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Columnista - 27 abril, 2020

Del optimismo moderado al escepticismo desolador

Lo difícil de ser presidente, no es precisamente hacerse elegir, pues a Duque le bastó con conseguir el respaldo de su jefe político para llegar a la Casa de Nariño. Lo verdaderamente complicado es gobernar, y el balance de la gestión del presidente Duque, en mi sentir, deja mucho que desear.  Una vez posesionado, Duque […]

Lo difícil de ser presidente, no es precisamente hacerse elegir, pues a Duque le bastó con conseguir el respaldo de su jefe político para llegar a la Casa de Nariño. Lo verdaderamente complicado es gobernar, y el balance de la gestión del presidente Duque, en mi sentir, deja mucho que desear.  Una vez posesionado, Duque nombró su gabinete, y presentó al Congreso seis objeciones por inconveniencia contra la Ley Estatutaria que creaba la Justicia Especial de Paz (JEP). En ejercicio de sus funciones la Corte Constitucional las hundió con una votación de 7 a 1, ordenando al Ejecutivo sancionar la citada ley. Posteriormente, en el mismo Congreso se fueron hundiendo sin pena ni gloria las iniciativas anticorrupción, las mismas que Duque, se había comprometido a defender. Sucede entonces el escándalo que le costó la renuncia al ministro Guillermo Botero. Vino después el fracasó en su intento de disminuir los cultivos de coca, pues la Corte Constitucional se opuso rotundamente a las aspersiones con glifosato, y ahí quedó todo.  En lo que sí ha tenido un inobjetable éxito, es en dirigir desde Colombia los destinos de Venezuela, y en lograr la aprobación de la mal llamada Ley de Financiamiento. En eso se resume la gestión de Duque, lo que le ha merecido el más bajo margen de aceptación popular con un vergonzoso 27.2 %. Arranca el año 2020 con el coronavirus y el crecimiento económico proyectado por encima del 4 % se viene al piso, al punto que los más optimistas vaticinan que creceremos este año en apenas 2.7 % siendo muy optimistas. El desempleo se dispara, al punto que a febrero eran más de tres millones los nuevos desempleados, sin contar con que la mayoría de los colombianos laboran en el sector informal. Nuestra moneda seguirá perdiendo poder adquisitivo frente al dólar, para colmo, el precio del petróleo Brent, se desplomó y hoy ronda en una suma cercana a los 20 $US el barril, y el precio del carbón también registra una depreciación en el mercado internacional que afecta seriamente nuestras exportaciones. Las centrales de riesgo internacionales nos bajaron la calificación de Colombia, haciéndola menos atractiva para la inversión extranjera, lo que también dificultará negociar nuevos préstamos con el FMI y el BM. Todo este sombrío paisaje se agrava aún más, con la recesión económica mundial por causa de la pandemia.

Como se puede ver, con estos indicadores económicos el pueblo colombiano pasó de un optimismo moderado, al escepticismo y la desesperanza. El liderazgo de Duque, se encuentra cada vez más en entredicho, pues el sector bancario parece que no le copia, la alcaldesa de Bogotá tampoco, y los gobiernos locales hacen lo que les viene en gana con las ayudas humanitarias. Los dineros girados por el Gobierno a las entidades promotoras de salud no llegaron al talento humano; es decir, no se pagaron los sueldos atrasados con el personal médico y paramédico, y probablemente sean invertidos en autos de alta gama, y condominios lujosos como ha venido ocurriendo hasta ahora.

Nota del cierre: el pasado 23 de abril se conmemoró el Día del Idioma, he aquí mi aporte, para referirnos al primer día del mes, usted puede decir, uno o primero, ambas expresiones son correctas. Ej. El primero de abril se celebrará el Día Internacional del Trabajador, o decir, el uno de abril se celebrará el Día Internacional del Trabajo.

Columnista
27 abril, 2020

Del optimismo moderado al escepticismo desolador

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Dario Arregoces

Lo difícil de ser presidente, no es precisamente hacerse elegir, pues a Duque le bastó con conseguir el respaldo de su jefe político para llegar a la Casa de Nariño. Lo verdaderamente complicado es gobernar, y el balance de la gestión del presidente Duque, en mi sentir, deja mucho que desear.  Una vez posesionado, Duque […]


Lo difícil de ser presidente, no es precisamente hacerse elegir, pues a Duque le bastó con conseguir el respaldo de su jefe político para llegar a la Casa de Nariño. Lo verdaderamente complicado es gobernar, y el balance de la gestión del presidente Duque, en mi sentir, deja mucho que desear.  Una vez posesionado, Duque nombró su gabinete, y presentó al Congreso seis objeciones por inconveniencia contra la Ley Estatutaria que creaba la Justicia Especial de Paz (JEP). En ejercicio de sus funciones la Corte Constitucional las hundió con una votación de 7 a 1, ordenando al Ejecutivo sancionar la citada ley. Posteriormente, en el mismo Congreso se fueron hundiendo sin pena ni gloria las iniciativas anticorrupción, las mismas que Duque, se había comprometido a defender. Sucede entonces el escándalo que le costó la renuncia al ministro Guillermo Botero. Vino después el fracasó en su intento de disminuir los cultivos de coca, pues la Corte Constitucional se opuso rotundamente a las aspersiones con glifosato, y ahí quedó todo.  En lo que sí ha tenido un inobjetable éxito, es en dirigir desde Colombia los destinos de Venezuela, y en lograr la aprobación de la mal llamada Ley de Financiamiento. En eso se resume la gestión de Duque, lo que le ha merecido el más bajo margen de aceptación popular con un vergonzoso 27.2 %. Arranca el año 2020 con el coronavirus y el crecimiento económico proyectado por encima del 4 % se viene al piso, al punto que los más optimistas vaticinan que creceremos este año en apenas 2.7 % siendo muy optimistas. El desempleo se dispara, al punto que a febrero eran más de tres millones los nuevos desempleados, sin contar con que la mayoría de los colombianos laboran en el sector informal. Nuestra moneda seguirá perdiendo poder adquisitivo frente al dólar, para colmo, el precio del petróleo Brent, se desplomó y hoy ronda en una suma cercana a los 20 $US el barril, y el precio del carbón también registra una depreciación en el mercado internacional que afecta seriamente nuestras exportaciones. Las centrales de riesgo internacionales nos bajaron la calificación de Colombia, haciéndola menos atractiva para la inversión extranjera, lo que también dificultará negociar nuevos préstamos con el FMI y el BM. Todo este sombrío paisaje se agrava aún más, con la recesión económica mundial por causa de la pandemia.

Como se puede ver, con estos indicadores económicos el pueblo colombiano pasó de un optimismo moderado, al escepticismo y la desesperanza. El liderazgo de Duque, se encuentra cada vez más en entredicho, pues el sector bancario parece que no le copia, la alcaldesa de Bogotá tampoco, y los gobiernos locales hacen lo que les viene en gana con las ayudas humanitarias. Los dineros girados por el Gobierno a las entidades promotoras de salud no llegaron al talento humano; es decir, no se pagaron los sueldos atrasados con el personal médico y paramédico, y probablemente sean invertidos en autos de alta gama, y condominios lujosos como ha venido ocurriendo hasta ahora.

Nota del cierre: el pasado 23 de abril se conmemoró el Día del Idioma, he aquí mi aporte, para referirnos al primer día del mes, usted puede decir, uno o primero, ambas expresiones son correctas. Ej. El primero de abril se celebrará el Día Internacional del Trabajador, o decir, el uno de abril se celebrará el Día Internacional del Trabajo.