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Columnista - 13 marzo, 2023

¿Demócrata, dictador o reyezuelo?

Me refiero al presidente salvadoreño Nayib Armando Bukele Ortez, quien fue elegido en el año 2019, convirtiéndose en el presidente más joven en la historia del país centroamericano.

Si algo impresiona de la personalidad de Jesús, es el respeto hacia la decisión ajena, esto se ve reflejado en Marcos 10: 46-52, en donde se relata que el ciego Bartimeo, al sentir la presencia de Jesús, grita con todas sus fuerzas: “Hijo de David, ten compasión de mí”. Acercándose Jesús a él le pregunta: “¿Qué quieres que haga por ti?”. Cabe anotar que Jesús de antemano sabía lo que el mendigo necesitaba, pero aun así le pregunta: ¿Por qué? Se podría pensar prima facie que la pregunta sobra, tratándose de un invidente, pero no es así, y la razón es muy sencilla: La necedad del ser humano nos lleva a pedir cosas que no necesitamos, y Jesús lo sabe de sobra. No obstante, Bartimeo le pide que le devuelva la vista, era la respuesta que Jesús esperaba, y procede a devolverle la visión. Pues bien, traigo esto a colación para referirme a un fenómeno mediático, que concentra la atención de propios y extraños, de la misma manera como el ciego Bartimeo atrajo la atención de Jesús. Me refiero al presidente salvadoreño Nayib Armando Bukele Ortez, quien fue elegido en el año 2019, convirtiéndose en el presidente más joven en la historia del país centroamericano. Hijo de Armando Bukele (fallecido), un reconocido empresario, doctor en Química Industrial, autodidacta, economista y periodista, casado con Olga Ortez, de quien poco se conoce, solo que es la madre de “El salvador de El Salvador”, como se autoproclama el joven mandatario, en sus videos propagandísticos.


La simpatía que despierta Bukele en ciertos sectores de la opinión es avasalladora, y ello se debe en parte, a las redes sociales donde hacen un excelente marketing de su imagen mostrándolo como “Salvador”, remoquete inventado por él mismo. Pero veamos esta radiografía: Bukele se ha hecho mundialmente famoso por encarcelar a las llamadas maras salvatruchas (presuntos pandilleros) que convirtieron a El Salvador, en el país con la mayor tasa de homicidios per capita en el mundo.Para lograr dicho propósito construyó una megaprisión con capacidad para albergar 40 mil reclusos, “la más grande de América”, pero ojo, no es el Estado el que les va a proporcionar alimentación a los reclusos, sino la propia familia quien deberá pagar 170 dólares al mes por cada interno, algo así como 800 mil pesos colombianos. Hasta ahora se desconoce lo que le pasaría a las familias que no tengan para pagar dicha suma (¿?). La prisión esta custodiada por 600 efectivos de las Fuerzas Armadas y por 250 agentes de la Policía Nacional Civil, tampoco se ha dicho cuánto invirtió el Gobierno en la construcción dicha prisión (¿?). Todo ello en el marco de un régimen de excepción decretado por Bukele, “para combatir la criminalidad” y que durará 30 días prorrogables. Es que Bukele controla a su antojo a 67 de los 84 congresistas, antes y después del régimen de excepción. ¡Ah! Un detalle. Las detenciones que se han dado hasta el momento de los presuntos pandilleros se hicieron sin una orden judicial, eso se debe a que el Presidente, también tiene cooptada a la rama jurisdiccional. Bukele aspira a la reelección y con seguridad obtendrá un segundo mandato. No obstante, la Constitución de El Salvador consagra en su artículo 85, que el Gobierno salvadoreño es republicano, democrático y representativo y en el artículo 86 expresa textualmente lo siguiente: “El poder público emana del pueblo. Los órganos del Gobierno, lo ejercerán de manera independiente dentro de las respectivas atribuciones que establecen esta Constitución y las leyes. Las atribuciones de los órganos de Gobierno son indelegables, pero estos colaboraran entre sí en el ejercicio de las funciones públicas. Los órganos fundamentales del Gobierno son el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial”. La pregunta que ronda en la cabeza de quienes leen estas líneas es: ¿el fin justifica los medios? ¿Bukele es un demócrata, un dictador, o un reyezuelo? y por último: ¿es la represión la mejor forma de combatir la criminalidad?

Por: Darío Arregocés Baute

[email protected]

Columnista
13 marzo, 2023

¿Demócrata, dictador o reyezuelo?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Dario Arregoces

Me refiero al presidente salvadoreño Nayib Armando Bukele Ortez, quien fue elegido en el año 2019, convirtiéndose en el presidente más joven en la historia del país centroamericano.


Si algo impresiona de la personalidad de Jesús, es el respeto hacia la decisión ajena, esto se ve reflejado en Marcos 10: 46-52, en donde se relata que el ciego Bartimeo, al sentir la presencia de Jesús, grita con todas sus fuerzas: “Hijo de David, ten compasión de mí”. Acercándose Jesús a él le pregunta: “¿Qué quieres que haga por ti?”. Cabe anotar que Jesús de antemano sabía lo que el mendigo necesitaba, pero aun así le pregunta: ¿Por qué? Se podría pensar prima facie que la pregunta sobra, tratándose de un invidente, pero no es así, y la razón es muy sencilla: La necedad del ser humano nos lleva a pedir cosas que no necesitamos, y Jesús lo sabe de sobra. No obstante, Bartimeo le pide que le devuelva la vista, era la respuesta que Jesús esperaba, y procede a devolverle la visión. Pues bien, traigo esto a colación para referirme a un fenómeno mediático, que concentra la atención de propios y extraños, de la misma manera como el ciego Bartimeo atrajo la atención de Jesús. Me refiero al presidente salvadoreño Nayib Armando Bukele Ortez, quien fue elegido en el año 2019, convirtiéndose en el presidente más joven en la historia del país centroamericano. Hijo de Armando Bukele (fallecido), un reconocido empresario, doctor en Química Industrial, autodidacta, economista y periodista, casado con Olga Ortez, de quien poco se conoce, solo que es la madre de “El salvador de El Salvador”, como se autoproclama el joven mandatario, en sus videos propagandísticos.


La simpatía que despierta Bukele en ciertos sectores de la opinión es avasalladora, y ello se debe en parte, a las redes sociales donde hacen un excelente marketing de su imagen mostrándolo como “Salvador”, remoquete inventado por él mismo. Pero veamos esta radiografía: Bukele se ha hecho mundialmente famoso por encarcelar a las llamadas maras salvatruchas (presuntos pandilleros) que convirtieron a El Salvador, en el país con la mayor tasa de homicidios per capita en el mundo.Para lograr dicho propósito construyó una megaprisión con capacidad para albergar 40 mil reclusos, “la más grande de América”, pero ojo, no es el Estado el que les va a proporcionar alimentación a los reclusos, sino la propia familia quien deberá pagar 170 dólares al mes por cada interno, algo así como 800 mil pesos colombianos. Hasta ahora se desconoce lo que le pasaría a las familias que no tengan para pagar dicha suma (¿?). La prisión esta custodiada por 600 efectivos de las Fuerzas Armadas y por 250 agentes de la Policía Nacional Civil, tampoco se ha dicho cuánto invirtió el Gobierno en la construcción dicha prisión (¿?). Todo ello en el marco de un régimen de excepción decretado por Bukele, “para combatir la criminalidad” y que durará 30 días prorrogables. Es que Bukele controla a su antojo a 67 de los 84 congresistas, antes y después del régimen de excepción. ¡Ah! Un detalle. Las detenciones que se han dado hasta el momento de los presuntos pandilleros se hicieron sin una orden judicial, eso se debe a que el Presidente, también tiene cooptada a la rama jurisdiccional. Bukele aspira a la reelección y con seguridad obtendrá un segundo mandato. No obstante, la Constitución de El Salvador consagra en su artículo 85, que el Gobierno salvadoreño es republicano, democrático y representativo y en el artículo 86 expresa textualmente lo siguiente: “El poder público emana del pueblo. Los órganos del Gobierno, lo ejercerán de manera independiente dentro de las respectivas atribuciones que establecen esta Constitución y las leyes. Las atribuciones de los órganos de Gobierno son indelegables, pero estos colaboraran entre sí en el ejercicio de las funciones públicas. Los órganos fundamentales del Gobierno son el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial”. La pregunta que ronda en la cabeza de quienes leen estas líneas es: ¿el fin justifica los medios? ¿Bukele es un demócrata, un dictador, o un reyezuelo? y por último: ¿es la represión la mejor forma de combatir la criminalidad?

Por: Darío Arregocés Baute

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