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Columnista - 31 diciembre, 2017

Departamento del Cesar, no del César

Para cuando se materializaba la gesta de la creación del departamento del Cesar, segregado del Magdalena Grande. En gran parte de Colombia, no se digería la palabra Cesar, como el nombre castellanizado de un topónimo de la lengua chimila, cuyos hablantes fueron los dueños primitivos del vasto y fértil Valle de Upar; sino, a un […]

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Para cuando se materializaba la gesta de la creación del departamento del Cesar, segregado del Magdalena Grande. En gran parte de Colombia, no se digería la palabra Cesar, como el nombre castellanizado de un topónimo de la lengua chimila, cuyos hablantes fueron los dueños primitivos del vasto y fértil Valle de Upar; sino, a un nombre masculino de persona, referido a la herencia homónima del ambicioso político y militar romano Julio César. Es por ello, que en Bogotá y especialmente en el Congreso, se escuchaba con recurrencia, el departamento del César; sí, con acentuación ortográfica grave y, no Cesar, con acento agudo prosódico, como corresponde. Aún se lee en la reciente edición de ´Vivir para contarla´, la autobiografía de Gabriel García Márquez, donde cuenta el periplo de su madre Luisa Márquez, cuando sus padres, la llevaban a Barrancas, para que no se casara con el telegrafista de Aracataca. Dice: “El día estaba incompleto mientras no llegaran las noticias de quién nació en Barrancas, a cuántos mató el toro en la corraleja de Fonseca, quién se casó en Manaure o murió en Riohacha, cómo amaneció el general Socarrás que estaba grave en San Juan del César”. Aquí hago la observación: que es error de la editorial. (García Márquez, 2014)

Entonces la palabra Cesar, tampoco corresponde ni es, el verbo que indica suspensión, interrupción, dejar de hacer o acabar con algo que está sucediendo, por ejemplo: cesar la guerra… Es un sustantivo que proviene del chimila Zazare, que significa, mansedumbre, tranquilidad, sosiego… Dieron este nombre al majestuoso río, que les proporciona transporte y alimentos en su recorrido desde la Sierra Nevada de Santa Marta hasta El Banco, Magdalena.

El proyecto inicial, consistía en crear un departamento que comenzaba desde el río Ranchería, en jurisdicción de Fonseca, hoy departamento de La Guajira, así lo indica el sentido común de la geografía del Valle de Upar, como territorio: los ríos Ranchería y Cesar, son hermanos, hijos de la Sierra Nevada de Santa Marta. Así, los actuales municipios del sur de La Guajira, como Fonseca, Distracción, San Juan del Cesar, El Molino, Villanueva, Urumita y La Jagua del Pedregal, fueran cesarenses; evitando política y administrativamente cercenar un territorio importante de la cultura vallenata. Lo anterior no ha sido, ni será óbice para que los guajiros y cesarenses nos amemos, porque sobre la ambición desmesurada de algunos “políticos”, prevalece el arraigo cultural y biológico que nos une.

Comenta el Doctor Antonio Murgas Aponte, ponente del proyecto ante el Congreso, que El Banco y Ocaña, propusieron hacer parte del nuevo departamento; pero con la condición de ser capital, respectivamente.

COLOFON: Nacho Vives, congresista magdalenense de la época, fue un opositor férreo, a susodicha segregación. Cincuenta años después, el samario Carlos Vives, viene a celebrar; tan importante fecha.

Columnista
31 diciembre, 2017

Departamento del Cesar, no del César

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ALVARO BAUTE

Para cuando se materializaba la gesta de la creación del departamento del Cesar, segregado del Magdalena Grande. En gran parte de Colombia, no se digería la palabra Cesar, como el nombre castellanizado de un topónimo de la lengua chimila, cuyos hablantes fueron los dueños primitivos del vasto y fértil Valle de Upar; sino, a un […]


Para cuando se materializaba la gesta de la creación del departamento del Cesar, segregado del Magdalena Grande. En gran parte de Colombia, no se digería la palabra Cesar, como el nombre castellanizado de un topónimo de la lengua chimila, cuyos hablantes fueron los dueños primitivos del vasto y fértil Valle de Upar; sino, a un nombre masculino de persona, referido a la herencia homónima del ambicioso político y militar romano Julio César. Es por ello, que en Bogotá y especialmente en el Congreso, se escuchaba con recurrencia, el departamento del César; sí, con acentuación ortográfica grave y, no Cesar, con acento agudo prosódico, como corresponde. Aún se lee en la reciente edición de ´Vivir para contarla´, la autobiografía de Gabriel García Márquez, donde cuenta el periplo de su madre Luisa Márquez, cuando sus padres, la llevaban a Barrancas, para que no se casara con el telegrafista de Aracataca. Dice: “El día estaba incompleto mientras no llegaran las noticias de quién nació en Barrancas, a cuántos mató el toro en la corraleja de Fonseca, quién se casó en Manaure o murió en Riohacha, cómo amaneció el general Socarrás que estaba grave en San Juan del César”. Aquí hago la observación: que es error de la editorial. (García Márquez, 2014)

Entonces la palabra Cesar, tampoco corresponde ni es, el verbo que indica suspensión, interrupción, dejar de hacer o acabar con algo que está sucediendo, por ejemplo: cesar la guerra… Es un sustantivo que proviene del chimila Zazare, que significa, mansedumbre, tranquilidad, sosiego… Dieron este nombre al majestuoso río, que les proporciona transporte y alimentos en su recorrido desde la Sierra Nevada de Santa Marta hasta El Banco, Magdalena.

El proyecto inicial, consistía en crear un departamento que comenzaba desde el río Ranchería, en jurisdicción de Fonseca, hoy departamento de La Guajira, así lo indica el sentido común de la geografía del Valle de Upar, como territorio: los ríos Ranchería y Cesar, son hermanos, hijos de la Sierra Nevada de Santa Marta. Así, los actuales municipios del sur de La Guajira, como Fonseca, Distracción, San Juan del Cesar, El Molino, Villanueva, Urumita y La Jagua del Pedregal, fueran cesarenses; evitando política y administrativamente cercenar un territorio importante de la cultura vallenata. Lo anterior no ha sido, ni será óbice para que los guajiros y cesarenses nos amemos, porque sobre la ambición desmesurada de algunos “políticos”, prevalece el arraigo cultural y biológico que nos une.

Comenta el Doctor Antonio Murgas Aponte, ponente del proyecto ante el Congreso, que El Banco y Ocaña, propusieron hacer parte del nuevo departamento; pero con la condición de ser capital, respectivamente.

COLOFON: Nacho Vives, congresista magdalenense de la época, fue un opositor férreo, a susodicha segregación. Cincuenta años después, el samario Carlos Vives, viene a celebrar; tan importante fecha.