I Hugues Martínez Sarmiento un coloso guitarrista, ya se marchó de la vista su imagen de hombre contento. En la memoria del viento la destreza de sus manos descubriendo los arcanos de la música de cuerdas, que el viejo Valle recuerda hermosos tiempos lejanos. II Atánquez, la humilde cuna donde inicia su epopeya, la guitarra […]
I
Hugues Martínez Sarmiento
un coloso guitarrista,
ya se marchó de la vista
su imagen de hombre contento.
En la memoria del viento
la destreza de sus manos
descubriendo los arcanos
de la música de cuerdas,
que el viejo Valle recuerda
hermosos tiempos lejanos.
II
Atánquez, la humilde cuna
donde inicia su epopeya,
la guitarra fue su estrella
y el cantar era su luna.
El talento, la fortuna
que cultivó con esmero;
en Bogotá fue pionero
unido a Alberto Fernández,
y los dos se hicieron grandes
con el alma de trovero.
III
Un vendaval de emociones
nos regaló Hugues Martínez
las cuerdas con folletines
ritornelos de canciones.
Un romance de ilusiones
fue su vida musical,
guitarrista sin igual
con donaire de maestría,
y en sus manos florecía
la música universal.
IV
En su mirada radiante
la nobleza era un espejo,
su fina estampa de lejos
un caballero elegante.
En la amistad, un diamante
este músico de honor.
Siento tristeza y dolor,
pero no voy a llorar,
yo los invito a cantar
para recordar al cantor.
Por José Atuesta Mindiola
I Hugues Martínez Sarmiento un coloso guitarrista, ya se marchó de la vista su imagen de hombre contento. En la memoria del viento la destreza de sus manos descubriendo los arcanos de la música de cuerdas, que el viejo Valle recuerda hermosos tiempos lejanos. II Atánquez, la humilde cuna donde inicia su epopeya, la guitarra […]
I
Hugues Martínez Sarmiento
un coloso guitarrista,
ya se marchó de la vista
su imagen de hombre contento.
En la memoria del viento
la destreza de sus manos
descubriendo los arcanos
de la música de cuerdas,
que el viejo Valle recuerda
hermosos tiempos lejanos.
II
Atánquez, la humilde cuna
donde inicia su epopeya,
la guitarra fue su estrella
y el cantar era su luna.
El talento, la fortuna
que cultivó con esmero;
en Bogotá fue pionero
unido a Alberto Fernández,
y los dos se hicieron grandes
con el alma de trovero.
III
Un vendaval de emociones
nos regaló Hugues Martínez
las cuerdas con folletines
ritornelos de canciones.
Un romance de ilusiones
fue su vida musical,
guitarrista sin igual
con donaire de maestría,
y en sus manos florecía
la música universal.
IV
En su mirada radiante
la nobleza era un espejo,
su fina estampa de lejos
un caballero elegante.
En la amistad, un diamante
este músico de honor.
Siento tristeza y dolor,
pero no voy a llorar,
yo los invito a cantar
para recordar al cantor.
Por José Atuesta Mindiola