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Columnista - 3 noviembre, 2018

Declive del Foro de Sao Paulo

La oleada política de los movimientos de izquierda en América Latina, gestada como respuesta al proceso Neoliberal acaecido en la región en la década de los 90s, lograron constituirse bajo la denominación foro de Sao Paulo, bajo la consigna de “reunir esfuerzos de los partidos y movimientos de izquierda, para debatir el escenario internacional después […]

La oleada política de los movimientos de izquierda en América Latina, gestada como respuesta al proceso Neoliberal acaecido en la región en la década de los 90s, lograron constituirse bajo la denominación foro de Sao Paulo, bajo la consigna de “reunir esfuerzos de los partidos y movimientos de izquierda, para debatir el escenario internacional después de la caída del muro de Berlín y las consecuencias del neoliberalismo en los países de Latinoamérica y el Caribe”.

En 20 años luego de su fundación en 1990, la mayoría de los miembros del foro de Sao Paulo ejercían gobierno y liderazgo político en América Latina. Todo cambia sentenció Heráclito. La actividad política es una correlación de poder, mantener vigentes espacios de influencia es un propósito de las denominadas élites, indistintamente de la vocación ideológica, la mayoría de las veces son dependientes de aspectos coyunturales.

Los reveses de los gobiernos de izquierda acaecidos en varios países de América Latina, miembros del Foro de Sao Paulo, son atribuidos con mucha lógica a tres hechos consecutivos: corrupción, la muerte de Hugo Chávez en 2013 y la caída estrepitosa del precio del petróleo en 2014. También se destacan el ascenso de Donald Trump en Estados Unidos y la operación Lava Jato.

Simultáneamente al declive de los gobiernos de izquierda en América Latina, florecieron ingredientes como los fake news y los discursos incendiarios comandados por la combinación del caudillo y el profeta. Estos elementos han sido utilizados para nutrir el odio de clases, la división y la capacidad de convertir a las víctimas en victimarios y viceversa. Así mismo, el diseño de campañas para enardecer a las masas, la fabricación de enemigos, el desprecio y descalificación de los medios de comunicación y el acercamiento con gobernantes autócratas con la debida expresión de admiración.

Catalogado de fascista, homofóbico y misógino, pero cumpliendo los lineamientos anteriores, Jair Bolsonaro, dio el zarpazo, ganando las elecciones en Brasil, adoptando una mixtura de populismo con un discurso de extrema derecha que incluyó fuertes críticas a la Venezuela socialista del fallecido Hugo Chávez, su sucesor, Nicolás Maduro, y la promesa de evitar que Brasil repita el doloroso colapso de ese país. Bolsonaro capitalizó el rencor de parte del electorado brasileño con el izquierdista Partido de los Trabajadores, que gobernó entre 2003 y 2016.

Los procesos políticos de derecha y de izquierda, son antagónicos pero comparten similitudes, por ejemplo, la corrupción. Este escenario que describe el proceso cíclico que atraviesa América Latina, pone de presente pueblos ansiosos de seguridad, por eso han cambiado sus gobiernos mediante ejercicios democráticos, dando paso a hombres fuertes salvadores y totalitarios, creyendo que salen de proyectos socialistas.

Por Luis Elquis Díaz-@LuchoDiaz12

Columnista
3 noviembre, 2018

Declive del Foro de Sao Paulo

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Elquis Diaz

La oleada política de los movimientos de izquierda en América Latina, gestada como respuesta al proceso Neoliberal acaecido en la región en la década de los 90s, lograron constituirse bajo la denominación foro de Sao Paulo, bajo la consigna de “reunir esfuerzos de los partidos y movimientos de izquierda, para debatir el escenario internacional después […]


La oleada política de los movimientos de izquierda en América Latina, gestada como respuesta al proceso Neoliberal acaecido en la región en la década de los 90s, lograron constituirse bajo la denominación foro de Sao Paulo, bajo la consigna de “reunir esfuerzos de los partidos y movimientos de izquierda, para debatir el escenario internacional después de la caída del muro de Berlín y las consecuencias del neoliberalismo en los países de Latinoamérica y el Caribe”.

En 20 años luego de su fundación en 1990, la mayoría de los miembros del foro de Sao Paulo ejercían gobierno y liderazgo político en América Latina. Todo cambia sentenció Heráclito. La actividad política es una correlación de poder, mantener vigentes espacios de influencia es un propósito de las denominadas élites, indistintamente de la vocación ideológica, la mayoría de las veces son dependientes de aspectos coyunturales.

Los reveses de los gobiernos de izquierda acaecidos en varios países de América Latina, miembros del Foro de Sao Paulo, son atribuidos con mucha lógica a tres hechos consecutivos: corrupción, la muerte de Hugo Chávez en 2013 y la caída estrepitosa del precio del petróleo en 2014. También se destacan el ascenso de Donald Trump en Estados Unidos y la operación Lava Jato.

Simultáneamente al declive de los gobiernos de izquierda en América Latina, florecieron ingredientes como los fake news y los discursos incendiarios comandados por la combinación del caudillo y el profeta. Estos elementos han sido utilizados para nutrir el odio de clases, la división y la capacidad de convertir a las víctimas en victimarios y viceversa. Así mismo, el diseño de campañas para enardecer a las masas, la fabricación de enemigos, el desprecio y descalificación de los medios de comunicación y el acercamiento con gobernantes autócratas con la debida expresión de admiración.

Catalogado de fascista, homofóbico y misógino, pero cumpliendo los lineamientos anteriores, Jair Bolsonaro, dio el zarpazo, ganando las elecciones en Brasil, adoptando una mixtura de populismo con un discurso de extrema derecha que incluyó fuertes críticas a la Venezuela socialista del fallecido Hugo Chávez, su sucesor, Nicolás Maduro, y la promesa de evitar que Brasil repita el doloroso colapso de ese país. Bolsonaro capitalizó el rencor de parte del electorado brasileño con el izquierdista Partido de los Trabajadores, que gobernó entre 2003 y 2016.

Los procesos políticos de derecha y de izquierda, son antagónicos pero comparten similitudes, por ejemplo, la corrupción. Este escenario que describe el proceso cíclico que atraviesa América Latina, pone de presente pueblos ansiosos de seguridad, por eso han cambiado sus gobiernos mediante ejercicios democráticos, dando paso a hombres fuertes salvadores y totalitarios, creyendo que salen de proyectos socialistas.

Por Luis Elquis Díaz-@LuchoDiaz12