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Columnista - 19 febrero, 2020

Dengue: un compromiso de todos

La infección por el virus Coronavirus es una epidemia asiática muy pronto a convertirse en pandemia. El flujo masivo de personas hace que este virus pueda recorres continentes en unas cuantas horas. Sin embargo, la probabilidad actual de contraer la infección por Coronavirus es mínima si la comparamos con una infección viral endémica. El virus […]

La infección por el virus Coronavirus es una epidemia asiática muy pronto a convertirse en pandemia. El flujo masivo de personas hace que este virus pueda recorres continentes en unas cuantas horas. Sin embargo, la probabilidad actual de contraer la infección por Coronavirus es mínima si la comparamos con una infección viral endémica. El virus del Dengue se encuentra en el mundo desde el año 265, en América desde el re-descubrimiento por los españoles y, tal parece, que seguirá ferviente hasta nuestros últimos días.

El curso de esta infección es bastamente conocido. Se sabe que se transmite por el virus alojado en el tracto gastrointestinal de un mosquito hembra, introducido en el humano al momento de la picadura, cursa con fiebre, dolor de cabeza y brote. Sabemos que es una enfermedad muy común en nuestro medio, el manejo es netamente sintomático con reposición de líquidos y, hace que las plaquetas bajen, en ocasiones hasta niveles que ponen en riesgo nuestras vidas.

Los gobiernos municipales y departamentales implementan charlas y conferencias, alertando al personal médico y a la comunidad sobre esta enfermedad y los peligros a los cuales estamos expuestos. Se implementan la fumigación teniendo la idea errónea de que cualquier mosquito es transmisor del dengue. Acabamos con otros insectos que controlan al Aedes aegypti y, olvidamos las medidas de prevención de esta enfermedad.

El dengue es una infección que, mal tratada, puede conducir a la muerte. La responsabilidad de los médicos recae en seguir las guías establecidas para el tratamiento, realizando un seguimiento estricto a la enfermedad y un acompañamiento permanente al paciente. Sin embargo, la mayor parte de la responsabilidad, recae sobre la comunidad.

Llantas, materas, botellas, latas y cualquier tipo de recipientes que pueda almacenar agua fresca, son lugares idóneos para la reproducción del Aedes aegypti. Almacenar agua en las albercas del lavadero y no hacerles aseo constante también representa un riesgo. Mantener lotes enmontados con basura y recipientes cerca a nuestros hogares es favorable para la propagación del dengue. De igual manera, el no usar repelente al salir de casa.

Es muy fácil dirigir la culpa a los entes territoriales y al personal de la salud por la falta de prevención y las complicaciones de esta enfermedad. Lo cierto es, que como comunidad es poco o nada lo que estamos haciendo para la prevención de su diseminación. El dengue está entre nosotros y es nuestra responsabilidad como comunidad combatirlo. El dengue es un compromiso de todos.

Columnista
19 febrero, 2020

Dengue: un compromiso de todos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Ivan Castro Lopez

La infección por el virus Coronavirus es una epidemia asiática muy pronto a convertirse en pandemia. El flujo masivo de personas hace que este virus pueda recorres continentes en unas cuantas horas. Sin embargo, la probabilidad actual de contraer la infección por Coronavirus es mínima si la comparamos con una infección viral endémica. El virus […]


La infección por el virus Coronavirus es una epidemia asiática muy pronto a convertirse en pandemia. El flujo masivo de personas hace que este virus pueda recorres continentes en unas cuantas horas. Sin embargo, la probabilidad actual de contraer la infección por Coronavirus es mínima si la comparamos con una infección viral endémica. El virus del Dengue se encuentra en el mundo desde el año 265, en América desde el re-descubrimiento por los españoles y, tal parece, que seguirá ferviente hasta nuestros últimos días.

El curso de esta infección es bastamente conocido. Se sabe que se transmite por el virus alojado en el tracto gastrointestinal de un mosquito hembra, introducido en el humano al momento de la picadura, cursa con fiebre, dolor de cabeza y brote. Sabemos que es una enfermedad muy común en nuestro medio, el manejo es netamente sintomático con reposición de líquidos y, hace que las plaquetas bajen, en ocasiones hasta niveles que ponen en riesgo nuestras vidas.

Los gobiernos municipales y departamentales implementan charlas y conferencias, alertando al personal médico y a la comunidad sobre esta enfermedad y los peligros a los cuales estamos expuestos. Se implementan la fumigación teniendo la idea errónea de que cualquier mosquito es transmisor del dengue. Acabamos con otros insectos que controlan al Aedes aegypti y, olvidamos las medidas de prevención de esta enfermedad.

El dengue es una infección que, mal tratada, puede conducir a la muerte. La responsabilidad de los médicos recae en seguir las guías establecidas para el tratamiento, realizando un seguimiento estricto a la enfermedad y un acompañamiento permanente al paciente. Sin embargo, la mayor parte de la responsabilidad, recae sobre la comunidad.

Llantas, materas, botellas, latas y cualquier tipo de recipientes que pueda almacenar agua fresca, son lugares idóneos para la reproducción del Aedes aegypti. Almacenar agua en las albercas del lavadero y no hacerles aseo constante también representa un riesgo. Mantener lotes enmontados con basura y recipientes cerca a nuestros hogares es favorable para la propagación del dengue. De igual manera, el no usar repelente al salir de casa.

Es muy fácil dirigir la culpa a los entes territoriales y al personal de la salud por la falta de prevención y las complicaciones de esta enfermedad. Lo cierto es, que como comunidad es poco o nada lo que estamos haciendo para la prevención de su diseminación. El dengue está entre nosotros y es nuestra responsabilidad como comunidad combatirlo. El dengue es un compromiso de todos.