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Columnista - 20 marzo, 2019

De Aladino a Colombia, cargado un crucifijo

El lunes anterior cuando me senté a escribir esta columna sentí rabia por todo lo que está pasando en Colombia y aunque hay cientos de temas para llenar estas hojas, me da tristeza tener que decir lo mismo –pero, con otras palabras- de lo que escriben todos los columnistas de este país. Hay tantas mentiras, […]

El lunes anterior cuando me senté a escribir esta columna sentí rabia por todo lo que está pasando en Colombia y aunque hay cientos de temas para llenar estas hojas, me da tristeza tener que decir lo mismo –pero, con otras palabras- de lo que escriben todos los columnistas de este país.

Hay tantas mentiras, engaños y trapisondas en Colombia que, probablemente, si me encuentro la lámpara de Aladino, seguro le pido un deseo. Será un deseo único, “individual de a uno” como les digo a mis estudiantes de la Universidad Popular del Cesar para hacer énfasis en que uno es uno y no un par.

Serio, mi único deseo no tiene nada que ver con que desaparezcan de la faz de la tierra Uribe y Maduro, porque el primero es para Colombia lo que el segundo es para Venezuela: un par de crucifijos que sacan ronchas, lo dos se cuecen a Colombia y Venezuela de muchas maneras, con observadores ventrílocuos.

Verdad, con esa lámpara en las manos no voy a salir corriendo a ganarme el baloto (aunque mi esposa si quiere ganárselo, el baloto claro). Tampoco voy a frotar ese aparato para que el presidente Duque no haga más pantomimas con su discurso de que él si quiere la JEP, pero objeta lo más importante de su estructura. Eso da risa y rabia.
Lo que si tengo claro es que voy a pedir un deseo, pero no para que el “mono” Donald Trump envíe las tropas encaletadas en neceseres ni mucho menos en cajas con medicamentos por Colombia para Venezuela. Mi deseo no será para que el “payaso” (así lo llama Maduro) de Guaidó deje de soñar despierto, buscando guerra.

Insisto en que voy a pedir solamente un deseo, pero no para que el fiscal Néstor Humberto Martínez renuncie y pase de frente a las toldas de los negocios de su contertulio Luis Carlos Sarmiento Angulo, ni para que sean (los dos) investigados por la millonada de dólares de Odebrecht.

No señores, tampoco voy a frotar la lámpara de Aladino para pedir que el Centro Democrático se alíe con Vargas Lleras para sacar adelante la destrucción de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) que es el componente de justicia del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y no Repetición, creado por el Acuerdo de Paz entre el Gobierno Nacional y las Farc-EP.

Mi deseo, tampoco será para que Duque se interese más por los niños muertos por sed y hambre en La Guajira, ni por la grave desidia que tiene el Estado por la gente del Chocó ni mucho menos para que el gobierno nacional les cumpla a los indígenas del Cauca, a los Yukpa de la Serranía de Perijá y a los de la Sierra Nevada.

Tampoco voy a perder el tiempo pidiendo que se investiguen los crímenes de lesa humanidad contra más de 160 líderes sociales del país, en menos de un año.

Mi único deseo a la lámpara no será para que se haga realidad que ningún colombiano pueda seguir siendo sobornado ni manipulado ni robado ni mucho menos comprado por los políticos para que sigan ejerciendo el control de una democracia que dista mucho de lo que verdaderamente es el pensamiento de la verdad, la libertad y el pluralismo.

Seguro que no voy a pedir ningún deseo porque yo no creo en esas bobadas, no creo en esas estupideces, prefiero que se sigan robando el país. Hasta la próxima semana. [email protected] @tiochiro.

Columnista
20 marzo, 2019

De Aladino a Colombia, cargado un crucifijo

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Aquilino Cotes Zuleta

El lunes anterior cuando me senté a escribir esta columna sentí rabia por todo lo que está pasando en Colombia y aunque hay cientos de temas para llenar estas hojas, me da tristeza tener que decir lo mismo –pero, con otras palabras- de lo que escriben todos los columnistas de este país. Hay tantas mentiras, […]


El lunes anterior cuando me senté a escribir esta columna sentí rabia por todo lo que está pasando en Colombia y aunque hay cientos de temas para llenar estas hojas, me da tristeza tener que decir lo mismo –pero, con otras palabras- de lo que escriben todos los columnistas de este país.

Hay tantas mentiras, engaños y trapisondas en Colombia que, probablemente, si me encuentro la lámpara de Aladino, seguro le pido un deseo. Será un deseo único, “individual de a uno” como les digo a mis estudiantes de la Universidad Popular del Cesar para hacer énfasis en que uno es uno y no un par.

Serio, mi único deseo no tiene nada que ver con que desaparezcan de la faz de la tierra Uribe y Maduro, porque el primero es para Colombia lo que el segundo es para Venezuela: un par de crucifijos que sacan ronchas, lo dos se cuecen a Colombia y Venezuela de muchas maneras, con observadores ventrílocuos.

Verdad, con esa lámpara en las manos no voy a salir corriendo a ganarme el baloto (aunque mi esposa si quiere ganárselo, el baloto claro). Tampoco voy a frotar ese aparato para que el presidente Duque no haga más pantomimas con su discurso de que él si quiere la JEP, pero objeta lo más importante de su estructura. Eso da risa y rabia.
Lo que si tengo claro es que voy a pedir un deseo, pero no para que el “mono” Donald Trump envíe las tropas encaletadas en neceseres ni mucho menos en cajas con medicamentos por Colombia para Venezuela. Mi deseo no será para que el “payaso” (así lo llama Maduro) de Guaidó deje de soñar despierto, buscando guerra.

Insisto en que voy a pedir solamente un deseo, pero no para que el fiscal Néstor Humberto Martínez renuncie y pase de frente a las toldas de los negocios de su contertulio Luis Carlos Sarmiento Angulo, ni para que sean (los dos) investigados por la millonada de dólares de Odebrecht.

No señores, tampoco voy a frotar la lámpara de Aladino para pedir que el Centro Democrático se alíe con Vargas Lleras para sacar adelante la destrucción de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) que es el componente de justicia del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y no Repetición, creado por el Acuerdo de Paz entre el Gobierno Nacional y las Farc-EP.

Mi deseo, tampoco será para que Duque se interese más por los niños muertos por sed y hambre en La Guajira, ni por la grave desidia que tiene el Estado por la gente del Chocó ni mucho menos para que el gobierno nacional les cumpla a los indígenas del Cauca, a los Yukpa de la Serranía de Perijá y a los de la Sierra Nevada.

Tampoco voy a perder el tiempo pidiendo que se investiguen los crímenes de lesa humanidad contra más de 160 líderes sociales del país, en menos de un año.

Mi único deseo a la lámpara no será para que se haga realidad que ningún colombiano pueda seguir siendo sobornado ni manipulado ni robado ni mucho menos comprado por los políticos para que sigan ejerciendo el control de una democracia que dista mucho de lo que verdaderamente es el pensamiento de la verdad, la libertad y el pluralismo.

Seguro que no voy a pedir ningún deseo porque yo no creo en esas bobadas, no creo en esas estupideces, prefiero que se sigan robando el país. Hasta la próxima semana. [email protected] @tiochiro.