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Columnista - 13 abril, 2014

De olvidos

Glenia decidió dibujar una tarde lluviosa, ya tenía unos trazos de un ave en vuelo, pero decidió borrarlo y un cielo azul nítido irrumpió de golpe, las nubes recientes eran blancas, livianas y casi tocaban los árboles, al fondo se veía una cascada cristalina cuyas aguas corrían entre piedras grises que daban a un recodo […]

Glenia decidió dibujar una tarde lluviosa, ya tenía unos trazos de un ave en vuelo, pero decidió borrarlo y un cielo azul nítido irrumpió de golpe, las nubes recientes eran blancas, livianas y casi tocaban los árboles, al fondo se veía una cascada cristalina cuyas aguas corrían entre piedras grises que daban a un recodo de magníficas aguas verdosas, tres días después, se dibujó a sí misma protegida en los brazos de un hombre contemplando el paisaje.

Alguien llamó a la puerta y entonces lo supo, Kike, su novio, había regalado a otra unas flores que eran para ella. Se enloqueció, quiso desaparecerlo del mundo y con su pincel herido lo borró del cuadro pensando que eso facilitaría el olvido. No fue así, más bien se sintió desamparada.

Al otro lado de la ciudad él presintió el agravio, sintió unos latigazos en la espalda, y además, no entró la llamada cotidiana de las cinco de la tarde. Intentó muchas veces dar explicaciones pero no fue escuchado, entonces le escribió una sola frase: Si decides abandonarme sin antes escuchar mis razones aunque sea justo tu olvido es injusto tu proceder. Fue como escribirle al mar. No hubo respuesta, había que buscar otros medios.

Una noche Kike aprovechó que ella se había ausentado de su apartamento y contrató al mejor pintor de la ciudad, le dio instrucciones específicas y le entregó los mismos colores que ella había usado en su obra. Al día siguiente el cuadro había cambiado, nuevamente aparecieron Kike y Glenia felices y abrazados contemplando el paisaje, en su mano izquierda portaba una flor para ella, en el cuadro ella sonreía y lo perdonaba. Entonces ella de nuevo se sintió protegida y volvió a creer en el amor.

Negocios

Negocié en la Serranía de Perijá una poderosa oración indígena que tiene un potente efecto doble: sirve para seducir mujeres y también para alejar culebras. Entusiasmado gasté sin dudarlo más de la mitad de mis ahorros en este artilugio mágico.

Me cuentan que el indio del negocio murió en Dibulla hace tres meses, unos dicen que envenado y otros aseguran que lo mató la ponzoña de una víbora de las peores en un tobillo. Nunca sabré si el indio me estafó o algo salió mal con el conjuro porque padezco una maldición terrible.

Ahora se me alejan las mujeres y me persiguen las culebras de todo tipo.

Días de junio

Un día de junio soñé que estabas feliz y rodeada de flores

Yo te hablaba y tú sonreías como si me conocieras

Tu vestido de mariposas multicolores amenazaba mi imaginación

Pronosticando un cuerpo divino

Tu sonrisa radiante desbordaba mis sentidos

Y mi corazón acelerado intentaba volar

¡Dadle un ramo de rosas a mi mano ansiosa como prueba de tu existencia!

He despertado pensando que tú existes en algún lugar

Porque tus mariposas de junio han dejado la prueba en mis palabras

Y tu cuerpo divino en mi imaginación.

Columnista
13 abril, 2014

De olvidos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Leonardo Maya Amaya

Glenia decidió dibujar una tarde lluviosa, ya tenía unos trazos de un ave en vuelo, pero decidió borrarlo y un cielo azul nítido irrumpió de golpe, las nubes recientes eran blancas, livianas y casi tocaban los árboles, al fondo se veía una cascada cristalina cuyas aguas corrían entre piedras grises que daban a un recodo […]


Glenia decidió dibujar una tarde lluviosa, ya tenía unos trazos de un ave en vuelo, pero decidió borrarlo y un cielo azul nítido irrumpió de golpe, las nubes recientes eran blancas, livianas y casi tocaban los árboles, al fondo se veía una cascada cristalina cuyas aguas corrían entre piedras grises que daban a un recodo de magníficas aguas verdosas, tres días después, se dibujó a sí misma protegida en los brazos de un hombre contemplando el paisaje.

Alguien llamó a la puerta y entonces lo supo, Kike, su novio, había regalado a otra unas flores que eran para ella. Se enloqueció, quiso desaparecerlo del mundo y con su pincel herido lo borró del cuadro pensando que eso facilitaría el olvido. No fue así, más bien se sintió desamparada.

Al otro lado de la ciudad él presintió el agravio, sintió unos latigazos en la espalda, y además, no entró la llamada cotidiana de las cinco de la tarde. Intentó muchas veces dar explicaciones pero no fue escuchado, entonces le escribió una sola frase: Si decides abandonarme sin antes escuchar mis razones aunque sea justo tu olvido es injusto tu proceder. Fue como escribirle al mar. No hubo respuesta, había que buscar otros medios.

Una noche Kike aprovechó que ella se había ausentado de su apartamento y contrató al mejor pintor de la ciudad, le dio instrucciones específicas y le entregó los mismos colores que ella había usado en su obra. Al día siguiente el cuadro había cambiado, nuevamente aparecieron Kike y Glenia felices y abrazados contemplando el paisaje, en su mano izquierda portaba una flor para ella, en el cuadro ella sonreía y lo perdonaba. Entonces ella de nuevo se sintió protegida y volvió a creer en el amor.

Negocios

Negocié en la Serranía de Perijá una poderosa oración indígena que tiene un potente efecto doble: sirve para seducir mujeres y también para alejar culebras. Entusiasmado gasté sin dudarlo más de la mitad de mis ahorros en este artilugio mágico.

Me cuentan que el indio del negocio murió en Dibulla hace tres meses, unos dicen que envenado y otros aseguran que lo mató la ponzoña de una víbora de las peores en un tobillo. Nunca sabré si el indio me estafó o algo salió mal con el conjuro porque padezco una maldición terrible.

Ahora se me alejan las mujeres y me persiguen las culebras de todo tipo.

Días de junio

Un día de junio soñé que estabas feliz y rodeada de flores

Yo te hablaba y tú sonreías como si me conocieras

Tu vestido de mariposas multicolores amenazaba mi imaginación

Pronosticando un cuerpo divino

Tu sonrisa radiante desbordaba mis sentidos

Y mi corazón acelerado intentaba volar

¡Dadle un ramo de rosas a mi mano ansiosa como prueba de tu existencia!

He despertado pensando que tú existes en algún lugar

Porque tus mariposas de junio han dejado la prueba en mis palabras

Y tu cuerpo divino en mi imaginación.