Los acuerdos de La Habana entre el Gobierno y las Farc, originaron 16 circunscripciones de paz en zonas que integran 167 municipios del país; lugares considerados como los más afectados por el conflicto armado. Recientemente la Comisión Primera del Senado avaló en primer debate la creación de las referidas circunscripciones. Esta figura política, por cierto […]
Los acuerdos de La Habana entre el Gobierno y las Farc, originaron 16 circunscripciones de paz en zonas que integran 167 municipios del país; lugares considerados como los más afectados por el conflicto armado. Recientemente la Comisión Primera del Senado avaló en primer debate la creación de las referidas circunscripciones.
Esta figura política, por cierto novedosa, levantará ampollas a unos y hará conmocionar a otros, involucra a los que pertenecen a los partidos tradicionales o existentes. Lo que busca esta iniciativa de Acto Legislativo es que en futuras contiendas electorales no participen los partidos políticos actuales, tampoco el partido político que crearán las Farc después de su desmovilización, ya que contarán con 10 curules, 5 en el Senado y 5 en la Cámara.
¿Qué se pretende? ¿Nueva forma de hacer política? El espíritu de la futura legislación es que dichas curules las ocupen las víctimas del conflicto armado, que no sean los mismos con las mismas propuestas. ¿Será entonces que a futuro veremos una nueva generación de políticos sin vicios, sin resabios y sin corrupción? Esperamos sea así; pero más que eso, lo más importante es que se vean verdaderamente representadas sus comunidades en forma integral, dando así participación a las víctimas.
Esta es una oportunidad para que en estas circunstancias se reconozcan, reparen e integren las víctimas, además surjan y salgan adelante, allí en sus territorios y no se dejen halagar por maravillas pasajeras de la civilización urbana donde han llegado a engrosar los cinturones de miseria, viviendo solo de expectativas.
Es esta una deuda histórica que tienen los partidos políticos colombianos tradicionales que llevan más de 150 años establecidos, atornillados y atados al poder, que no han sabido calar ni engranar con sus propuestas, ya que aparecen previa a las elecciones y desaparecen como magos luego de ser elegidos; esto nada significa para esa comunidad que sigue en las mismas condiciones, sin recibir durante ese periodo beneficio alguno.
Estas curules, se estima, deben ser otorgadas a organizaciones sociales de víctimas, que hayan sido declaradas como tal por el Ministerio Publico en los territorios escenarios de conflictos.
Como decía Gandhi: “La paz es el camino”. Es esta la que hay que tratar de conseguir. Por ahora tenemos un cese al conflicto Gobierno–Farc y lo que suceda en el posconflicto nos debe interesar a los colombianos; que llegue esa paz que anhelamos todos.
Lo ideal es que estas circunscripciones sean más democráticas, revestidas de real integración y representación para esas poblaciones; pero lo más importante que salgan de ese ostracismo, olvido, incertidumbre e indiferencia para que renazca una colombianidad perdida, dándole oportunidad y credibilidad a las minorías. Muchos temen que los referidos territorios donde han tenido presencia las Farc, estas puedan ejercer presión a los votantes, se espera que actúen con justeza y con talante democrático.
Los candidatos a las 16 curules además de cumplir los requisitos legales, deben ser ciudadanos que residan allí o desplazados de esos territorios que estén de vuelta a ellos. La financiación a estas campañas tendrá un carácter especial. Estas circunscripciones, ya creadas, otorgarán representación adicional en la Cámara de Representantes, dando cumplimiento a lo pactado en el segundo punto de los acuerdos sobre la participación política Gobierno–Farc.
Por Jairo Franco Salas
Los acuerdos de La Habana entre el Gobierno y las Farc, originaron 16 circunscripciones de paz en zonas que integran 167 municipios del país; lugares considerados como los más afectados por el conflicto armado. Recientemente la Comisión Primera del Senado avaló en primer debate la creación de las referidas circunscripciones. Esta figura política, por cierto […]
Los acuerdos de La Habana entre el Gobierno y las Farc, originaron 16 circunscripciones de paz en zonas que integran 167 municipios del país; lugares considerados como los más afectados por el conflicto armado. Recientemente la Comisión Primera del Senado avaló en primer debate la creación de las referidas circunscripciones.
Esta figura política, por cierto novedosa, levantará ampollas a unos y hará conmocionar a otros, involucra a los que pertenecen a los partidos tradicionales o existentes. Lo que busca esta iniciativa de Acto Legislativo es que en futuras contiendas electorales no participen los partidos políticos actuales, tampoco el partido político que crearán las Farc después de su desmovilización, ya que contarán con 10 curules, 5 en el Senado y 5 en la Cámara.
¿Qué se pretende? ¿Nueva forma de hacer política? El espíritu de la futura legislación es que dichas curules las ocupen las víctimas del conflicto armado, que no sean los mismos con las mismas propuestas. ¿Será entonces que a futuro veremos una nueva generación de políticos sin vicios, sin resabios y sin corrupción? Esperamos sea así; pero más que eso, lo más importante es que se vean verdaderamente representadas sus comunidades en forma integral, dando así participación a las víctimas.
Esta es una oportunidad para que en estas circunstancias se reconozcan, reparen e integren las víctimas, además surjan y salgan adelante, allí en sus territorios y no se dejen halagar por maravillas pasajeras de la civilización urbana donde han llegado a engrosar los cinturones de miseria, viviendo solo de expectativas.
Es esta una deuda histórica que tienen los partidos políticos colombianos tradicionales que llevan más de 150 años establecidos, atornillados y atados al poder, que no han sabido calar ni engranar con sus propuestas, ya que aparecen previa a las elecciones y desaparecen como magos luego de ser elegidos; esto nada significa para esa comunidad que sigue en las mismas condiciones, sin recibir durante ese periodo beneficio alguno.
Estas curules, se estima, deben ser otorgadas a organizaciones sociales de víctimas, que hayan sido declaradas como tal por el Ministerio Publico en los territorios escenarios de conflictos.
Como decía Gandhi: “La paz es el camino”. Es esta la que hay que tratar de conseguir. Por ahora tenemos un cese al conflicto Gobierno–Farc y lo que suceda en el posconflicto nos debe interesar a los colombianos; que llegue esa paz que anhelamos todos.
Lo ideal es que estas circunscripciones sean más democráticas, revestidas de real integración y representación para esas poblaciones; pero lo más importante que salgan de ese ostracismo, olvido, incertidumbre e indiferencia para que renazca una colombianidad perdida, dándole oportunidad y credibilidad a las minorías. Muchos temen que los referidos territorios donde han tenido presencia las Farc, estas puedan ejercer presión a los votantes, se espera que actúen con justeza y con talante democrático.
Los candidatos a las 16 curules además de cumplir los requisitos legales, deben ser ciudadanos que residan allí o desplazados de esos territorios que estén de vuelta a ellos. La financiación a estas campañas tendrá un carácter especial. Estas circunscripciones, ya creadas, otorgarán representación adicional en la Cámara de Representantes, dando cumplimiento a lo pactado en el segundo punto de los acuerdos sobre la participación política Gobierno–Farc.
Por Jairo Franco Salas