“El Espíritu de Dios me hizo y el soplo del Omnipotente me dio vida”. Job 33,4 Decimos que las cosas son de largo aliento para significar que serán demorados en el tiempo. Cuando los finales son largos, las metas son diferidas, los procesos son lentos y los resultados se dan en el largo plazo. Desde […]
“El Espíritu de Dios me hizo y el soplo del Omnipotente me dio vida”. Job 33,4
Decimos que las cosas son de largo aliento para significar que serán demorados en el tiempo. Cuando los finales son largos, las metas son diferidas, los procesos son lentos y los resultados se dan en el largo plazo.
Desde la primera mención en la creación del hombre, Dios sopló en su nariz aliento de vida y fue el hombre un ser viviente. Ese soplo se traduce también como espíritu, viento, aliento y siempre genera vida, renovación y cambios. Asistí a la ceremonia de despedida a la eternidad de un hermano, el predicador señalando el féretro, dijo sombríamente: Ese cadáver ha sido miembro de nuestra iglesia por muchos años. Comprendí que el difunto no era muy comprometido.
Amados amigos, tristemente advertimos que la iglesia hoy también está llena de cadáveres espirituales a los que les falta vitalidad divina. Puede que asistan, que lean la Biblia ocasionalmente e incluso que oren, pero les falta calidad de vida, les falta la vida de Dios operando desde su interior.
En Apocalipsis el Señor nos exhorta a asumir posiciones radicales: Debemos ser fríos o calientes, porque Dios rechaza a los tibios. Gracias a Dios, que se aproxima el deshielo para quienes aprenden a orar en la energía y vitalidad del Nombre de Jesús. Para todos aquellos que se acercan al Espíritu que da vida. Allí, toda la energía que mana de la esencia de Dios está disponible para nosotros. Los Salmos dicen que Dios no se adormecerá ni dormirá, o sea que siempre está vivo y activo.
Creo que todos hemos experimentado alguna dificultad en nuestro sistema respiratorio o hemos tenido que correr hasta quedarnos sin aliento para luego encorvarnos jadeando en busca de aire, al límite de nuestras fuerzas. También en la dimensión espiritual es así, David lo registra: “Cómo el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía”.
El corolario es que, cuando el aliento espiritual esté demasiado pesado y sea imposible andar erguido busquemos a Jesús el aliento que da vida. Cuando nos sintamos sin aliento, ¡vayamos al Señor! Nuestro Señor es Espíritu que da vida, aliento revitalizador, soplo resucitador de almas debilitadas.
Detengámonos para tomar cada mañana una buena bocanada de su refrescante y sobrenatural aire de vida. Respiremos en sus promesas y confiemos que los que esperan en el Señor, tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán.
Hago oración para que Dios nos vivifique cada día. Necesitamos su compañía porque este caminar es de largo aliento. Caminamos lento porque vamos para lejos… ¡Sopla Espíritu de Dios!
Un abrazo y que Dios vivifique cada área de tu vida.
“El Espíritu de Dios me hizo y el soplo del Omnipotente me dio vida”. Job 33,4 Decimos que las cosas son de largo aliento para significar que serán demorados en el tiempo. Cuando los finales son largos, las metas son diferidas, los procesos son lentos y los resultados se dan en el largo plazo. Desde […]
“El Espíritu de Dios me hizo y el soplo del Omnipotente me dio vida”. Job 33,4
Decimos que las cosas son de largo aliento para significar que serán demorados en el tiempo. Cuando los finales son largos, las metas son diferidas, los procesos son lentos y los resultados se dan en el largo plazo.
Desde la primera mención en la creación del hombre, Dios sopló en su nariz aliento de vida y fue el hombre un ser viviente. Ese soplo se traduce también como espíritu, viento, aliento y siempre genera vida, renovación y cambios. Asistí a la ceremonia de despedida a la eternidad de un hermano, el predicador señalando el féretro, dijo sombríamente: Ese cadáver ha sido miembro de nuestra iglesia por muchos años. Comprendí que el difunto no era muy comprometido.
Amados amigos, tristemente advertimos que la iglesia hoy también está llena de cadáveres espirituales a los que les falta vitalidad divina. Puede que asistan, que lean la Biblia ocasionalmente e incluso que oren, pero les falta calidad de vida, les falta la vida de Dios operando desde su interior.
En Apocalipsis el Señor nos exhorta a asumir posiciones radicales: Debemos ser fríos o calientes, porque Dios rechaza a los tibios. Gracias a Dios, que se aproxima el deshielo para quienes aprenden a orar en la energía y vitalidad del Nombre de Jesús. Para todos aquellos que se acercan al Espíritu que da vida. Allí, toda la energía que mana de la esencia de Dios está disponible para nosotros. Los Salmos dicen que Dios no se adormecerá ni dormirá, o sea que siempre está vivo y activo.
Creo que todos hemos experimentado alguna dificultad en nuestro sistema respiratorio o hemos tenido que correr hasta quedarnos sin aliento para luego encorvarnos jadeando en busca de aire, al límite de nuestras fuerzas. También en la dimensión espiritual es así, David lo registra: “Cómo el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía”.
El corolario es que, cuando el aliento espiritual esté demasiado pesado y sea imposible andar erguido busquemos a Jesús el aliento que da vida. Cuando nos sintamos sin aliento, ¡vayamos al Señor! Nuestro Señor es Espíritu que da vida, aliento revitalizador, soplo resucitador de almas debilitadas.
Detengámonos para tomar cada mañana una buena bocanada de su refrescante y sobrenatural aire de vida. Respiremos en sus promesas y confiemos que los que esperan en el Señor, tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán.
Hago oración para que Dios nos vivifique cada día. Necesitamos su compañía porque este caminar es de largo aliento. Caminamos lento porque vamos para lejos… ¡Sopla Espíritu de Dios!
Un abrazo y que Dios vivifique cada área de tu vida.