Este domingo 2 de noviembre, Valledupar se prepara para el Día de los Fieles Difuntos, una fecha que nos toca el corazón y nos invita a acercarnos más al recuerdo de nuestros seres amados que ya no están. Para Fray William de Jesús Giraldo Zuluaga, capuchino de la parroquia Tres Avemarías: “Noviembre es ese mes que nos llama a pensar en la muerte y encontrarle sentido. Es un momento espiritual que nos recuerda que al final, todos vamos a partir. En cada rincón del mundo, la gente honra a sus muertos, porque la vida no se acaba cuando decimos adiós”.
Misas y horarios de los cementerios
En Valledupar, las misas del domingo serán el punto de encuentro para quienes desean homenajear a sus difuntos. Las celebraciones empiezan a las 8 a. m. con la palabra, y a las 9 a. m. es la Santa Eucaristía en la capilla del Cementerio Central. También habrá misas a las 4:30 p. m. en la Parroquia Nuestra Señora del Rosario, y en la Iglesia Tres Avemarías a las 6:30 a. m. y 6 p. m. En la Iglesia San Pío de Pietrelcina será a las 6 p. m.
Los cementerios abrirán como siempre: el Cementerio Central de 7 a. m. a 6 p. m.; Jardines del Ecce Homo de 8:30 a. m. a 5 p. m.; y Jardines de Valledupar de 8 a. m. a 6 p. m.
¿Por qué rezamos por nuestros difuntos?
Quienes asisten a las celebraciones buscan reencontrarse con sus seres queridos desde el corazón. Como lo explica Fray William, “rezamos nueve noches porque querer a alguien es cuidar su bienestar, incluso después de que se ha ido”. Estos actos de fe crean una comunión muy fuerte, especialmente en los novenarios. “No siempre es sencillo comprender esa espiritualidad; no es solo pensar en fantasmas o almas. Es saber que nuestros seres amados terminan en la presencia de Dios. Oramos para que Dios los reciba con los brazos abiertos y encuentren descanso”.
Manuel Balcenilla llegó al Cementerio Nuevo días antes del domingo para fijar con esmero, utilizando cemento blanco, dos floreros en la tumba de su madre y sus hermanos. “Sentía que le debía embellecer un poco más su última morada”, comenta Manuel, mientras alisa los bordes del mármol con sus propias manos. En el Día de los Fieles Difuntos promete regresar acompañado de su familia y con flores frescas, de esas que tanto le gustaban a su mamá, para seguir honrando su memoria con los detalles y el cariño de siempre.
Así, en cada rincón de Valledupar, familias enteras se preparan para reencontrarse con sus seres queridos a través de la fe, el recuerdo y los rituales sencillos pero llenos de amor. Porque en el Día de los Difuntos, la vida y la memoria se abrazan —y, aunque la ausencia duela, el legado de quienes partieron se mantiene vivo en cada flor, en cada oración y en el corazón de quien no olvida.










