene bajo control y eso permite, hasta ahora, mantener quietas las tasas de interés.
Esa turbulencia internacional nos toma con algunos frentes frágiles: el déficit comercial (3,8% del PIB en 2018), estamos importando más de lo que exportamos, seguimos dependiendo del bendito petróleo; y un déficit fiscal, que, a pesar de las decisiones adoptadas por el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, no termina de generar total confianza en el exterior (a las calificadoras de riesgo) y dentro del país.
Hay que precisar que los problemas fundamentales de Colombia no son de un gobierno, sino de todo el Estado, las empresas y la sociedad. No hemos podido diversificar nuestra economía, para no depender de la minería. Y detrás de las cuentas fiscales (un déficit de 2,4% del PIB en 2019), están causas estructurales como el tamaño del Estado, la calidad del gasto público y el comportamiento de los impuestos. Esto sin contar, la necesidad de múltiples reformas para buscar mejores condiciones de crecimiento, más empleo y más productividad y competitividad. Bueno, como se dice popularmente, el palo no está para cucharas. Así, pues son varios los riesgos en el frente económico, esperar a ver qué pasa con la Ley de Financiamiento en la Corte Constitucional, y como arranca el Plan N. de Desarrollo. Evidentemente, la situación no es color de rosa…