Como es conocido por los amantes del medio ambiente de la ciudad de Valledupar, en especial por los defensores del cerro de Hurtado, desde hace mucho tiempo este cerro no ha contado con un gobierno doliente, ni qué decir de Corpocesar, que siembra la intriga al no emitir una respuesta clara del por qué concede permiso de una construcción sobre nuestro ecosistema.

Ahora bien, no me voy a detener a hablar de Corpocesar, eso lo haré en el próximo escrito con palabras contundentes; lo preocupante en este momento reposa sobre la destrucción, el impacto desastroso que trae consigo la construcción de la manzana F de la urbanización Santa Rosalía; no quiere decir eso que lo existente sea bueno, no señor, lo cierto es que se va a crecer el enano de manera desproporcional por el atentado contra el cerro de Hurtado.

Me pregunto: ¿por qué si en su momento un Concejo municipal lo calificó como Reserva ecológica y patrimonio natural de la ciudad, Acuerdo 032 (1996), hoy la puja por construir y destruir sobre él?

Fíjese, y lo que voy a decir lo puede explicar un versado en construcción y ambiente, que por cierto no existen en Colombia y si existen se quedan con el primero y omiten el segundo con tal de conseguir un contrato: para construir se debe nivelar el terreno. Pregunta, ¿el cerro es nivelado?

Se deberán talar los árboles, ¿no le importa a Corpocesar esta tala? Por todo lo anterior, desde la primera vivienda de la urbanización en mención, aquel que dio el permiso sabe que será el fin de este ecosistema y de los beneficios que este le brinda a sus hijos, la gente de Valledupar.

Como mujer de esta hermosa ciudad estoy dispuesta aportar lo necesario para que se respete nuestro patrimonio ecológico, los hijos merecen respirar un aire puro, limpio, mostrar en unos años al mundo que nos visita para nuestra fiesta vallenata que conservamos sitios del ecosistema.