DOS PUNTOS

Por: Germán Piedrahita R.

Todos aplaudimos la aprobación de la forma democrática para elegir alcaldes y gobernadores: la votación popular. Creíamos que así acabaríamos con la corrupción y el país avanzaría hacia el desarrollo. Y no. No fue, ni ha sido así. Nos equivocamos o nos hicieron equivocar y como seres inteligentes y razonables deberíamos revisar el camino que llevamos.

¿Cuánto dilapidamos en los procesos de elección? Setenta mil millones en la errada consulta y dan cifras de doscientos mil millones en la elección. Doscientos mil millones mientras las necesidades campean por todas partes. Doscientos mil millones y la corrupción creciendo por todos lados con la compra de votos, el chantaje a los empleados, la amenaza a los trabajadores y las promesas a los desprotegidos.
Retroceder para corregir, es una manera de avanzar y solo espero que usted, amigo lector, reflexione sobre esta nota.
Revisemos y comparemos lo avanzado al dejar de lado los nombramientos por la elección y yo me estoy quedando con los nombramientos.
El presidente nombraba gobernadores y éstos a los alcaldes y siempre se trataba de una persona reconocida por la comunidad por su talante social, su rectitud en la vida, su servicio a la sociedad. Que había compadrazgos, padrinazgos, recomendaciones, eso era lo malo, sin olvidar que cuando un gobernador o un alcalde se torcían y venía la queja de la gente, eran cambiados sin dificultad.
Revisen, ¿cuántos gobernadores y cuántos alcaldes de los nombrados están presos, seriamente cuestionados o mal recordados por sus pueblos? De esa larga lista solo he escuchado anécdotas,  servicios y buenas cosas. Todos ellos por nombramiento y sin un gasto de plata. En lo democrático, iniciamos bien y ahora corren los ríos de dinero sin ninguna seguridad para la inversión del Estado, nosotros, en esas escogencias, con el agravante de no poder cambiar ni gobernadores ni alcaldes y si se logra, sin recuperación de lo invertido. Las platas perdidas así se quedan y la filosofía de los partidos desaparece con la entrega de avales sin ningún sentido ni honor.
¿No sería mejor regresar a los nombramientos? ¿Cuánto ahorraríamos? Dinero y moral, ¿es poco?.
En cuanto a asambleas y concejos para acabar con la feria de dinero y propuestas vergonzosas de candidatos con nulos conocimientos y leyes que denigran a la mujer. Abro esta discusión: la votación se haría por partido y el partido con la mayor votación tendría mayor número de cupos en las corporaciones, algo así: para el Concejo al partido con el mayor número de votos: 6 cupos; al segundo, 5; tercero, 4; cuarto, 3 y al quinto, 1. En la Asamblea, al primero, 6; segundo, 5; tercero, 4 y al cuarto, 1. De esta manera se revitalizarían los partidos y dentro de ellos se escogería a los mejores por su participación, trabajo, su don de gentes y su reconocimiento social. Cada partido, internamente, decidiría sus representantes y de esta manera, esa colectividad tendría que escoger a los mejores para ser bien representados, además de tener la libertad, el derecho y la obligación para cambiar al representante que se torciera. Se acabaría la compra de votos, las negociaciones y los partidos tendrían razón de ser.
¿No merecemos algo mejor? ¿Debemos seguir como vamos aunque los resultados no sean buenos?.
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P.D.: Disculpas de Selección. No es cierto lo de proceso ni de falta de tiempo porque nuestros jugadores, como casi todas las selecciones, solo se pueden reunir pocos días antes de cada partido. Nuestro famoso proceso lo vimos cuando a los amistosos llevaron jugadores que nunca serían llamados a eliminatorias. Todos los técnicos lo saben y su aporte es plantear un sistema al que se puedan acomodar todos los jugadores de la mejor manera y por eso las experimentaciones nunca darán resultado. Sigo pensando que nos serviría Alexis García acompañado por Leonel.