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Columnista - 28 diciembre, 2018

Darío Pavajeau

Si Patillal, “es como una melodía que al oírla nos provoca cantar”, Darío Pavajeau es una sinfonía de agradables, dulces y pegajosas notas y con gran acierto las directivas del festival de los sandieros lo escogieron para homenajearlo en sus ya famosas festividades. Si, acertaron porque Darío se merece esa dignidad y muchos más, ya […]

Si Patillal, “es como una melodía que al oírla nos provoca cantar”, Darío Pavajeau es una sinfonía de agradables, dulces y pegajosas notas y con gran acierto las directivas del festival de los sandieros lo escogieron para homenajearlo en sus ya famosas festividades. Si, acertaron porque Darío se merece esa dignidad y muchos más, ya que toda su vida ha sido consagrada al servicio del folclor vallenato, cantantes e interprete y además, y en ese además, sí que hay atributos que lo hacen merecedor de cuanto reconocimiento se le puede hacer a un ser humano que a través de su ya larga existencia no ha hecho otra cosa sino servirle a su prójimo.

He tenido con él una larga y cordial amistad, desde los tiempos del viejo Rafa en Villanueva, donde por su comportamiento y modo de ser era el preferido de ese gran maestro, después aquí en el Valle continuamos esa relación a pesar de que en alguna ocasión le busqué pleito político, pero él como buen gallo fino esquivó los espolazos y me convencí de que con Darío no se puede pelear, porque él a las trompadas le responde con sonrisas y buen trato y por eso puedo decir que Darío es monedita de oro, además triunfador y de buenas pues en el trasegar de sus parrandas y bohemia se encontró en el camino con una bella, dulce y tierna mujer, María Elisa Baute, “Mary” con quien hizo un hogar ejemplar que le dio a Silvia, Darío José y Vicky y ellos le dieron nietos que atienden en vacaciones, que lo puedo decir yo a boca llena sí que es muy sabroso; fui su vecino por espacio de muchos años, asistí a muchas de sus famosas parrandas, mis hijos José Manuel, María Mercedes, Hernando José y Carlos José alternaron con los de ellos y jamás tuvieron una diferencia, como no la tuvieron con ninguno de sus vecinos, pues Darío y María Elisa con sus eternas sonrisas y permanente buen trato no son gente de odios sino de amor y ternura.

Darío, estaba en mora de rendirte este pequeño pero sincero homenaje, de ti falta mucho por decir, pero no hay espacio, te agrego que yo y mi familia te queremos como también apreciamos a María Elisa, a tus hijos y nietos. Un fuerte abrazo para todos y los mejores deseos porque el 2019 venga cargado de sorpresas agradables.


José Aponte Martínez

Columnista
28 diciembre, 2018

Darío Pavajeau

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

Si Patillal, “es como una melodía que al oírla nos provoca cantar”, Darío Pavajeau es una sinfonía de agradables, dulces y pegajosas notas y con gran acierto las directivas del festival de los sandieros lo escogieron para homenajearlo en sus ya famosas festividades. Si, acertaron porque Darío se merece esa dignidad y muchos más, ya […]


Si Patillal, “es como una melodía que al oírla nos provoca cantar”, Darío Pavajeau es una sinfonía de agradables, dulces y pegajosas notas y con gran acierto las directivas del festival de los sandieros lo escogieron para homenajearlo en sus ya famosas festividades. Si, acertaron porque Darío se merece esa dignidad y muchos más, ya que toda su vida ha sido consagrada al servicio del folclor vallenato, cantantes e interprete y además, y en ese además, sí que hay atributos que lo hacen merecedor de cuanto reconocimiento se le puede hacer a un ser humano que a través de su ya larga existencia no ha hecho otra cosa sino servirle a su prójimo.

He tenido con él una larga y cordial amistad, desde los tiempos del viejo Rafa en Villanueva, donde por su comportamiento y modo de ser era el preferido de ese gran maestro, después aquí en el Valle continuamos esa relación a pesar de que en alguna ocasión le busqué pleito político, pero él como buen gallo fino esquivó los espolazos y me convencí de que con Darío no se puede pelear, porque él a las trompadas le responde con sonrisas y buen trato y por eso puedo decir que Darío es monedita de oro, además triunfador y de buenas pues en el trasegar de sus parrandas y bohemia se encontró en el camino con una bella, dulce y tierna mujer, María Elisa Baute, “Mary” con quien hizo un hogar ejemplar que le dio a Silvia, Darío José y Vicky y ellos le dieron nietos que atienden en vacaciones, que lo puedo decir yo a boca llena sí que es muy sabroso; fui su vecino por espacio de muchos años, asistí a muchas de sus famosas parrandas, mis hijos José Manuel, María Mercedes, Hernando José y Carlos José alternaron con los de ellos y jamás tuvieron una diferencia, como no la tuvieron con ninguno de sus vecinos, pues Darío y María Elisa con sus eternas sonrisas y permanente buen trato no son gente de odios sino de amor y ternura.

Darío, estaba en mora de rendirte este pequeño pero sincero homenaje, de ti falta mucho por decir, pero no hay espacio, te agrego que yo y mi familia te queremos como también apreciamos a María Elisa, a tus hijos y nietos. Un fuerte abrazo para todos y los mejores deseos porque el 2019 venga cargado de sorpresas agradables.


José Aponte Martínez