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Columnista - 11 agosto, 2021

De Hegel a Feuerbach, Marx y Engels

De la combinación y desarrollo del pensamiento de estos tres filósofos alemanes resulta el colectivismo marxista, que es una ideología de pretensiones universalistas.  Una religión materialista que ofrece a sus seguidores un paraíso de consumo de bienes físicos y cultura regimentada. Un economismo mundano. Aunque decir  seguidores no es más que una frase irreal para […]

De la combinación y desarrollo del pensamiento de estos tres filósofos alemanes resulta el colectivismo marxista, que es una ideología de pretensiones universalistas.  Una religión materialista que ofrece a sus seguidores un paraíso de consumo de bienes físicos y cultura regimentada. Un economismo mundano. Aunque decir  seguidores no es más que una frase irreal para la mayoría de sus adeptos, ya que los usufructuarios verdaderos no son más que  los altos burócratas del Estado totalitario. Como todas las ideologías, es reduccionista. Se basta sola, así misma. Pero como sabemos, no solo de pan vive el hombre. 

Ella abreva en la llamada izquierda hegeliana, cuya desembocadura lógica es el ateísmo, como veremos más adelante. Marx y Engels la presentaron  en sociedad en el llamado Manifiesto del partido Comunista, entre los años 1847-1848. 

La derecha hegeliana, en cambio, admitía su compatibilidad con el protestantismo luterano. Pero quien termina triunfando y aplicando el método es la izquierda hegeliana revolucionaria, como se verá más adelante.

El filósofo materialista Feuerbach concreta esta filosofía con la siguiente expresión muy gráfica: “El hombre es lo que come”. No obstante, distingue el materialismo como un todo del materialismo como un fundamento, el cual concibe, menospreciando el sistema hegeliano al que califica de una simple teología.

 Es verdad que los filósofos, y especialmente los alemanes, generalmente recibían una formación teológica, por lo cual nunca se pudieron desprender de un Absoluto, identificable con la idea de Dios.

Feuerbach termina pensando y afirmando que Dios no es Dios, sino que Dios es el hombre, cuya absolutización a partir de entonces, afirma, es el único autor de la historia, independientemente del Dios tradicional.

Por consiguiente, el sistema hegeliano, estructurado como  un desarrollo histórico, según la teoría dialéctica de las ideas, viene a ser  transformado por Feuerbach en un materialismo inmanentista, sustituyendo a Dios por el conjunto social del género humano, como fundamento material de las súper estructuras que se constituyen para la operatividad de la comunidad y el Estado. 

 Fue esto lo que influyó de manera decisiva en Marx, quien sustituyó en la práctica política la teoría hegeliana idealista por una materialista histórica y dialéctica, produciendo así un giro copernicano, cuya bandera fue izada por el activista político Lenin, quien triunfó con la revolución bolchevique, destituyendo el régimen ruso zarista en 1917.

Tal Estado totalitario duró 70 años, al término de los cuales quebró, dejando sus filamentos esparcidos, no por las naciones ricas, sino por las pobres, China de Mao,  

Cuba de Castro, Corea del Norte de Kim Il-Sung, luego saltó a nuestro vecindario latinoamericano, de breve paso por Chile, adonde quiere regresar, afirmado en Nicaragua, Venezuela, ahora alistándose en Perú, y ya se acerca a Colombia. 

Desde los montes de Pueblo Bello. 

[email protected]

Columnista
11 agosto, 2021

De Hegel a Feuerbach, Marx y Engels

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Rodrigo López Barros

De la combinación y desarrollo del pensamiento de estos tres filósofos alemanes resulta el colectivismo marxista, que es una ideología de pretensiones universalistas.  Una religión materialista que ofrece a sus seguidores un paraíso de consumo de bienes físicos y cultura regimentada. Un economismo mundano. Aunque decir  seguidores no es más que una frase irreal para […]


De la combinación y desarrollo del pensamiento de estos tres filósofos alemanes resulta el colectivismo marxista, que es una ideología de pretensiones universalistas.  Una religión materialista que ofrece a sus seguidores un paraíso de consumo de bienes físicos y cultura regimentada. Un economismo mundano. Aunque decir  seguidores no es más que una frase irreal para la mayoría de sus adeptos, ya que los usufructuarios verdaderos no son más que  los altos burócratas del Estado totalitario. Como todas las ideologías, es reduccionista. Se basta sola, así misma. Pero como sabemos, no solo de pan vive el hombre. 

Ella abreva en la llamada izquierda hegeliana, cuya desembocadura lógica es el ateísmo, como veremos más adelante. Marx y Engels la presentaron  en sociedad en el llamado Manifiesto del partido Comunista, entre los años 1847-1848. 

La derecha hegeliana, en cambio, admitía su compatibilidad con el protestantismo luterano. Pero quien termina triunfando y aplicando el método es la izquierda hegeliana revolucionaria, como se verá más adelante.

El filósofo materialista Feuerbach concreta esta filosofía con la siguiente expresión muy gráfica: “El hombre es lo que come”. No obstante, distingue el materialismo como un todo del materialismo como un fundamento, el cual concibe, menospreciando el sistema hegeliano al que califica de una simple teología.

 Es verdad que los filósofos, y especialmente los alemanes, generalmente recibían una formación teológica, por lo cual nunca se pudieron desprender de un Absoluto, identificable con la idea de Dios.

Feuerbach termina pensando y afirmando que Dios no es Dios, sino que Dios es el hombre, cuya absolutización a partir de entonces, afirma, es el único autor de la historia, independientemente del Dios tradicional.

Por consiguiente, el sistema hegeliano, estructurado como  un desarrollo histórico, según la teoría dialéctica de las ideas, viene a ser  transformado por Feuerbach en un materialismo inmanentista, sustituyendo a Dios por el conjunto social del género humano, como fundamento material de las súper estructuras que se constituyen para la operatividad de la comunidad y el Estado. 

 Fue esto lo que influyó de manera decisiva en Marx, quien sustituyó en la práctica política la teoría hegeliana idealista por una materialista histórica y dialéctica, produciendo así un giro copernicano, cuya bandera fue izada por el activista político Lenin, quien triunfó con la revolución bolchevique, destituyendo el régimen ruso zarista en 1917.

Tal Estado totalitario duró 70 años, al término de los cuales quebró, dejando sus filamentos esparcidos, no por las naciones ricas, sino por las pobres, China de Mao,  

Cuba de Castro, Corea del Norte de Kim Il-Sung, luego saltó a nuestro vecindario latinoamericano, de breve paso por Chile, adonde quiere regresar, afirmado en Nicaragua, Venezuela, ahora alistándose en Perú, y ya se acerca a Colombia. 

Desde los montes de Pueblo Bello. 

[email protected]