El Consejo Privado de Competitividad y la Universidad del Rosario presentaron el Índice Departamental de Competitividad, IDC, del 2020-2021.
El Consejo Privado de Competitividad y la Universidad del Rosario presentaron el Índice Departamental de Competitividad, IDC, del 2020-2021.
Como reportamos en nuestras páginas, este índice mide factores que influyen positiva o negativamente sobre la competitividad de los departamentos. A nivel nacional, las primeras cinco posiciones del IDC 2020-2021 no fueron una sorpresa: Bogotá (8,33), Antioquia, Valle del Cauca, Santander y Risaralda. Contrario, las últimas posiciones de la medición fueron ocupadas por Vaupés (3,3 y puesto 29), Amazonas (3,1 y puesto 30), Chocó (2,9 y puesto 31), Guainía (2,7 y puesto 32) y Vichada (2,5 y puesto 33).
Aterrizando el tema, el Cesar aparece en el puesto 21, con un puntaje de 4,55 sobre 10. Más allá que acá. Preocupa aún más que como departamento, respecto al 2019, descendimos un puesto.
Reportamos que en la calificación de 0 a 10, dentro de los puntos estratégicos, el peor calificado fue Innovación y dinámica empresarial, con el vergonzoso resultado de 1,56. Igual se raja Educación superior y formación para el trabajo, con un pésimo puntaje de 2,96. Lo confirmaron: nuestra educación superior no es competitiva.
También señalamos que a nivel general es preocupante que de los 13 pilares, solo tres superan el resultado de insuficiente: Entorno para los negocios, con una calificación de 6,94; Tamaño del mercado, con 7,32 puntos, influido principalmente por las actividades mineras; y Salud, con 6,0. Los otros 10 pilares no superan la calificación insuficiente de 5,9. Como departamento perdimos el año.
Importante desglosar un poco: por ejemplo, en el pilar que mide a las instituciones, su desempeño administrativo, gestión de recursos, gestión de regalías, transparencia, el Cesar obtuvo la triste calificación de 4,97 puntos. Ya sabemos una de las razones de nuestros males en materia de competitividad y resultados socioeconómicos.
También le va mal al departamento en Infraestructura, punto que mide la infraestructura de servicios, como cobertura efectiva de gas natural, acueducto, infraestructura vial. En este caso el puntaje fue de 5,51. Aquí es importante hacer una reflexión sobre nuestras prioridades a la hora de invertir.
Y por último, el índice también demostró que el Cesar debe trabajar en el uso de las TIC. Esta calificación comprueba un grave atraso en el departamento: 3,62 sobre 10. Esto porque el Cesar no goza de una penetración alta de internet banda ancha fijo y pocos hogares con computador, entre otras razones.
Aunque el IDC no es un indicador de pobreza, debemos recordar que los niveles de pobreza monetaria, lo que una familia gana, en la última década se han mantenido sin variación, un 51 %. Y los de pobreza multidimensional, que asume un conjunto de indicadores variables, son los menos bajos de la costa después del Atlántico, reflejando que se ha aumentado en la dotación de bienes de todo tipo, como los llamados ‘bienes públicos’, pero la gente no tiene suficiente dinero para gastar e invertir; tal vez asociado a la poca dinámica empresarial.
Conclusión: el Cesar tiene escasa capacidad y dinámica empresarial, un gran mercado pero externo, ahora frágil, del carbón, mala gestión administrativa y de sus regalías, la educación superior es inferior y de baja cobertura, como también es el cubrimiento y uso de las tecnologías de información y conectividad.
Objetivo: el departamento tiene en sus competencias promover el desarrollo económico. El gobernador tiene la palabra.
El Consejo Privado de Competitividad y la Universidad del Rosario presentaron el Índice Departamental de Competitividad, IDC, del 2020-2021.
El Consejo Privado de Competitividad y la Universidad del Rosario presentaron el Índice Departamental de Competitividad, IDC, del 2020-2021.
Como reportamos en nuestras páginas, este índice mide factores que influyen positiva o negativamente sobre la competitividad de los departamentos. A nivel nacional, las primeras cinco posiciones del IDC 2020-2021 no fueron una sorpresa: Bogotá (8,33), Antioquia, Valle del Cauca, Santander y Risaralda. Contrario, las últimas posiciones de la medición fueron ocupadas por Vaupés (3,3 y puesto 29), Amazonas (3,1 y puesto 30), Chocó (2,9 y puesto 31), Guainía (2,7 y puesto 32) y Vichada (2,5 y puesto 33).
Aterrizando el tema, el Cesar aparece en el puesto 21, con un puntaje de 4,55 sobre 10. Más allá que acá. Preocupa aún más que como departamento, respecto al 2019, descendimos un puesto.
Reportamos que en la calificación de 0 a 10, dentro de los puntos estratégicos, el peor calificado fue Innovación y dinámica empresarial, con el vergonzoso resultado de 1,56. Igual se raja Educación superior y formación para el trabajo, con un pésimo puntaje de 2,96. Lo confirmaron: nuestra educación superior no es competitiva.
También señalamos que a nivel general es preocupante que de los 13 pilares, solo tres superan el resultado de insuficiente: Entorno para los negocios, con una calificación de 6,94; Tamaño del mercado, con 7,32 puntos, influido principalmente por las actividades mineras; y Salud, con 6,0. Los otros 10 pilares no superan la calificación insuficiente de 5,9. Como departamento perdimos el año.
Importante desglosar un poco: por ejemplo, en el pilar que mide a las instituciones, su desempeño administrativo, gestión de recursos, gestión de regalías, transparencia, el Cesar obtuvo la triste calificación de 4,97 puntos. Ya sabemos una de las razones de nuestros males en materia de competitividad y resultados socioeconómicos.
También le va mal al departamento en Infraestructura, punto que mide la infraestructura de servicios, como cobertura efectiva de gas natural, acueducto, infraestructura vial. En este caso el puntaje fue de 5,51. Aquí es importante hacer una reflexión sobre nuestras prioridades a la hora de invertir.
Y por último, el índice también demostró que el Cesar debe trabajar en el uso de las TIC. Esta calificación comprueba un grave atraso en el departamento: 3,62 sobre 10. Esto porque el Cesar no goza de una penetración alta de internet banda ancha fijo y pocos hogares con computador, entre otras razones.
Aunque el IDC no es un indicador de pobreza, debemos recordar que los niveles de pobreza monetaria, lo que una familia gana, en la última década se han mantenido sin variación, un 51 %. Y los de pobreza multidimensional, que asume un conjunto de indicadores variables, son los menos bajos de la costa después del Atlántico, reflejando que se ha aumentado en la dotación de bienes de todo tipo, como los llamados ‘bienes públicos’, pero la gente no tiene suficiente dinero para gastar e invertir; tal vez asociado a la poca dinámica empresarial.
Conclusión: el Cesar tiene escasa capacidad y dinámica empresarial, un gran mercado pero externo, ahora frágil, del carbón, mala gestión administrativa y de sus regalías, la educación superior es inferior y de baja cobertura, como también es el cubrimiento y uso de las tecnologías de información y conectividad.
Objetivo: el departamento tiene en sus competencias promover el desarrollo económico. El gobernador tiene la palabra.