Este año la Policía ha realizado 60 allanamientos en el Cesar, capturando a 253 expendedores de drogas con 148 mil dosis.
Dos viviendas, una de ella abandonada, donde expendían y consumían sustancias alucinógenas, fueron demolidas con maquinaria pesada, en cumplimiento de estrategias contra la inseguridad relacionada con el consumo de drogas en Valledupar. Los procedimientos fueron adelantados ayer en los barrios Pescaíto y San Joaquín.
En el primer inmueble, ubicado en la margen derecha del río Guatapurí, las autoridades habían recibido reiteradas quejas de los vecinos sobre el narcomenudeo, razón por la cual investigadores encubiertos de la Sijín evidenciaron en que sí venía siendo usado de manera fraudulenta. Allí pudieron comprobar la comercialización y consumo de estupefacientes y en entorno estaba convertido en focos de inseguridad y de molestias causadas por el olor a humo de la marihuana y de otras sustancias alucinógenas.
El subcomandante de la Policía Cesar, coronel Mauricio Bonillla, quien lideró ese proceso, señaló que la casa abandonada del barrio San Joaquín, era utilizada para el consumo de drogas y de guarida de atracadores, por cuanto todo el que pasaba por ese lugar en horas de la madrugada, los interceptaban e ingresaban bajo amenazas de muerte a ese lugar para robarles todas sus pertenencias de valor.
Este año la Policía ha realizado 60 allanamientos en el Cesar, capturando a 253 expendedores de drogas con 148 mil dosis.
Dos viviendas, una de ella abandonada, donde expendían y consumían sustancias alucinógenas, fueron demolidas con maquinaria pesada, en cumplimiento de estrategias contra la inseguridad relacionada con el consumo de drogas en Valledupar. Los procedimientos fueron adelantados ayer en los barrios Pescaíto y San Joaquín.
En el primer inmueble, ubicado en la margen derecha del río Guatapurí, las autoridades habían recibido reiteradas quejas de los vecinos sobre el narcomenudeo, razón por la cual investigadores encubiertos de la Sijín evidenciaron en que sí venía siendo usado de manera fraudulenta. Allí pudieron comprobar la comercialización y consumo de estupefacientes y en entorno estaba convertido en focos de inseguridad y de molestias causadas por el olor a humo de la marihuana y de otras sustancias alucinógenas.
El subcomandante de la Policía Cesar, coronel Mauricio Bonillla, quien lideró ese proceso, señaló que la casa abandonada del barrio San Joaquín, era utilizada para el consumo de drogas y de guarida de atracadores, por cuanto todo el que pasaba por ese lugar en horas de la madrugada, los interceptaban e ingresaban bajo amenazas de muerte a ese lugar para robarles todas sus pertenencias de valor.